El PP ganó las elecciones en Castilla y León, pero sin alcanzar ninguno de sus grandes objetivos. La suya fue una victoria amarga. Buscaba repetir la gran victoria de Madrid y la mayoría absoluta para gobernar en solitario, pero pierde votantes, casi empata con el PSOE y ahora depende de Vox para gobernar
Las elecciones han demostrado cinco grandes verdades: el PSOE de Sánchez es débil y huele a derrota; al PP le falta potencia y atractivo para derrotar con la suficiente fuerza a un PSOE desgastado por los abusos del sanchismo; Vox es una fuerza ascendente que ya es la tercera de España y con capacidad de decidir gobiernos; Podemos sigue agonizando lentamente; y Ciudadanos está herido de muerte y condenado a desaparecer o a ser irrelevante.
Castilla y León ha puesto las cosas en su sitio: el PSOE de Sánchez está seriamente desgastado y huele a derrota, pero el PP de Casado carece de fuerza suficiente para noquear al sanchismo herido, mientras que Vox se consolida como fuerza ascendente, que ya es la tercera del país, y adquiere poder suficiente para decidir gobiernos. Ciudadanos se extingue, víctima de sus errores y bandazos, un comportamiento que exaspera a los ciudadanos, y Podemos se apaga cada día un poco más.
El gran error de Casado fue creer que la gran victoria electoral alcanzada en Madrid fue obra del PP, cuando en realidad fue una victoria personal de Isabel Díaz Ayuso, cuya figura sale reforzada de la contienda castellano leonesa. Casado quiso frenar en seco la ascensión irresistible de la presidenta madrileña con una contundente victoria en Castilla y León, pero, en lugar de eso, ha metido a su partido en un callejón oscuro, donde para gobernar tendrá que someterse a Vox y ha convertido a Isabel en la gran esperanza de la vieja derecha.
El PSOE de Sánchez, por su parte, ha sufrido otra derrota y ya van dos seguidas, lo que amenaza con convertirse en una tendencia. A pesar de la propaganda agobiante, del río de millones que emplea para comprar votos, medios y voluntades, de sus medidas populistas y electoralistas y de su constante ostentación de poder, los ciudadanos, a la hora de votar, se fijan más en sus injusticias, arbitrariedades, abusos, codicia y despilfarros. Y decide castigarlo en las urnas.
Lo ocurrido en Castilla y León obligará al PP a replantearse el liderazgo de Casado, pero es probable que no lo haga porque el partido es demasiado vertical y tiene cerradas las puertas a los debates internos sinceros y creativos, del que hoy saldría, sin duda, un nuevo liderazgo con fuerza suficiente para enterrar al sanchismo herido.
El PP es un partido tocado por la desgracia, experto en cometer errores que le cierran el futuro. Ahora es el momento de rematar al sanchismo con un liderazgo ilusionante y positivo, pero ni siquiera se plantea esa opción y seguirá, probablemente, con la oposición flácida de Casado, un dirigente tan blandengue y parecido a Rajoy que da lástima.
Una clase política ciega y torpe
Los castellano-leoneses han mostrado a todos el camino y el rumbo que España debe tomar, pero la clase política española, ciega y torpe por la corrupción y la prostitución de la democracia, no es capaz de verlo. En lugar de abrir las puertas al aire fresco y a la regeneración, seguirá por las tristes y decadentes rutas de la socialdemocracia, que comparten casi con igual entusiasmo el PSOE y el PP, despreciando la revolución que los españoles les están poniendo en bandeja, la de una España que renace, con impuestos bajos, apoyo a las empresas, apuesta por la libertad, la justicia independiente y la prosperidad, con menos subvenciones y apoyos a los vagos e inútiles, con más control de la inmigración, más rigor frente al separatismo traidor, más seguridad en las calles, con vocación de fortaleza, reindustrialización, creación de empleo y una prosperidad que todavía están al alcance de la mano, a pesar de los daños que los gobiernos han causado a la nación en los últimos años.
Por desgracia, ese programa de regeneración y resurgimiento de España, que se parece mucho al de Vox, está lejos de las miserias e intereses de los dos grandes partidos, PSOE y PP, y de sus socios nacionalistas, que parecen haberse confabulado para hundir cada día más a España en la decadencia, la debilidad y el desprestigio internacional.
Yo creo que los obreros se han cansado de luchar tanto en la política para que sus necesidades sean resueltas.
No es lógico que haya pelea por esta causa, como las hay.
Si los pobres necesitan que no les cobren tantos impuestos porque no tienen dinero para pagarlo lo más normal es que se lo solucione el problema sin guerras de partidos políticos.
Y necesitan una vivienda lo más normal es que la tengan sin que tampoco tenga que existir una guerra de partidos políticos.
Si necesitan una sanidad en condiciones y dinero para mantener y crear una familia esto se lo tienen que facilitar y no crear una guerra entre políticos.
La gente está cansada de tener que votar a partidos que tengas la intención de defenderla sin poderlo conseguir porque otros partidos se oponen.
Y yo creo que es tan grande el cansancio que tiene la gente que ya no mira ni quiénes son los buenos ni quiénes son los malos, lo único que quieren es romper con el sistema.
Precisamente estaba cavilando de ese tema, porque aquí en España está subiendo muchísimo la ultraderecha; yo creo que la gente se ha cansado de la lucha de poder entre izquierda y derecha sin conseguir que sus derechos sean resueltos por un acuerdo entre las dos fuerzas…
Parece que las palabras y la lucha no han dado resultado… Es por eso que la gente prefiere un partido que no siga esta misma ruta, sino que rompa con todas las normas establecidas por ellas
Farsantes disfrazados de libertarios.
Cuando la Democracia dé espaldas a la razón, los desenlaces siempre son sistemas autoritarios.
Yo creo que el triunfo ascendente de Vox ha tenido como cómplices a los medios de información de este país qué son la mayoría afines al partido.
Ya sabemos en qué campo están jugando todas ”las marcas» de los medios de comunicación, no nos extrañan sus argumentos.
No nos extraña que no se asusten ni se encolericen lo mismo que cuando gana algún partido de la izquierda…
Si hubiese sido Pablo Iglesias en vez de Abascal el que triunfa hubiera habido una lluvia de descalificaciones por parte de toda la prensa de este país.
Pero como es la ultraderecha la que sube, no se le hace crítica….