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El profesor José Luis Suárez Valero, en uno de sus entrenamientos de atletismo.

Cultura, Salud

José Luis Suárez, sobre su cáncer: «El pensamiento de arrojar la toalla desaparecía cuando le veía la cara a los niños»

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Este profesor gaditano de Procesos y Medios de Comunicación en el IES Pablo Neruda de Huelva, que ha realizado un cortometraje sobre su cáncer que se estrenará en Cines Aqualon el próximo martes día 13 de junio, a las 20:00 horas, detalla para EL LIBRE todo el proceso de su enfermedad y cómo de importante es el apoyo de la familia

190 centímetros de humanidad bien ensamblada. Tropecientas bromas entre familiares y amigos durante 48 años de vida. Franqueza y honestidad por un tubo. Trabajo a destajo. José Luis Suárez Valero siempre ha tenido una fuerza de voluntad a prueba de bombas. No en vano, salió de su Ubrique natal hace ya muchos años para cumplir su sueño de contar historias a través del objetivo de una cámara, licenciándose en Comunicación Audiovisual en 1997 por la Universidad de Sevilla. Tras muchos años batallando contra los molinos de la explotación laboral, que asola el mundo del periodismo televisivo (también el de la radio y el de la prensa escrita), tuvo los bemoles suficientes de sacarse una plaza como profesor en el Ciclo Formativo de Grado Medio de Imagen y Sonido del IES Pablo Neruda de Huelva, uno de los mejores centros educativos de la capital.

En esta entrevista, Suárez Valero, que también es doctor en Ciencias de la Comunicación y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, cuenta su experiencia con el cáncer y cómo ha logrado sacarle todo el partido a un sopapo tan fuerte, dándole la vuelta y apostando por la creatividad para difundir un mensaje de superación y concienciar a través de la realización del cortometraje Potasio 20, Etopósido, Ciplastino, producido por LaLola y dirigido por él mismo que se estrenará en Cines Aqualon de Huelva el próximo martes, día 13 de junio, a las 20:00 horas.

¿Cómo es ese momento en el que el médico le da la noticia de que tiene un seminoma, que es un tipo de cáncer testicular?

-Realmente no hay un momento como tal en el que te enteras de que tienes un cáncer. Son muchas pequeñas noticias, distanciadas varios días o semanas en el tiempo, las que te van preparando para ello. Me explico: en mi caso, acudo a un urólogo porque tengo antecedentes de varicocele (la dilatación de las venas dentro de la piel flácida que sostiene los testículos) y tenía molestias en el testículo izquierdo. Cuando el médico me explora y me hace la ecografía en la consulta, en silencio, noto que algo no va bien. Le ha cambiado la cara. Me indica que el testículo que me duele está bien, pero que ha visto algo en el derecho que le gustaría ver mejor con una eco doppler. Ya te pones en alerta. Su cara era trasparente. Dos días después me hago la doppler y en el informe aparece la palabra Loes seguida de que se requiere ampliar estudio con Resonancia. Rápidamente busco lo que son las Loes. Mal asunto. Veinte días más de plazo para tener el informe de la resonancia, cuyo resultado es el siguiente: «Los hallazgos son compatibles con proceso neoplásico (posible seminoma)». Se pide una segunda resonancia para confirmar y ya está. Confirmado. Es decir, cuando llegas al médico sólo te confirma que lo tienes porque todas las pruebas anteriores te lo han ido adelantando. Has leído los informes, ya lo sabes, pero no lo quieres admitir.

-¿Llegó a temer por su vida?

No. Los cuatro urólogos que me diagnosticaron y me operaron y mi médico de cabecera, al que tengo que agradecerle mucho, me dijeron desde un primer momento que el seminoma no acabaría con mi vida, que estaba en un estadio I, que era pequeño y que estaba bien localizado. Los oncólogos también me transmitían esa impresión. Después, el diagnóstico se complicó y tuve semanas muy malas, pero nunca temí por mi vida. Por mucho que me dijeran que tenía metástasis en los ganglios retroperitoneales y en el supraclavicular izquierdo, el mensaje de los médicos siempre fue de esperanza y a ello me aferraba. Sí es cierto que, un viernes después del primer ciclo de quimioterapia, el 4 de marzo de 2022, las defensas se me bajaron tanto que no podía con mi cuerpo. Estuve a punto de ser ingresado y tenía que hacer un esfuerzo consciente para poder respirar, ya que no tenía fuerzas ni para eso. Imagínate lo que es tener que pensar y obligarte a respirar porque el cuerpo no lo hace. Pancitopenia, neutropenia e hiponatremia. La vida se te escapa en cada exhalación. El trabajo de los profesionales sanitarios, el cariño de mi mujer que estuvo conmigo en todo momento y una ensalada a las cinco de la tarde me repuso y pude marchar a casa.

-¿Cómo de importante es el apoyo de la familia?

Es el apoyo más importante en mi caso. Tanto mi mujer Belén, como mis hijos, José Luis y Lola, que lo han sufrido de otro modo pero mucho también (creo que este sería un buen tema de estudio, lo que padecen las familias la enfermedad), como mis padres y mis suegros, que han estado ahí en todo momento, viendo la degradación física que sufres, soportando los cambios de humor. Si difícil es para los enfermos, no lo es menos para las familias. Alguna vez, cuando no puedes levantarte, cuando vomitas todo lo que comes, cuando encadenas noches sin dormir y no descansas, piensas en arrojar la toalla. Alguna vez se me pasaba por la cabeza. El pensamiento desaparecía rápido cuando le veía la cara a los niños o veía el esfuerzo que mi mujer, mis padres y mis suegros estaban haciendo por sacarme a flote.

-Muchas personas cuentan el proceso de su cáncer en las redes sociales. ¿Cree usted que esa exposición de la intimidad es positiva para que se rompa el tabú de la enfermedad?

-Cada enfermo afronta la enfermedad de una manera diferente. Están los que la sufren de puertas para adentro y hay quien prefiere exteriorizarla. En mi caso, no he usado las redes sociales pero tampoco me he encerrado en casa. Porque la gravedad de mi enfermedad me lo ha permitido he salido, he paseado, me he sentado en un bar con mi familia, nos hemos tomado uno churros y he hablado continuamente con amigos y compañeros de trabajo. Además, me ha ayudado mucho el ejercicio físico. Mi oncóloga me insistió desde el primer momento en que me vendría muy bien. Yo no tengo redes sociales pero he hecho un corto. Si contar tu historia te ayuda, sea por el medio que sea, hazlo. El tabú de la enfermedad es su propio nombre: cáncer. Normalizar la enfermedad entre pacientes, familiares y amigos sería muy importante. Es decir, a mí me ha venido bien no ocultar la enfermedad, explicarla a quien pueda entenderla y tratarla con la naturalidad de ser una enfermedad más. Mi hijo, con 12 años, fue la tercera persona que supo de mi enfermedad. Recibió el mensaje con normalidad y nunca le mentí sobre el peligro que corría. Creo que eso le ayudó a afrontarla del una manera directa en casa. Pero entiendo a quien no lo hace. Son decisiones muy personales arraigadas en el seno de la familia o en otros contextos sociales. Lo mismo ocurre con la exposición pública en redes. Si el cuerpo y la cabeza te lo piden, adelante. Pero cada enfermo es diferente a los demás.

-Ha hablado de actividad física. Usted jugaba al baloncesto de joven y, tras unos años sin practicar deporte, ahora se ha hecho runner. ¿Tiene que ver con la enfermedad que ha padecido?

Deporte he practicado siempre, exceptuando un par de años en los que me centré en el doctorado y en unas oposiciones. Como dice usted, jugué al baloncesto hasta los veintitantos y luego fui cambiando prioridades deportivas hasta que, aquí en Huelva, unos amigos me inocularon el veneno de las carreras. De hecho, el primer síntoma de todo lo que me estaba pasando lo tuve después de la Media Maratón de Sevilla, la que se celebró en octubre de 2021. La carrera fue bien, pero después de ducharme estando en la plaza del museo, sufrí un desvanecimiento y un dolor testicular que, meses después, relacioné con la enfermedad. Ahora no corro en asfalto, solo por el campo y la verdad es que mi espalda lo agradece. He descubierto el mundo del trail y me ha ayudado mucho plantearme metas a corto plazo. Pocos días después de operarme corrí por primera vez La Sonrisa de Rafa en Berrocal a un ritmo tranquilo y la terminé. Fue una experiencia excepcional. Después hice el Trail de Zalamea la Real y, el día antes de empezar la quimio, el de Riotinto, el 20 de febrero de 2022. Al final de la carrera, lloré y me abracé a mi amigo José María, que me ayudó mucho. No volví a correr hasta el mes de octubre en Valverde del Camino. Plantearme una carrera cada dos o tres semanas me ayuda, ya que hace que te centres en la carrera y olvides otros temas que igual no son beneficiosos.

-¿Por qué hay tanto cuarentañero ahora corriendo todo tipo de distancias, incluso medias maratones y maratones?

Creo que las políticas públicas de popularización del deporte que se pusieron en práctica por parte de casi todos los ayuntamientos de España durante los años 80 dieron sus resultados entonces y siguen dándolos ahora. Si se fija, una de las categorías más numerosas de las carreras populares, trails, etcétera, es la de veteranos y creo que, en parte, la razón pasa porque hemos vivido el deporte de base desde pequeños y lo hemos mamado. Vivimos primeros grandes éxitos del deporte español y unos Juegos Olímpicos en Barcelona. Creo que eso que vivimos por primera vez en nuestra generación y que ahora está normalizado por los más jóvenes puede haber influido en que sigamos practicando deporte.

Por otra parte, la necesidad del ser humano de sentirse bien esta detrás. Sentirse bien consigo mismo, con el entorno… Yo puedo hablarte de mi experiencia ya que disfruto mucho cuando salgo al campo a correr, muy temprano normalmente. Estos días de junio que ha llovido me ha encantado salir y oler la vida en una rama de lentisco o de brezo, cruzarme con una liebre, atravesar un arroyo y meterme en barro hasta los tobillos… No sé, son esas pequeñas cosas…

-Ahora el cáncer de testículos es un tema de actualidad porque lo padece Manu Sánchez. Usted, que ya lo ha superado, ¿qué consejos le daría?

Consejos ninguno. No creo que mi experiencia pueda servirle. Manu es Manu y José Luis es José Luis. Las circunstancias cambian de una persona a otra. Por parecidos que sean nuestros casos, creo que nada de lo que yo pueda decirle o recomendarle le ayudaría. Solo le deseo que pase una quimioterapia que le deje pocas secuelas y que las que le queden pueda ir trabajándolas para minimizarlas.

-¿Cómo se le ocurrió hacer un cortometraje sobre su enfermedad? ¿Cuál es el objetivo de este corto?

-El tratamiento de cualquier enfermedad es aburrido. He leído mucho y escuchado buena música, he visto mucho cine y muchas series… Cuando el primer día de quimio iba con mi mujer camino del hospital, caminando, saque el teléfono móvil y me puse a grabar unos cuantos planos. Al llegar a la habitación, antes de iniciarlo, se me ocurrió preguntarle a mi mujer algunas cosas y la grabé. Poco a poco me fui animando y pensé que podría tener una historia para contar a mis hijos y a otras personas que puedan verse en esta situación. Cuando acabé la quimio pensé que me podría ayudar en la recuperación. Lo primero sí. Lo segundo no. No me ayudó, porque visionar el material grabado fue duro. Pienso en los mecanismos de defensa que tiene nuestro cerebro, ya que apenas recordaba unas cuantas imágenes. Lo había olvidado casi todo y lo estaba reviviendo. Comencé el montaje 10 veces y otras tantas veces lo dejé. No podía. Hoy te digo que me alegro de haberlo hecho, porque he hecho lo que quería hacer. Además, tiene una música muy bonita del grupo McEnroe, el tema Cerezas, que me ayudó mucho cuando peor lo pasaba y creí que tenía que estar en la historia. Gracias a la generosidad de Ricardo Lezón y Subterfuge Records, la canción suena en el corto.

-Para terminar, ¿cómo vamos a ganarle la batalla al cáncer, que es la verdadera pandemia del siglo XXI?

-No soy especialista en estos temas y, por tanto, me parece osado por mi parte sentenciar al respecto. Sin embargo, tengo una opinión formada pensada en estos meses y creo que al cáncer, o a los muchos cánceres que deberían ser tratados como enfermedades diferentes, se le puede ganar con dos acciones: prevención e investigación. Cada cáncer tiene sus factores de riesgos externos al margen de los genéticos y, si se incide sobre ellos, creo que las cifras podrían ir disminuyendo. Sin embargo, cuando hablo con los oncólogos no me hacen ser optimista, ya que el porcentaje de población que habrá sufrido o sufrirá cáncer en los próximos años será muy alto.

Lo dicho. Honestidad brutal en un hombre que, sin comerlo ni beberlo, se ha convertido en un ejemplo vivificante para cualquier persona que esté sumida en el bloqueo vital, producido por cualquier circunstancia. Cada persona tiene una historia detrás de caídas, paseos por el alambre, saltos al vacío sin red, comodidades no valoradas y frustraciones limitantes. Y es importante conocer casos como el de José Luis Suárez para entender que no se entiende la existencia sin espinos, que la crisis que padece alguien en un momento dado se puede sobrellevar con amor, perseverancia, sentido del humor, diálogo y creatividad. Y se puede salir del fango del Pantano de los Hurones con el deporte por bandera y con el cariño, indispensable, de tus seres queridos.

Este relato de superación se podrá ver en el cortometraje Potasio 20, Etopósido, Ciplastino, que estará disponible en este enlace a partir del 15 junio.


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Un comentario

  1. Candido Esteban Pan

    Me he emocionado, desde joven lo he considerado uno de los mejores jóvenes que hemos entrenado. Ahora tengo una sobrina en el equipo, me recuerda mucho a él. Eso me da satisfacción , alegría y ahora mucho más. Abrazos. Buena entrevista.

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