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carla de lala

Carla de La Lá, autora de 'Qué te importa que te ame'.

Cultura, Opinión

La señora, la criada y el fantasma

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Buscando novedades editoriales por internet, encontré una novela que no conocía. La firmaba Carla de La Lá. Pensé que alguien con ese pseudónimo tenía que escribir algo interesante

Busqué la portada por internet, y volvió a llamarme la atención: el dibujo de una silueta de mujer en blanco, delgada con pelo cortado a lo paje, sobre un impactante fondo naranja de estilo pop… muy Andy Warhol. Enseñé la foto a mi marido, y el día de la madre, desde una preciosa piñata, entre confetis y chuches, cayó el libro. Su título: Qué te importa que te ame.

Se cuenta la historia de varias personas que viven el desamor de distinta manera. Los personajes principales, España y Luisa (Lulú) son como la noche y el día, el cielo y la tierra, don Quijote y Sancho… opuestos y complementarios. España, o Españita, es una pija rematadamente egoísta y elitista, llena de lujos y a la vez desgraciada, que sufre por las continuas infidelidades de su marido Ernesto, con el que se casó a la antigua usanza (de blanco, virgen y para toda la vida). Y Luisa es una joven mejicana a la que envían, muy triste y traumatizada, a España para reponerse de la inesperada y trágica muerte de su madre.

Las dos se conocen llorando en el Retiro y sus destinos se unen sin saber que alguien más las está observando: Venezia, una mujer fantasma que seguirá las andanzas de ambas. Venezia es una narradora omnisciente que también tiene su propia historia de amor imposible y que se cuela en casa de España, sin ser invitada y sin que nadie repare en ella (por su condición de fantasma).

La novela, muy bien ambientada en España (concretamente en Madrid) y Méjico, nos muestra mucho de la historia de ambos países a lo largo de tres décadas (de los 70 a los 90). Luisa llega a la España postfranquista, recogida por su tía que la emplea como enfermera en un convento, en Vitoria.

Un país pobre y gris

Su primera impresión es la de un país pobre y gris en contraste con su vida en Méjico, en una gran casona, rodeada de una vegetación colorista y bellísima y una vida llena de lujos. Por su parte, España es la mujer de clase alta que hace todo lo que se espera de una mujer en los 70: dejar sus aspiraciones personales, cuidar el hogar (aunque ella, tremendamente snob, no se mojará las manos fregando los platos ni cambiará pañales) y mirar para otro lado con los deslices de su marido, aconsejada por su madre doña Matilde.

La anciana representa el pensamiento rígido, machista, retrógrado y cerrado de nuestro país en esa época. España emplea a Luisa como chica para todo, criada (o mucama, como dirían los mejicanos) de la forma más denigrante. Y ella, ante la escasez de oportunidades, deja que la explote y abuse de su confianza.

A pesar de las diferencias, marcadas desde el inicio por la señora (que le cambia el nombre y le llama Lulú y le manda a sus aposentos a ver la tele para que no se mezcle con la familia), las dos se convierten en inseparables. La señora España le debe mucho a Luisa-Lulú: ella le da la fuerza y el empuje necesario para emprender una nueva vida y le ayuda darse cuenta de que no es solo una mujer florero: España es una excelente empresaria y relaciones públicas que vuelve a tomar las riendas de su vida y es capaz de sacar cualquier negocio adelante, por disparatado que parezca en un principio. Y, en este sentido, es el alter ego de la escritora.

Está muy bien reflejada la España (país) colorista y de hombreras de los 90, la época alegre de la jet set, el pelotazo inmobiliario, y el auge de las revistas del corazón y las clínicas estéticas, en las que la doña y Lulú encuentran un filón y a las que va la beautiful people (odio estas palabrejas) a hacerse retoquitos y tratamientos estéticos.

Españita tiene mucho de Quijote que va a estrellarse directa contra molinos de viento (amoríos y negocios disparatados) y Luisa pone la mesura y el sentido común, aunque a veces se quijotiza y (por qué no decirlo) se vuelve más original y divertida.

Españita es alta, guapa con sacrificios, sumamente delgada y obsesionada con el aspecto físico ( llega a ser irritante lo superficial que se muestra). También es envidiosa, poco empática y muy snob, inestable emocionalmente y desapegada de sus hijos.

Sin embargo, acaba dándose cuenta de que lo importante no es ser ni parecer, sino estar rodeada de las personas que uno ama. Y aunque nos resulte increíble, al final de la novela, hasta le cogemos cariño a Españita. Porque no hay que negarle que es divertida, sus locuras pueden hacernos sonreír y la gente de la que se rodea es de lo más interesante (mención especial para Reina Lahud, octogenaria y dueña de un cabaret, que nunca pierde la alegría y se lleva el genio y figura hasta su mismísima sepultura).

Venezia, la mujer fantasmal

Y no nos olvidemos de Venezia, la mujer fantasmal que sirve de punto de unión entre los dos países. Con ella viajamos a un Méjico de telenovela: con una gran mansión, jardines coloridos y espectaculares, señoritos a caballo y una naturaleza desbordante.

Cogemos un cariño inmenso a la casa en la que transcurre la corta vida de Venezia, y parte de la vida de Luisa. Podemos imaginarnos paseando al atardecer por el patio con losas de mármol rosa, conformados por el rumor de la fuente y las plantas y flores exóticas, orar junto a doña Victoria en la preciosa capilla cercana a la casa, darnos un paseo por la cocina donde huele maravillosamente a especias, y en la que Sinforosa prepara un gran festín con comida mejicana y roscón de reyes y cerrar con discreción la puerta de la clínica, porque dentro se esconde un gran secreto…

Es de agradecer que, en el libro, se describan ciertas escenas con muy buen gusto y sin ser tan explícitas. Ya se echaba en falta en literatura un poco de recato, sin ser para nada un libro ñoño ni mojigato. Hay realismo mágico, pero en su justa medida, sin resultar empachoso ni fuera de lugar, bien hilado y presentado de forma coherente.

Mujeres que se apoyan sin importar su clase

Es necesario llevar a Españita a una situación límite que le lleve a darse cuenta de lo mucho que quiere y necesita a Luisa, después de traicionarla una y mil veces.

Se nos habla de mujeres inteligentes, divertidas y trabajadoras, que se apoyan unas en otras sin importar su clase, edad, distintas formas de pensamiento o condición. Se enfrentan juntas a distintas situaciones: crianza de los hijos, vejez, problemas en el matrimonio, desamor…

Si lees este libro, no te arrepentirás: reirás, llorarás, te sorprenderás… y vivirás momentos mágicos. Y de tu corazón saldrán miles de mariposas…


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Un comentario

  1. Acabo de terminar de leer este libro y me ha gustado mucho, gracias por recomendarlo!

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