El ‘Nocillato’ se corona en Andalucía

Anda estos días el régimen del ‘Nocillato’ asentándose en el trono donde lo puso el pueblo andaluz las últimas elecciones

Como buen régimen, lo primero que le preocupa es su nómina y su futuro. Por ello, la medida estrella de su mandato es subirse el sueldo casi el 19% para que quede claro quién es el ahora nuevo rey andaluz. El dinero y el amor por el lujo siempre están en la mente de la nueva nobleza andaluza que, además, hereda la cocina y los cocineros al completo del Susanato en San Telmo que, como Versalles, ofrece menús diarios de gañote a todos los caballeros y señoras de la mesa redonda que rodea su trono.

La segunda medida es asegurarse su futuro. Para ello hereda también las ínfulas de Manuel Chaves de heredar un futuro asegurado con cargo al presupuesto andaluz. Retoma la idea de lo que se publicó en BOJA, con la Ley 2/2005, de 8 de abril, por la que se regula el estatuto de los expresidentes de la Junta de Andalucía. Que en su artículo 2.1 establecía: Asignación mensual. Cuando alcancen la edad de 65 años y cese su actividad laboral, los expresidentes de la Junta de Andalucía tendrán derecho a percibir una asignación mensual igual al 60% de la retribución mensual que corresponda al ejercicio del cargo de quien ostente la Presidencia de la Junta de Andalucía.

Para terminar el aliño, la citada ley incluía, en su artículo 4.1, Medios de apoyo, que por Decreto del Consejo de Gobierno, se asignará a los expresidentes de la Junta de Andalucía, con carácter inmediato a su cese, los medios personales y materiales necesarios para el sostenimiento de una oficina adecuada a las responsabilidades y funciones ejercidas, y la dotación presupuestaria para el funcionamiento ordinario de dicha oficina y para las atenciones protocolarias que correspondan.

Un decreto para no perder privilegios

Lo que hace el Nocillato ahora es desarrollar esa ley de 2005 a través del Decreto 16/2024, por el que se regula la oficina de expresidentes y expresidentas de la Junta de Andalucía. Para ello, según indica el decreto, se procede a través del mismo a determinar los medios personales y materiales necesarios para el sostenimiento de una oficina adecuada a las responsabilidades y funciones ejercidas de los expresidentes y expresidentas de la Junta de Andalucía.

Así, por decreto, se reinstauran los privilegios a los más altos nobles de Andalucía, de tal forma que prevé, de forma preferente -que no obligatoria- una oficina en el Parlamento, un asesor de nivel 30, un automóvil de representación con dos conductores y una dotación presupuestaria destinada a sufragar los gastos para el sostenimiento de la oficina, de las atenciones protocolarias y de las funciones propias de la actividad de representación institucional. Y todo esto sale de los bolsillos de los andaluces.

La clase política se crea y recrea en sus propios privilegios. A la política se va a servir, no a servirse de ella. En nuestro caso, el poder obnubila a gente que no tiene adónde volver a trabajar porque, desde la más tierna de las infancias, solo han trabajado para el partido, tanto en cargos del partido o en cargos en los que los ha colocado el partido. Cargos de los que pretenden vivir hasta su jubilación. En el Consejo de Gobierno hay varios de estos casos, empezando por Moreno Bonilla y su consejero de Presidencia.

Mientras los problemas sanitarios, educativos, o de servicios sociales se van haciendo una montaña cada vez de mayor tamaño en Andalucía, ellos solo se preocupan por mantener sus privilegios, sus sueldos, sus ínsulas y sus baratarias. No quieren renunciar a esa vida de coches oficiales, a esa vida de comidas en los mejores restaurantes de Andalucía, esa vida de Iphone y hoteles de 5 estrellas, a esa vida de la corte de Luis XIV a la que se han acostumbrado a vivir.

Una reforma fiscal para ricos

Desde la llegada de Moreno Bonilla a la presidencia de la Junta, ha gobernado en exclusiva para los andaluces más pudientes, con una reforma fiscal que ha perdonado más de 1.000 millones de euros a los más ricos y una reforma del IRPF que beneficia a los que ganan más de 60.000 euros. Pero te vende que son bajadas fiscales y así parece que nos beneficiamos todos, pero es mentira. Y para vender todo eso inyecta ingentes cantidades de publicidad a los medios de comunicación y los convierte en adictos al régimen, con la perversión que todo esto significa, como es esconder que muchas familias andaluzas tienen dificultades para llenar la nevera y llegar a fin de mes.

La realidad andaluza es otra cosa distinta a la publicidad que nos vende Moreno Bonilla, que ha dejado de ser el sueño de una noche de verano para convertirse en una pesadilla cruel en toda regla. Las listas de espera en pocos meses se dispararon un 55%, con más de 1 millón de andaluces en ellas, a pesar de inyectarle a la sanidad privada ingentes millones de euros que no han servido para nada, solo para enriquecer a los monopolios sanitarios privados.

Los sueldos más bajos de España

Seguimos con las ciudades más pobres de España, con los barrios más pobres de todo el país, con los sueldos más bajos y las pensiones más exiguas de España, a la cola del Informe PISA de educación, a la cola de convergencia con Europa, a la cola del PIB por habitante de todas las regiones, a la cola en ingresos familiares, con el mayor esfuerzo fiscal tras Extremadura según el índice Frank, y así una larga lista de las situaciones a la cola donde se encuentra Andalucía.

Y encima el Nocillato nos vende que estamos en una Andalucía idílica, en una tierra que no es otra cosa que la locomotora de Europa, que la sanidad funciona como un reloj, que estamos en la III Modernización de Andalucía, en la fase de ser potencia económica mundial, como California, que tenemos las mejores universidades del mundo y las mejores instituciones educativas, que tenemos la mayor industria tecnológica por encima del Silicon Valley y las 10 mayores empresas de Nasdaq del planeta. Esa venta de mentiras y medias verdades solo ha servido para que el Nocillato se corone a sí mismo, como hizo Napoleón con la corona de emperador de Francia.