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Los pacientes crónicos de salud mental necesitan una atención sanitaria continuada y de calidad.

Salud

Testimonio sobrecogedor de una paciente crónica de salud mental (II): «El SAS ha recortado a lo bestia»

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Cordelia finaliza el relato sobre su enfermedad y sobre cómo el Servicio Andaluz de Salud le pone continuas trabas para recibir sus tratamientos

«Me obligo a llevar la agenda de mis hijos, a llevarlos al colegio y a limpiar la casa. Intento que me pese más el amor que le tengo a mis hijos que mi enfermedad, es un pulso constante. Pero hay veces que no puedo y termino en el hospital», comenta.

La franqueza de Cordelia pone los vellos de punta: «Lo mío no descansa, lo mío es crónico. Todo el tiempo que viva voy a estar así. A mí se me puede mantener, pero no tengo solución. Con la cantidad de medicación que me tomo al día, tendría que estar en coma, pero, sin embargo, soy capaz de conducir y hablar perfectamente. Yo he llegado a tomar hasta 30 gramos de Lorazepam al día, aunque tengo prescritos 15″.

El día a día de esta paciente crónica es muy duro. La gente que no ha convivido con una enfermedad mental no se hace a la idea de que algo tan simple -pero tan importante- como no dormir puede llevarte al suicidio: «Ya he aprendido a que tener insomnio no me genere pánico».

Salud no responde

«Ingresaron a mi madre por una dolencia respiratoria y a mi padre le entró una crisis de ansiedad. Entonces, saqué fuerzas de no sé dónde para llamar al psiquiatra para que me mandaran un medicamento más fuerte y poder ayudarles… y nadie en el SAS me cogía el teléfono. A mí antes el psiquiatra me veía todos los meses, porque soy una persona de riesgo. Y ahora es imposible pedir una cita en un centro de salud y el especialista tampoco me coge el teléfono. El SAS ha recortado a lo bestia», denuncia Cordelia.

El análisis de esta mujer es muy ilustrativo y muchos pacientes crónicos se sentirán identificados: «Hay muchas personas muriendo, hay muchos hijos huérfanos, padres y hermanos destrozados… Cada persona que se va deja a una familia rota. Yo cuando me veo a mí misma, mi mente lo que me transmite es que, si me quito de en medio, le hago un favor a los que me rodean. Pero eso me pasa porque estoy enferma. La pérdida de un ser como una madre o un padre es una cosa horrible. El Teléfono de la Esperanza y el 024 no sirven para nada. Yo puedo pedir ayuda cuando estoy estable y soy consciente de las cosas, pero, cuando estoy con un brote, me puedo llevar semanas planeando el momento exacto de cuándo me voy a quedar sola para quitarme la vida y ahí no hay teléfono que valga».

«Yo cuando me veo a mí misma, mi mente lo que me transmite es que, si me quito de en medio, le hago un favor a los que me rodean. Pero eso me pasa porque estoy enferma»

Cordelia

«No existen libros específicos de ayuda para el paciente, sí para los médicos y para los familiares. La mayoría de las personas con las que hablo me dicen: «Ya, hija, pero yo no puedo hacer nada». Además, llegas a un punto en el que no puedes más y quieres dejar de sufrir y, si para ello, tienes que morir, acaba dándote igual. Pero esto no vende. Lo que vende es que Rubiales le haya dado un pico a Jenni o que un español ha descuartizado a un médico en Tailandia. Vende lo morboso y tengo la sensación de que, en el fondo, el Estado no tiene ningún tipo de interés en ayudar al ciudadano de a pie. Y buena prueba de ello es el SAS. Se gastan dinero en gilipolleces, les compran el último modelo de iPhone a los políticos con nuestro dinero y nadie se moviliza. Somos un país pionero en investigación y tenemos los mejores médicos de toda Europa, pero el sistema no funciona. Si no se nos ayuda, es que no conviene. Y el problema es que los enfermos mentales no tenemos fuerzas para movilizarnos», confiesa.

Deshumanización del paciente… y del acompañante

Estefanía (nombre ficticio) es familiar de Cordelia y lleva una década padeciendo las carencias de distintas áreas de Salud mental donde ha estado ingresada su hermana: «Lo peor es la deshumanización en la atención al paciente y la estigmatización tanto del paciente como del familiar del paciente, porque se trata a pacientes y a familiares como usuarios del sistema sanitario de segunda categoría. Y los cambios de criterios y normas provocados por los cambios de turno tampoco ayudan a la estabilidad de los ingresados y sus familiares».

La obligación de los gestores de las instituciones públicas es atender al ciudadano lo mejor posible y la gestión del SAS se encuentra en una deriva cuyo destino final es ser manoseada y manipulada por la sanidad privada. Existe una infrautilización de los centros sanitarios y equipamientos públicos que podría evitarse con una adecuada planificación, presupuestación y gestión de recursos materiales y humanos.

El problema es que personas como Cordelia necesitan atención sanitaria continuada y de calidad. No son números, son seres humanos que ya tienen bastante con sufrir su infierno personal y, si pagan sus impuestos, tienen todo el derecho a recibir ese servicio de forma eficiente. Mientras en el Parlamento de Andalucía se marea la perdiz para, al final, pasarlo todo por el rodillo de la mayoría absoluta, hay vidas en juego.

Puede leer la primera parte de la entrevista pinchando aquí.


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Un comentario

  1. Virtudes

    No solo es en Andalucía , yo pedí cita para la unidad del dolor y hay personas que llevan esperando año y medio , yo pues me tocará esperar sabe Dios cuánto y mientras atiborrándomelo con morfina y otros calmantes, a ellos les da igual

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