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El mapa de la libertad de prensa en 2022.

Comunicación, Política

España cae al puesto 32º en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa

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La polarización mediática y el deterioro económico del sector contrarrestan la mejora del clima informativo en España

«Unos medios cada vez más opinativos y una precarización creciente de la profesión» sitúan a España en el puesto 32º (76,71 de puntuación global) en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, pese a la mejora de la seguridad de los periodistas y los avances legislativos, según Reporteros Sin Fronteras (RSF). También el control que ejerce el poder político y empresarial sobre muchos medios de comunicación a través de la inserción de publicidad y publirreportajes merma la capacidad de movimiento de los periodistas.

El puesto 32 en la clasificación supone una caída de tres posiciones respecto al año pasado (puesto 29º). No obstante, la implantación de una nueva metodología por parte de Reporteros Sin Fronteras obliga a interpretar variaciones leves con mucha precaución, advierte la organización. «En anteriores ocasiones, prevalecía el análisis de la situación política y la seguridad de los periodistas, pero la nueva metodología incluye otros indicadores, como el marco legal, el sociocultural o el económico«, informan. Es precisamente en este último, el relativo al contexto económico de los medios, en el que España anota su peor resultado. Como aspectos negativos, el Informe de RSF, recogido por la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), resalta la excesiva concentración del mercado, las graves dificultades para crear un medio, las nulas ayudas para impulsar el surgimiento de nuevas publicaciones y la grave precarización de los profesionales.

La precarización impacta seriamente en la libertad de prensa

La grave precarización de la profesión, que comenzó a instalarse con la crisis de 2008 y que ya adquiere tintes crónicos, impacta seriamente en la libertad de prensa. Los profesionales de la información que no ejercen en condiciones dignas de trabajo son mucho más vulnerables a las presiones y la autocensura. El informe también destaca «el gran clima de polarización mediática que afecta a unos medios de comunicación cada vez más próximos a medios de opinión».

En materia de seguridad de los periodistas, España (35º) está claramente mejor calificada que Francia (85º), Alemania (91º) o Reino Unido (49º). La desactivación del conflicto en Cataluña, que había colocado a España en posiciones de cabeza en agresiones a periodistas en la UE, entre 2017 y finales de 2019, y la práctica ausencia de ataques a la prensa en el marco de manifestaciones antivacunas o contra las medidas sanitarias, se han traducido en una significativa mejora del clima de seguridad de los periodistas en nuestro país.

Según la clasificación y dentro de esta crisis que vive el periodismo en nuestro país, España cae por debajo de países como Alemania, Reino Unido o Francia en contexto económico para los medios y periodistas, teñido de naranja oscuro en el indicador, es decir, calificado de «problemático». También está peor calificada en términos de contexto político respecto a estos tres países, por la mencionada polarización que afecta a los medios.

El Top Ten de los países con más libertad de prensa en el mundo está formado por Noruega (con una puntuación global de 92,65 sobre 100), Dinamarca, Suecia, Estonia, Finlandia, Irlanda, Portugal, Costa Rica, Lituania y Liechtenstein. Llama poderosamente la atención que países como Timor Oriental (17º), Namibia (18º) o Trinidad y Tobago (25º) tengan más libertad de prensa que España. Los tres grandes de Europa también están por delante, con más libertad de prensa en términos globales: Alemania (16º), Reino Unido (24º) y Francia (26º).

Por la cola, los 10 países con una casi nula libertad de prensa que ocupan las posiciones de la 171º a la 180º son: Siria, Irak, Cuba, Vietnam, China, Birmania, Turkmenistán, Irán, Eritrea y Corea del Norte como farolillo rojo con una vergonzante puntuación global de 13,92 sobre 100.

Espacio digital globalizado y sin regular

La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, que evalúa las condiciones en las que se ejerce el periodismo en 180 países y territorios del mundo, pone de manifiesto, en su edición de 2022, los efectos desastrosos del caos informativo, creado por un espacio digital globalizado y sin regular, que favorece las informaciones falsas y la propaganda. En las sociedades democráticas, el desarrollo de medios de opinión al estilo de Fox News y la generalización de los circuitos de la desinformación, impulsada por las redes sociales, están provocando un aumento de las fracturas sociales. En el plano internacional, la asimetría que existe entre, por una parte, sociedades abiertas y, por otra, regímenes despóticos que controlan a sus medios y sus plataformas, mientras libran guerras de propaganda, debilita a las democracias. En ambos niveles, esta doble polarización es un factor de intensificación de las tensiones.

La invasión de Ucrania (106º) por Rusia (155º), a finales de febrero de 2022, es emblemática de este fenómeno, puesto que se preparó mediante una guerra de propaganda. Entre los regímenes autocráticos más represivos, China (175º) ha utilizado su arsenal legislativo para confinar a su población y aislarla del resto del mundo, especialmente a la de Hong Kong (148º), que se desploma contundentemente en la clasificación.

La lógica del enfrentamiento por bloques se refuerza, como sucede entre la India (150º) del nacionalista Narendra Modi y Pakistán (157º). En Oriente Medio, una libertad de prensa insuficiente sigue afectando al conflicto entre Israel (86º), Palestina (170º) y los países árabes.

En los regímenes democráticos, la polarización mediática refuerza y alimenta las fracturas internas de las sociedades, como sucede en Estados Unidos (42º), a pesar de la elección de Joe Biden. El auge de las tensiones sociales y políticas se ve avivado por las redes sociales y por nuevos medios de opinión en países como Francia (26º). En algunas democracias iliberales, la represión a la prensa independiente es un factor de polarización intensa. En Polonia (66º), por ejemplo, las autoridades han afianzado el control del sector audiovisual público, así como su estrategia de repolonización de los medios privados.

Acciones judiciales abusivas contra periodistas con fines intimidatorios

Por último, cabe destacar la proliferación en España, como en otros países de su entorno, de los llamados Slapp (Strategic Lawsuits Against Public Participation), es decir, acciones judiciales abusivas interpuestas contra los periodistas con fines a menudo intimidatorios y por presunta revelación de secretos o delitos contra el honor. El Informe de RSF destaca el caso de ElDiario.es (Caso Master, Cristina Cifuentes), Infolibre (denunciado por el exsecretario general del PP, Teodoro García Egea y Fernando López Miras, presidente de la Comunidad de Murcia) o El Confidencial (demanda millonaria de Iberdrola). Del mismo modo, «es reseñable que los periodistas que denuncian a agentes de la policía o son ellos denunciados por estos, en el marco de manifestaciones, se enfrentan a procesos judiciales en los que la versión policial prevalece casi por sistema (caso de Albert García, El País, absuelto, y caso en curso de los periodistas de El Salto, Público y otros medios imputados por falso testimonio, tras denunciar agresiones de agentes)».

«La justicia española suele ser garante con la libertad de prensa y hacerla prevalecer en casi todos los casos, de acuerdo a la doctrina del Tribunal Constitucional, pero el fin de las acciones judiciales abusivas o Slapp no es tanto lograr una condena contra la prensa -difícil en democracias consolidadas- como enredar a los periodistas en procesos largos, farragosos y sobre todo, costosos«, resalta Reporteros Sin Fronteras.

Puede consultar el mapa completo de la libertad de prensa en el mundo pinchando aquí.


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