rojas marcos y juanmamo

Juanma Moreno Bonilla y Alejandro Rojas Marcos. / JUNTA DE ANDALUCÍA

Historia, Opinión, Política

La bandera andaluza traicionada

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Estos días asistimos a una de las mayores mentiras jamás contadas a un pueblo, el día de la bandera de Andalucía. Hecha por un partido que hoy gobierna una Junta de Andalucía que no creía en la autonomía de Andalucía y que pidió la abstención el 28-F. Y todo ello con el silencio cómplice de los medios de comunicación que callan y ocultan el verdadero relato de la historia

Ahora junto a la bandera andaluza ensalza nuestro presidente Juanmamo a Rojas Marcos, un tipo que ha hecho un daño irreparable a Andalucía. Si ese es el nuevo referente andaluz no puedo sino sentir una profunda vergüenza infinita.

Yo estuve el 4-D en la manifestación de Sevilla por la autonomía de Andalucía, que era lo que se pedía, un estado asimétrico donde las regiones tuvieran voz y gobierno, lejos del estado centralista que trajeron a mi tierra desde los tiempos de los Reyes Católicos. Y ese anhelo no era más que un quejío por el sufrimiento acumulado de siglos de conquista, de humillación, de silencio y de dolor. Un mundo andaluz al que no habían llegado aún ni las luces ni tan siquiera los derechos del hombre. Se exigía el 4-D avanzar el reloj de la historia no años, sino siglos.

El espíritu del 4-D se cubrió de muerte

El espíritu festivo del 4-D fue empañado por la muerte del joven García Caparrós en Málaga. Una muerte sobre la que se han echado toneladas de cal viva y cuyas actas de sesión del Parlamento estuvieron años y años secretas. Nadie debía saber, nadie debía preguntar. Una muralla de silencio y de olvido, un mar de abandono y de preguntas que nunca se contestaron se posó sobre la memoria y sobre la tumba de Manuel José García Caparrós.

Yo estuve allí. Y lo recuerdo todo. Recuerdo hasta a los de Fuerza Nueva. Nada he olvidado ni olvidaré. Mi pueblo bajaba su hambre de siglos del monte al río, donde el recuerdo terrible de la emigración calaba todavía en sus venas como plomo hervido recorriendo todo su cuerpo. El dolor de la pobreza era tal que no había ojos que no lloraran al verla desde las ventanas del sufrimiento, ni calles que no la miraran a los ojos. Mi pueblo venía herido de siglos de opresión y de silencio obligado a punta de opresión, de látigo y de pistola. Un pueblo al que solo le habían enseñado a rezar y a callar.

La garganta que reclama siglos de historia

El quejío acumulado de siglos surgió de la garganta del pueblo andaluz ese 4 de diciembre. Soleado, con las calles abiertas en canal para recibir la ilusión de ser libres por primera vez desde la batalla de las Navas de Tolosa. Un pueblo que tenía el estigma del llanto y de la desgracia eterna desde su nacimiento, un pueblo que no se atrevía a gritar su pena porque temía la terrible represión del señor. Eso es lo que se liberó el 4-D, el inmenso deseo de libertad, de ser pueblo, de entrar en la historia por la puerta grande. Y el símbolo de la bandera, aquel símbolo, nos unió a todos, con la esperanza de que el nuevo amanecer sanaría las profundas heridas que nos habían causado tantos siglos de dominio y de abuso.

Esa llama fue la que prendió aquel día. Era el nacimiento de un Mesías coronado blanco y verde, un portador de que todo lo anterior había muerto. Era el sueño verde que te quiero verde, verde rama, verde sangre, verde los ojos de la esperanza, verde la sonrisa de la alegría de todos los patios de Córdoba, verde de toda la belleza de la Alhambra, verde del mar cálido de la costa desde Huelva a Almería, verde la montaña y verde los ríos que daban nombre a la canción de un pueblo que cortaba sus cadenas medievales y exigía estar en la mesa donde estaban los pueblos que decían tenían derecho a ella.


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7 comentarios

  1. Trinidad

    Pero algunos sí ganaron con esa autonomía. Sin embargo, a otros les tocó perder y entrar en el ostracismo. El que quiera entender, que entienda

    • Araceli Entrena

      Granada empezó a perder en aquel momento y no ha dejado de caer y perder todo. Hasta a sus hijos. Yo tengo dos, uno en Ámsterdam y otra en Madrid.

  2. Joaquín

    Las batallas se ganan poco a poco, más cuando los contrarios tiene el poder y nosotros los infantianos las escaramuzas y el asalto por sorpresa, vamos ganando pico a poco a ver si de una vez el Pueblo se ve representado por infantianos

  3. Lucía Ramos

    Si uno tiene buenas razones para uma acción, no debe ser disuadido porque tenga también malas razones. Es un lugar en el que se entra
    llena de su presencia y del cual hay que evitar salir llena de desilusión.
    Si alguna causa nos empujara a encontrarnos en el límite mudo, aquí comprenderíamos que las cosas pueden estar y no estar al mismo tiempo. En esta línea divisoria entre apariencia y realidad….»echas el quejido», será como escuchar un sonido inaudible…
    Indivisos y activos seguiremos viendo el verde, el verde…el que qiero, verde…y así… Poner el verde fuera de toda duda.

  4. M Muñoz

    Nunca creí en el régimen autonómico y más siendo de Granada mi provincia desde entonces no ha parado de ir cuesta abajo y lo que le queda.Si no reaccionamos Granada será un erial.

  5. Salvador

    Dividir, para apoderarse de lo fragmentado?.
    La solución es España y el problema ha sido siempre Europa junto a todo lo demás.
    Las autonomías no han sido capaces de construir absolutamente nada, destrucción es lo único que han traído porque no han tenido los recursos humanos inteligentes para construir absolutamente nada.

    A veces, es necesario descender hasta el más profundo de los fracasos para darse cuenta de la inviabilidad de ciertos tipos de proyectos,es necesario el fracaso rotundo para que la gente se dé cuenta de las incompatibilidades con la realidad.
    Cuestión de tiempo, y allá los que vivan cuando llegue el momento y tengan que pagar las consecuencias de los disparates cometidos anteriormente.

  6. Lucía Ramos

    Con todos mis respetos, pero,
    ando tocando fondo todavía.

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