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El amor es la clave de todo.

Opinión

Una reflexión sobre el amor

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Ante una sociedad que valora el éxito, el dinero y otras formas de poder, parece que cosas tan sencillas como la amistad, el amor y la familia no sirven para nada. Pero cuando estas cosas ‘inútiles’ no están, al principio parece que no pasa nada. Luego, poco a poco, se hunde todo y se descubre que son esas cosas las más importantes para vivir, que sin esas cosas que parece que ‘no sirven para nada’, la vida ‘no sirve para nada’

Se ve que ese querer ser más, ser valorado es un auto-enamorarse patológico, fruto de un egoísmo que va siendo destructivo. Por eso, la naturaleza nos hace salir de nosotros mismos, con pasiones como el enamoramiento, la maternidad-paternidad, la amistad, para poder darnos a los demás y así ser felices (esto, en clave cristiana, es que somos imagen de Dios, que es amor, y al amar tenemos sentido, nos hacemos más a semejanza de Dios, nos realizamos como personas). La persona se realiza con el don sincero de sí.

Para vivir, naturalmente, necesitamos respirar, agua, alimentación… Con lo básico material resuelto, podemos vivir plenamente lo importante en la vida: sentirnos amados, y amar.

Es mucho mejor que polarizarse al éxito y la fortuna. Cuentan de una mujer que salió de su casa y vio a tres ancianos de barbas largas sentados frente a su jardín. Como no los conocía, les dijo:

-No creo conocerlos, pero tal vez tengan hambre. Por favor, entren a mi casa y coman algo.

La mujer invitó a los hombre a entrar a su casa.

-No podemos pasar los tres juntos, explicaron los ancianos.

-¿Por qué?, quiso saber ella. En ese momento, uno de los hombres señaló hacia los otros dos y dijo:

Él se llama Riqueza y él Éxito. Mi nombre es Amor. Entra y decide con tu familia a cuál de nosotros tres desean invitar.

La mujer entró en su casa y contó la historia. El marido se puso feliz:

-¡Qué bueno! Ya que así es el asunto, invitemos a Riqueza. Dejemos que entre y llene nuestro hogar de abundancia. La esposa no estuvo de acuerdo.

-Querido, ¿por qué no invitamos a Éxito?

La hija tuvo una idea:

-¿No sería mejor invitar a Amor? Entonces nuestro hogar estaría lleno de amor.

-Hagámosle caso a nuestra hija, dijo el esposo a su mujer.

Ve e invita a Amor a que sea nuestro huésped.

La esposa salió y les preguntó a los ancianos:

-¿Cuál de ustedes es Amor? Deseamos que él sea nuestro invitado.

Amor se puso de pie y comenzó a caminar hacia la casa. Los otros dos ancianos se levantaron y lo siguieron. Sorprendida, la mujer les preguntó:

– Sólo invité a Amor, ¿por qué vienen ustedes también?

Los ancianos respondieron al unísono: «Si hubieras invitado a Riqueza o a Éxito, los otros dos hubiesen permanecido fuera, pero invitaste a Amor, y donde sea que vaya Amor, nosotros vamos con él”.

La sabiduría de escoger el amor

Es la sabiduría de escoger el amor por encima del dinero y el éxito, pues estos sin el amor no valen nada. Y, escogiendo al amor, vienen también de su mano. Ante tanta angustia de gente con dinero, podemos decir: ¿de qué le sirve a una persona tener muchísimo dinero para comprarse el apartamento más lujoso en el edificio mas alto de New York si de lo único que tiene ganas es de tirarse por la ventana?

Y este amor que abarca, en primer lugar, a nuestros seres cercanos, no se limita a ellos sino que ha de tener una amplitud universal. Nuestra sociedad está globalizada, estamos todos interconexionados, y lo que pasa en la otra parte del mundo tiene que ver conmigo. Es una sociedad multicultural, multilingüistica, multireligiosa, en la que hemos de ser conscientes, por primera vez en la historia, de que somos todos como los siameses: “Si tú te levantas, yo me levanto; si tú te caes, yo me caigo”. Este tiempo de crisis ha de servir para ser más conscientes de qué es lo importante en la vida. De que no somos islas sino que vivimos y somos con los demás. Que hemos de pasar del choque de civilizaciones a una alianza de civilizaciones. Que los bloques capitalismo-socialismo ya no están en la geografía sino en toda sociedad, y que son malos pues anteponen la estructura y la ideología a la persona. Que hemos de proteger los derechos de la persona, y construir un bien común que lo sea de verdad. El mundo entero, con sus miles de millones de personas, ha cambiado estos meses, pero ha de seguir esa transformación.

Además -y es otro punto clave- surge más el espíritu de servicio. Las organizaciones de ayuda social (por ejemplo, Cáritas ha aumentado en más de un 30% las ayudas) como también las comunidades de vecinos y las ayudas particulares de unos con otros, nos hacen ver que todos estamos unidos y hemos de atender las necesidades de los demás. Ojalá sea cierto aquello que propuso la película Cadena de favores, que cada uno ayudemos a tres personas a nuestro alrededor. Hemos visto esta dedicación en muchos médicos y demás personal sanitario, y que vivir ese servicio es también cuidar de uno mismo, pues si no estamos bien, no podríamos ayudar a otros.

También la pandemia nos ha abierto los ojos para descubrir la importancia de las relaciones humanas. Valoramos así la amistad, la familia, los que nos son más próximos. Sin duda, la falta de control emotivo ha provocado que las relaciones más endebles pudieran terminar en rotura (más divorcios, por ejemplo). Pero si se crece en esa gestión emocional, aunque un confinamiento más o menos serio puede generar tensiones en la familia al estar mucho tiempo juntos, estas tensiones se superan con un entrenamiento que puede generar más respeto, buen humor y sobre todo perdón.

El egoísmo no es solución. El aislamiento no es solución. Lo que salva es la solidaridad. ¿Podemos aprender de esos momentos de crisis? La investigación conjunta para encontrar la curación lleva por nombre Solidaridad. Para mí, significa que es de justicia preocuparnos los unos por los otros, de una vez por todas. Aprender de la historia y salir reforzados de tantas experiencias, que nos enseñan que no podemos cerrarnos a las necesidades de los demás, que estamos todos unidos. Estos días podemos hacer un parón, pararnos a pensar de qué sirven tantas cosas que no son esenciales: tanta producción sin cuidar la Tierra que nos acoge. De qué sirve tener más dinero en el banco si uno muere solo en un hospital. Pensar que el amor es la esencia de la vida. Que el amor es fraternidad. Que la solidaridad es justicia. Que si murieron ayer en China, hoy morirán aquí.

Las personas pueden unirse en torres humanas de varios pisos, donde cada hombro aguanta el peso de los demás, de cada uno depende la consistencia del conjunto. Estos días estamos descubriendo que, unidos, podemos hacer lo imposible, que la verdadera revolución es el amor que además nos llena de buenas vibraciones, vence todo miedo que es causa de debilidad y nos llena de buenas vibraciones para vencer todo. Parafraseando un dicho, podemos decir que la persona es co-ser, ser con los demás. Y así la vida es coser y cantar.


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9 comentarios

  1. Luciano Pou

    Gracias Paco!

  2. Julian

    Muy buen artículo!

  3. Raquel

    Precioso, Luz y amor ❤️❤️para todos

  4. María Victoria Sanchez Zamorano

    Me ha encantado el artículo. En estos tiempos que corren necesitamos estos mensajes que tocan lo más importante para el hombre:Amor,esperanza,amistad..etc

  5. Muchas gracias por la información. Gran aporte de esta web. Reciba un cordial saludo!

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