La última rueda de prensa en la que apareció Catalina García data del 21 de marzo. En estos casi seis meses, ha habido un deterioro considerable de la sanidad pública en Andalucía y se han tratado asuntos sanitarios en el orden del día por los que los periodistas que se desplazan al Palacio de San Telmo todos los martes no le han podido preguntar
No hizo acto de presencia cuando se actualizaron las listas de espera y se supo que los tiempos de espera eran insostenibles. No estuvo presente para explicar la modificación de la orden que incluía a la Atención Primaria (AP) en los conciertos del SAS. Tampoco quiso subirse al atril para explicar la robotización del servicio de Salud Responde ni para dar explicaciones acerca de la falta de médicos en los centros de salud. Y, por supuesto, no hizo acto de presencia para abordar el cese del gerente del Área Sanitaria de Osuna, Celso Ortiz, por multitud de irregularidades en distintas contrataciones (una práctica denunciada hace más de un año por Luis Escribano en EL LIBRE). El escudo es Ramón Fernández-Pacheco que, como portavoz del Gobierno andaluz, tiene la función de contestar las preguntas de los periodistas, sea cual sea la temática.
Sin embargo, Salud es una consejería especial, con muchas aristas y recovecos, y hay que tener un profundo conocimiento para contestar con criterio cualquier cuestión. La persona indicada es Catalina García, una enfermera de profesión que fue viceconsejera de Jesús Aguirre y que, desde hace más de un año, es la responsable de capitanear un barco que hace agua por su deficiente gestión.
Ha conseguido tener en su contra a todos los colectivos del SAS, ya que ha incumplido pactos de la Mesa Sectorial, como la no actualización de la Bolsa de Empleo Temporal en tiempo y forma y el acuerdo especial al que llegó con el Sindicato Médico Andaluz, por el que se reducía la ratio médico/paciente (los facultativos de AP iban a ver a 35 personas cada mañana como máximo (los pediatras a 25), completando su agenda por las tardes con un número limitado de pacientes, pero los directores de distintos distritos de Atención Primaria del SAS de toda Andalucía presionaron a los médicos de Atención Primaria para que «voluntariamente» firmasen un documento renunciando a esa limitación).
¿Para cuándo las explicaciones pendientes?
Tampoco se la vio por San Telmo a principios de julio, cuando colgaron el cartel de la vergüenza en el centro de salud de Lebrija poniendo en negro sobre blanco que «no había citas médicas por falta de profesionales«. No hemos podido preguntarle todavía por la situación que se vive en Hornachuelos (Córdoba), donde el pediatra sólo pasa consulta un día a la semana desde hace años. Y tampoco por las largas colas a primerísima hora de la mañana para coger cita (olvídense de Salud Responde) en centros de Huelva (El Molino y Punta Umbría, entre otros) o Málaga (San Luis de Sabinillas y Torre del Mar, entre otros). También sería genial poder preguntarle por ese cambio de carteles en los centros de salud, en los que se omiten derechos fundamentales del paciente.
En este medio año, la señora García se ha dedicado a visitar obras y a ir a ferias como Expohuelma, un certamen ganadero, entre otras actividades. No ha tomado las riendas de su gestión para solucionar los graves problemas que afectan a la sanidad pública. Siempre saca a colación el mismo mantra: «No hay médicos, no hay enfermeros». Ella le echa la culpa al Gobierno central, porque no saca las suficientes plazas MIR, pero la cruda realidad es que los mejores profesionales se van, como los futbolistas, porque les hacen mejores ofertas en el extranjero. Éxodo ante la excesiva presión asistencial y las muy mejorables condiciones económicas con respecto a otras comunidades autónomas y con respecto a otros países, como Reino Unido o Francia. Todos estos son los temas que Catalina quiere evadir con su no comparecencia reiterada en la sala de prensa de San Telmo.
Enfermos impotentes por la decadencia del sistema
La propaganda es inherente a la vida política, pero lo crucial para el ciudadano es que los gestores solucionen problemas primordiales que condicionan su día a día. Y no hay nada que más pueda subyugar que una enfermedad que no se cura. Por todo ello, Catalina tiene que dar la cara, porque hay gente con dolencias serias que imploran que la sanidad pública les acoja, les cuide y les dé la cobertura que necesita. Es nuestro derecho como ciudadanos que pagamos impuestos. Y los andaluces también tienen derecho a que la responsable de Salud y Consumo aparezca, aunque sea de vez en cuando, en la rueda de prensa del Consejo de Gobierno, que es televisada todos los martes en el canal Andalucía Televisión, para dar explicaciones y exponer sus argumentos. Y abordar los temas de frente, sin ponerse de perfil. ¿Por qué se han cerrado todos los centros de tratamiento de infecciones de transmisión sexual de Andalucía, tal y como adelantó Antonio Barreda en este periódico?
Recientemente ha concedido una entrevista a un medio de comunicación para hablar de la Fiebre del Nilo Occidental, sacando pecho por tenerla controlada con los protocolos activados. Bien. Pero, ¿por qué no abordó en esa entrevista las continuas reclamaciones que recibe el SAS por parte de usuarios que llevan un año esperando una prueba diagnóstica o una operación o las malas condiciones en las que subsisten las áreas de Salud Mental de los hospitales?
Del conjunto de consejeros que forman el Gobierno andaluz actual, Catalina García es la que menos ha comparecido en la rueda de prensa semanal, siendo su cartera una de las más importantes de la Junta de Andalucía. Después de casi seis meses de mutismo, ¿tendremos la suerte de poder preguntarle mañana (el Consejo de Gobierno se celebra los martes, salvo alguna excepción) por estos y otros asuntos que afectan sobremanera a la salud de los ciudadanos andaluces?
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