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El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, con una tortuga boba.

Opinión, Salud

La sanidad pública andaluza se cae a pedazos por la mala gestión

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Nos viene contando ‘Llamadme Juanma’ que nunca antes se había invertido en sanidad tanto. Pero aunque sea así, también es cierto que nunca en la historia, desde que es pública y universal, ha estado tan mal gestionada por un gobierno autonómico

Vamos a contar la historia completa, porque, cuando Llamadme Juanma nos cuenta una falacia, hay que saber contar la verdad. Cuando llegó la crisis de 2008, hubo que poner a escote los más de 101.500 millones de euros entre todos los españoles que ha costado salvar a la banca pública de los desmanes y del agujero que le habían hecho todos los políticos que las dirigieron y que han salido de rositas.

Los recortes se iniciaron cuando Rajoy llegó al poder en 2011. Y los hizo con saña. Bajo la premisa de que Europa nos lo exigía a cambio del préstamo de 100.000 millones de euros para rescatar a la banca pública. Recortó y podó todo lo que pudo. Congelaciones salariales, pérdida de derechos laborales, subidas del paro sin fin. La llegada del neoliberalismo trajo un sufrimiento sin parangón a la población española desde el fin de la II Guerra Mundial.

Tanto es así que el informe sobre el gasto público, elaborado por la Intervención General de la Administración del Estado, refleja que, durante los gobiernos de Rajoy, hubo una reducción del gasto público en porcentaje de PIB durante el periodo 2012-2017, ya que el volumen de gasto público se redujo en un 4,4%. El gasto de las administraciones públicas pasó de los 500.177 millones que suponía en el año 2012 hasta los 478.126 millones con los que cerró el año 2017.

Límite temporal a la sanidad pública

Conviene recordar que, en abril de 2018, el gobernador del Banco de España pedía que los recortes y las reformas debían continuar a toda costa para el crecimiento de la economía. Además, indicaba que el impacto del envejecimiento de la población sobre el gasto público «a medio y largo plazo es un reto de primer orden», ya que, si se cumplen las actuales estimaciones, el desembolso en pensiones, sanidad y cuidados de larga duración aumentaría entre 1,5 y 2 puntos porcentuales del PIB anuales en las próximas tres décadas, alcanzando un máximo superior al 21 por ciento en torno a 2050. O sea, que ponía ya límite temporal a la sanidad pública.

Por ello, el Gobierno de Rajoy entregó en Bruselas el Programa de Estabilidad para el período 2017-2020, que situaba el gasto sanitario por debajo del 6% del PIB, estableciendo un 5,95% para 2017 y cae hasta un 5,57% para 2020. Con lo que bajaba del 6% del PIB por primera vez en 10 años. Estos recortes del PP supusieron que el Estado entregaba menos dinero para las comunidades autónomas que gestionan la sanidad, la educación y los servicios sociales. Así, Andalucía recibió menos dinero del Estado y se le obligó a recortar, entre los años 2011 y 2014, nada menos que 1.622 millones de euros, 270.000 millones de las antiguas pesetas. Construyeron una sanidad low cost en Andalucía que le costó el puesto a Susana Díaz.

La pérdida del poder del PP de Rajoy, tras una moción de censura, propició la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa y, con ello. el principio del fin de los recortes. Se inició una etapa expansionista de los presupuestos que entregaron mucho más dinero a la autonomías. Y todo ello en medio de la peor crisis sanitaria desde la epidemia de la gripe española de 1918 con la llegada de la covid-19. Con este dinero extra, las comunidades pudieron invertir más en sanidad, en educación y en servicios sociales. Es decir, que el Gobierno de Moreno Bonilla ha contado con los mayores recursos presupuestarios y económicos de la historia de Andalucía gracias a que el gobierno central le transfirió un mayor presupuesto para las políticas sociales. Gracias ello, dotó a la sanidad pública con el mayor presupuesto de su historia.

Para que comparen las cuentas de unos y de otros. Con el último presupuesto del Estado aprobado en 2023, el gasto social de estos presupuestos aumentaba en un 35,4% en comparación con las últimas cuentas del Estado elaboradas por el PP en 2018; que la inversión en educación se incrementaba en un 62%; que el dinero destinado a becas y ayudas subirá en un 60%; y que la dependencia estará dotada con un 51,4% más de inversión que los últimos presupuestos de Rajoy. Con este dinero de más transferido desde el Estado durante estos años es con el que ha contado Moreno Bonilla para montar su discurso populista sobre la mayor inversión en sanidad de la historia en Andalucía, que, aunque sea cierto, la ha destrozado con su gestión, por eso no publica las listas de espera de pruebas diagnósticas desde 2018.

Y como epílogo, manda cojones, como hubiera dicho mi amigo Jesús Candel Spiriman, que sea yo el que tenga que contar todo esto. Lean y aprendan pues.


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