El consejero de Salud, Jesús Aguirre, reconoce que solo se ha vacunado al 50,4% de las personas mayores de 80 años en Andalucía. Hay dos principales motivos: la carencia de dosis por la falta de profesionalidad de las empresas farmacéuticas y los ‘trincavacunas’
Llevamos cerca de tres meses de pinchazos y la sociedad andaluza vive en una continua interrogación con alguna que otra certeza. Asistimos a un circo de tres pistas en el que las farmacéuticas actúan de vedetes y el resto de actores secundarios se encuentran eclipsados por los caprichos y los bandazos de estas estrellas del firmamento científico. Y, entre medias, se cuela algún mono vestido de esmoquin que chilla hasta el infinito por atrapar la jeringuilla antes que nadie. Se podría adaptar la famosa frase acuñada por el poeta estadounidense con raíces escocesas William Ross Wallace en el siglo XIX: la mano que mece la (va)cuna es la mano que domina el mundo.
La vacunación en Andalucía es un claro ejemplo para explicar la definición de la expresión a salto de mata: «Desordenadamente, sin plan, cogiendo la ocasión que se presenta». El Plan 24×7 saltó por los aires en el momento en el que altos cargos como el director gerente de la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias, José Luis Pastrana, se vacunaron cuando no les tocaba. ¿Cuántos más habrá? Por ahora, el Gobierno andaluz niega la mayor, pero la transparencia es vital y, si no, que se lo pregunten al presidente de la Región de Murcia (PP).
Entre los trincavacunas que se saltan la cola y la falta de profesionalidad de las grandes farmacéuticas (cuando no falla Pfizer-BioNTech en la entrega, falla Moderna o falla AstraZeneca), el consejero de Salud de la Junta de Andalucía, Jesús Aguirre, tiene un enorme sapo encima de la mesa que no sabe cómo tragarse. Porque el tema candente, del que todo el mundo habla, a todas horas, es la vacunación: «¿Te han vacunado ya? ¿Primera o segunda dosis? ¿Te ha dado reacción? ¿Sabes cuándo nos toca a los que tenemos entre 45 y 55 años?».
Navegando por todo este maremágnum de negociaciones con el Ministerio de Sanidad, la Unión Europea y los multimillonarios que han impulsado las vacunas que se están usando en España, Aguirre reconoció en rueda de prensa que, a día de hoy, solo ha sido vacunado el 50,4% de las personas mayores de 80 años en Andalucía, la mitad con la segunda dosis. En números enteros, esto significa que, de los 460.000 octogenarios que hay en la región andaluza, solo han recibido el pinchazo unos 230.000. «A los mayores de 80 años les pido muchísima paciencia», dice Aguirre. ¿Más aún?
El resto tendrá que esperar, porque el tiempo pasa inexorablemente y ya hay que empezar a vacunar con la segunda dosis de Pfizer o Moderna (esta semana Andalucía ha recibido cero dosis de Moderna, por cierto) a esos 230.000 ancianos. «Dentro de dos semanas se podrá llamar a 25.000 nuevos mayores de 80 años para la primera dosis», afirma Aguirre, pero otra frase pronunciada por él genera incertidumbre: «No podemos saber el número de vacunas que nos van a ir llegando«. La gente empieza a estar cansada y el hartazgo pandémico hace mella en muchas personas que ya empiezan a bajarse la mascarilla y a subir su grado de indignación.
Entre cohortes anda el juego
El consejero de Salud, superada la crisis de los culillos, se atreve a dar fechas y cifras concretas, aunque el proceso de vacunación siga pareciendo una carrera de obstáculos con vallas más altas de la cuenta: «En la primera quincena de abril podremos llamar a la cohorte de 75 a 80 años y, para finales de abril, a los de 70 a 75 años si llegan las vacunas suficientes». Siempre a expensas de que los grandes emporios farmacéuticos tengan a bien cumplir los contratos que tienen firmados con la Unión Europea, en los que han dejado por escrito una expresión que les podría salvar el culo ante una posible denuncia por parte de los gobiernos europeos: «Haremos lo posible por cumplir con las entregas acordadas». Lo posible…
¿Tan poca capacidad de presión tiene la UE sobre Pfizer, AstraZeneca y Moderna? Se ve que estamos en manos de esos empresarios, salvadores del mundo para unos y mercenarios inmorales para otros debido al desvío de millones de dosis, que han volado embriagadas por el sonido del vil metal hacia Australia y otros países de fuera de la UE sin mirar atrás. No se comercia con vidas humanas. No se mercadea con la ilusión de una persona mayor que lleva sufrido un infierno en vida en el último año.
Los trombos, otro mazazo
Dinamarca, Noruega e Islandia han suspendido hoy la vacunación con AstraZeneca contra la covid-19 tras registrar «graves casos de trombos». Esta noticia de impacto hay que ponerla en cuarentena hasta saber a ciencia cierta que los pocos casos que se han dado están directamente relacionados con el suero de la farmacéutica con sede en Cambridge.
Luxemburgo, Letonia, Estonia y Lituania también han apostado por dejar de vacunar con el antídoto de la farmacéutica británica hasta que la Agencia Europea del Medicamento estudie la situación a fondo y aporte más información. La ministra de Sanidad española, Carolina Darias, ha confirmado que esta misma mañana está desarrollándose una reunión de los expertos de esta institución en su sede de Ámsterdam para analizar a fondo la situación.
«Estamos pendientes de que AstraZeneca nos autorice el uso de su vacuna en las personas que tienen entre 55 y 65 años»
Jesús Aguirre, consejero de Salud
Con este panorama, lo que dijo Aguirre el pasado martes («Estamos pendientes de que AstraZeneca nos autorice el uso de su vacuna en las personas que tienen entre 55 y 65 años. Es un grupo que se me ha quedado colgado y estoy pidiendo esa autorización vehementemente») se quedaría en suspenso. Muchos de los integrantes de esa cohorte estarán pensando: «¡Que no la autoricen!». Eso sí, la Junta anuncia que podría utilizar la vacuna Sputnik siempre y cuando la apruebe la Agencia Europea del Medicamento. Tampoco se descarta el antídoto chino ni la que produce el laboratorio del célebre champú. Rien ne va plus.
En definitiva, los saltimbanquis, contorsionistas, elefantes, monos y prestidigitadores van pasando por este escenario oscuro, en el que todo comenzó un 27 de diciembre con los colores del arco iris y, poco a poco, se ha descubierto que el maquillaje del payaso se ha corrido, el domador no se ha atrevido a meter la cabeza dentro de las fauces del león y el trapecista ha saltado al vacío con su mejor sonrisa… Pero no había red.
Con tanta dejadez y falta de profesionalidad, no me fío de ninguna vacuna que llegue a vandalucía. De momento no me preocupa xq no entro en riesgo de vacunaciones.
El artículo, como todos en El Libre, está magníficamente documentado, impresionante, con todo lujo de referencias.