Más vale una vez ‘colorao’ que un ciento amarillo, eso es así de toda la vida. Por eso me gustaría plantear si realmente queremos o no una democracia, porque si no la queremos, no valen la pena muchas más explicaciones. Y si la queremos, está a nuestro alcance conseguirla
Ya decían en Matrix aquello de que conocer el camino no es hacer el camino. Y aunque citar grandes éxitos del cine norteamericano no tenga ese carácter academicista tan del gusto de la gente de bien, lo cierto es que el que dijo esa frase tenía más razón que un santo. A continuación, lo que pretendo decir es que el camino está ahí.
Democracia quiere decir que el poder reside en el pueblo. Y quien quiera convencerse de que nuestro pueblo ha decidido que pongan peajes en las autopistas, que se cierren los centros de salud en caso de pandemia o que los señores diputados se suban el sueldo, allá él. Quien más y quien menos sabe que la papeleta que cada año se coloca en las urnas es un cheque en blanco, así que no pretendo abundar en los múltiples defectos del sistema actual porque creo que, a estas alturas, son ya por todos conocidos.
Las iniciativas que intentan cambiar estos defectos del sistema mediante la abstención, me temo que no le hacen ni cosquillas. Paralelamente, se alimenta de alguna forma la aparición de movimientos territoriales como Teruel Existe y otros más recientes, que no pretenden más que sacar provecho del estilo de los clásicos partidos nacionalistas. Sin embargo, tampoco creo que esta sea la forma de resolver los defectos electorales. A continuación, le expongo mi propuesta para cambiar el sistema desde dentro:
Creación de una plataforma política basada en una red social privada
En el siglo XXI no tiene sentido mantener formatos y artefactos que obedecen a la realidad de las sociedades que vieron nacer a las democracias modernas hace dos siglos. Sería imprescindible crear una plataforma tecnológica -con servidores en territorio nacional- a la que cada ciudadano interesado pudiese acceder para conocer la actividad de su representante (o bien presentar su candidatura en época pre-electoral). En esta plataforma, el ciudadano podría consultar y valorar la actividad de los tres poderes, así como participar (de forma anónima a su criterio) en foros de discusión sobre diversas medidas, todo ello para conocimiento de sus representantes y con el objetivo de que se tomasen las decisiones con mayor apoyo social. Los representantes tendrían la obligación de comparecer en esta plataforma, dirigiéndose a sus votantes, respondiendo a sus cuestiones y manteniéndoles informados.
Eliminación de la disciplina de voto
El grupo político que resultase de este movimiento abdicaría de la disciplina de voto, de forma que cada diputado votaría velando por los intereses de sus votantes y no por los de su líder. De hecho, el líder del movimiento tendría un papel más funcional que de liderazgo: el liderazgo recae en los votantes. A quien pueda parecerle algo imposible, decirle que así funciona un país tan extraño como Estados Unidos.
El escaño pertenece al votante
Aunque en la actualidad el escaño pertenece al diputado -gracias a los doctos padres de la constitución del 78-, para formar parte de este movimiento los diputados deberían declarar por su honor y aceptar que su escaño pertenece a sus votantes. Así, si estos estuviesen descontentos con su gestión, podrían, a través de la red social, expresarlo y, si una mayoría cualificada (¿2/3, 3/5?) así lo requiriese, ese diputado perdería su escaño y se convocarían elecciones entre sus votantes (en este momento: en su provincia; en un futuro: en su distrito).
Programa resumido en 12 puntos objetivos
Los candidatos deberían presentar una lista con un número determinado (10, 12…) de objetivos concretos de su legislatura, de forma que su programa fuese identificable y evaluable de forma simple.
Cualquiera puede ser candidato
Cualquier inscrito en la plataforma tecnológica puede presentar su candidatura a diputado y defenderla, con limitación a dos mandatos. De esta forma, se acaba con los políticos de carrera.
Transparencia absoluta
Aunque hay muchas cosas que estoy presuponiendo y por lo tanto no aparecen en esta lista, la cuestión de la transparencia absoluta en las cuentas de la organización me gustaría dejarla ya patente.
Es evidente que no es posible concretar todos los flecos de mi propuesta en este breve documento, al que sin duda se le pueden poner muchos peros, algunos de los cuales pasan por luchar por reformas constitucionales. Sin embargo, creo que esta fórmula cumple el objetivo primordial de la democracia, que es otorgar el poder al votante y, por eso, puede permitir transitar del modelo actual a una democracia real. Caminar hacia la democracia. Y además, a medida que su popularidad avance, es muy posible que acabe con los nacionalismos, movimientos que se alimentan de los defectos del sistema actual. En cuanto los beneficios de las carreras políticas desaparezcan, los partidos nacionalistas también lo harán, así como el resto de corruptelas organizadas en torno a los demás partidos nacionales. ¿Desaparecerá la corrupción? No, pero lo tendrá mucho más difícil.
Mejor o peor explicado y a falta de infinidad de matices, no tengo duda de que lo que acabo de plantear esboza el futuro de la democracia de nuestro siglo. En nuestro país y en los países de nuestro entorno. Por otra parte, si no se canaliza la situación de descontento actual, que por veces parece que se alimenta a propósito por parte de los gobiernos y la propaganda de sus medios afines, la sociedad puede acabar respondiendo de una forma descontrolada. Y esto no es deseable. Recuerdo perfectamente como a Europa no le tembló el pulso a la hora de desconectar los cajeros en Grecia en el 2015.
He hecho una rápida consulta y desarrollar una red social privada puede tener un coste de salida de entorno a 120.000€. Asumiendo una cuota anual de 5€ por persona afiliada (mucho menos de lo que paga cualquier afiliado a los partidos nacionales), a partir de los 24.000 afiliados podría avanzarse con el desarrollo de la plataforma tecnológica. Son muchos afiliados, es cierto. Pero en España hay muchas más personas que merecen una democracia de pleno derecho. E insisto, la democracia del siglo XXI pasa, como todo lo demás, por incorporar las TIC que definen nuestra época. ¿Se animan a ser los primeros?
Gran propuesta, evidentemente quedan muchos flecos por cerrar, pero es una propuesta muy interesante, sólida y deseable.
Recuerdo el año 2011 cuando una llamada de Washington y vía Berlín hubo que cambiar el artículo de la Constitución para darle prioridad al pago de la deuda pública.
Nuestro sistema político de importación anglosajona de la ley a la ley y con café para todos fue impuesto por la potencia dominante del momento. Hoy día, el contexto internacional en que vivimos y la deuda pública tan adictiva que padecemos es también un importante factor para tenerlo en consideración.
Saludos y mucha suerte.
Gracias estimados Francisco y Salvador!
Con este artículo pretendo explicar una alternativa para acabar con una tiranía pseudofeudal. A partir de aquí, quien lo lea no podrá decir que no se pudo hacer nada. Pero un servidor es solo una hormiga: para hacer un hormiguero hace falta que cada uno asuma su papel en esta vida y dé un paso adelante… si quiere cambiar algo, claro. Si se quiere, se puede. Yo estoy aquí.
Saludos
A mí me parece que si es verdad que el pueblo manda, el pueblo tiene que tener conocimiento para contratar a los que van a hacerse cargo del gobierno.
El gran error de la democracia es que el pueblo no está a la misma altura de los políticos, entonces,estos son facilmente manipulables ya que desconocen totalmente cómo operan en su territorio.
El ciudadano no entiende de política, y no la entiende porque en la enseñanza pública está prohibido hablar de ella.
Sin embargo la religión es asignatura.
Si el pueblo es el que gobierna tiene que tener una preparación para ello. Si esa preparación nola os tiene es que la democracia está fallando.
Existen verdades morales discernibles.
Muchas felicidades Sr Gerardo, se ha
atrevido a contarnosla con transparencia
que entre este humo tóxico, pandemia y
presión es casi imposible tomar aliento ni suspiro para poder pensar.
Nuevamente agradecida por vuestra auténtica labor.