Secuelas de la covid-19: «Lo que más me cuesta comer son los platos que llevan carne. Al no tener sabor, solo noto la textura y es muy desagradable»

Mientras que la mayoría de los casos recuperados del virus lo hacen sin dificultad, el 34% de la población muestra secuelas seis meses después del contagio

Después de dos años de pandemia, vemos un poco de luz al final del túnel. Uno de los grandes avances es que la mascarilla deja de ser obligatoria menos en hospitales, farmacias, transporte público y residencias. La mayoría de los contagios se recuperan sin problemas posteriores, pero un 34% de la población si que muestran secuelas tiempo después del contagio.

En ese 34% se encuentra una adolescente de 16 años que perdió el gusto y el olfato. En una edad con tantos cambios, me interesé por cómo vivía con esas secuelas. Este es su testimonio:

Positivo

El 28 de julio de 2021 amaneció con fiebre, con dolor de garganta y mucho cansancio. Junto a su familia, fue a su centro de salud. Le llevaron a una sala para hacerle diferentes pruebas como tomar la temperatura, la tensión y, evidentemente, un test de antígenos.

Luego le guiaron a un patio dentro del propio centro, donde estuvo esperando los resultados mientras que su familia esperaba fuera. Finalmente, llamaron a la joven para decirle que era positivo y explicarle cómo tenía que hacer el confinamiento.

Confinamiento

Nada más llegar a su casa, fue a lavarse las manos y a encerrarse en su habitación, donde tendría que permanecer los 10 días que duraba el confinamiento. «Los tres primeros días me siguió subiendo la fiebre, pero los días restantes solo tuve malestar general», recuerda la joven. Como cualquier adolescente, su mayor entretenimiento era pasar tiempo en las redes sociales y hacer videollamadas con sus amigas.

La familia, después de de que la joven diera positivo, se hizo la misma prueba. Afortunadamente dieron negativo, pero respetaron las instrucciones del confinamiento, dejándole a la adolescente la comida en la puerta o, si entraban, siempre con mascarilla y guantes.

También le ponían un saco aparte para que echara su ropa sucia y limpiaban con lejía cada vez que usaba el baño. Siguiendo las indicaciones y tomando la medicina recetada, a los 10 días dio negativo y pudo volver a tener una vida normal.

Secuelas

Aunque la joven estaba contenta por volver a salir, había otra cosa que le atormentaba. «Al cuarto día de confinamiento, cuando utilicé el gel desinfectante para salir al baño, no distinguí su olor ni el de las colonias que probé después. Más tarde, ese mismo día, tampoco noté sabor alguno en la comida que me prepararon», rememora.

Asustada, se lo contó a sus padres. Ellos la tranquilizaron diciéndole que los recuperaría al terminar la cuarentena y estuviera sana. Pero, a día de hoy, sigue sin recuperar ambos sentidos.

«Lo que más me cuesta comer son los platos que llevan carne. Al no tener sabor, solo noto la textura y es muy desagradable», remarca. Aunque a la larga se acostumbró, llevaba mal salir a cenar con sus amigas o estar en las comidas familiares.

Así las cosas, llamó al centro de salud para empezar el tratamiento y así recuperarse de las de las secuelas, pero todavía no le han dado cita.

Vacunación

El 26 de septiembre de 2021 empezó su vacunación contra el coronavirus. «Desde entonces, me siento más cómoda y segura cuando salgo a la calle«, apostilla.

Como he recalcado anteriormente, la adolescencia es una etapa con muchos cambios. Pienso que es importante tratar lo antes posible estas secuelas porque pueden afectar a la autoestima del propio adolescente, ya que le afecta a su día día, desde no sentirse cómoda en un plan con sus amigas que requiera alguna ingesta de comida hasta incluso evitar comer en su propia casa.