La Navidad está a la vuelta de la esquina, como una prostituta luminosa y fría. No hay placer que mitigue la realidad. Sé que queda más de un mes para los días más señalados de esas fiestas, pero nunca está de más ser previsor ante semejante deslumbramiento. ‘El resplandor’ no es una película de miedo, sino la escena más costumbrista de cualquier hogar en Nochebuena o Nochevieja
Queda más de un mes para que un sorteo de lotería adelgace nuestras realidades y engorde los sueños de unos pocos. Cuando los sueños explotan es cuando se empieza a dormir pacíficamente.
Alguien podría decirme que intente escribir sobre algo que vaya a pasar en los próximos días. Como ese Mundial de fútbol de Qatar, pero me parece algo más inmoral que una película de Haneke o Cronenberg. Me parece una fábula para niños. Los partidos de izquierdas callan religiosamente las vilezas cometidas por los que mandan en ese país. Los homosexuales y las mujeres que allí viven que se las apañen como puedan, que ellos ya se encargan de defender a los de aquí, aunque nuestras leyes ya lo hicieran antes de que llegaran ellos. Y los partidos de derechas ven cómo las grandes empresas de muchos sectores, a las que siempre defienden como los perritos falderos que son, se benefician de este acontecimiento de manera astronómica. Ellos jamás permitirían que las únicas estrellas estuvieran sobre el campo. A estos partidos conservadores les gusta ver cómo se van ensanchando aún más los bolsillos de sus amos. Y si tienen que hacer los remiendos de los mismos, lo coserán con el hilo metálico del fruto de su rastrero trabajo.
También podría escribir sobre el probable candidato para la alcaldía de Madrid del Partido Socialista. Se habló de Jorge Javier Vázquez, pero esa fantasía por desgracia duró poco. Los políticos, ya que no solucionan nuestros problemas, no era una mala idea perfeccionar la parte bufonesca que todos tienen. Ya que no hacen nada, que por lo menos nos entretengan. Y Jorge Javier nos iba a dar mucho juego y poca salvación. Nos llevaría directamente al infierno, pero es que tampoco nos merecemos ni conocemos otra cosa. El cielo puede esperar junto a la Navidad que se otea en el horizonte.
Todos los políticos están deseando que llegue la Navidad para poder seguir sin hacer nada y que nadie se lo pueda echar en cara. Los días festivos son para ellos un paraíso de libertad donde no esconder lo laborioso de tener que disimular en el resto. Disimular sus comilonas diarias, llevando a cabo la de esos días y que se confundan con las nuestras. Adaptarse a nosotros, para normalizar sus vidas hasta convertirlo en el día de la marmota. Y es que la vida es repetitiva para todos.
Un servidor prefiere anticiparse a la Navidad y escribir ahora sobre ella, pues no hay nada en el horizonte que muestre de manera más nítida la realidad cotidiana.
Cada día que nos despertamos, celebramos una ilusión basada en la nada, como esas fiestas que nos amenazan a la vuelta de la esquina. Celebrar la nada sería algo maravilloso si se quedase en ese acto poético perfecto. Pero aquí el concepto de nada significa falso y la nada sí tiene algo es verdad. La nada se ve y la Navidad no.
Lo que celebramos esas fechas es nuestra existencia vacía, a la que llenamos con jamón, gambas, turrones y copas de vino y cava. El estómago vive por nosotros, mientras nuestro corazón y nuestra mente hibernan. Si podemos dormir junto a los osos es porque son ellos los que tienen miedo de que despertemos. No harán ni un ruido, sabedores de que somos nosotros los que los llevamos todos dentro.
Creo que este dolor en el pecho que siento se debe a la resaca sentimental que llevo encima. Los abusos de las fiestas navideñas los sufro siempre por estas fechas. Nunca he estado preparado para sobrellevar un vértigo que hace que el suspense que está por venir sea algo conocido. Y no por ello menos dañino. Me da miedo no poder olvidar que esta sensación será real en tan poco tiempo.
Y es que tiene que haber algo más en el horizonte que las navidades. Un servidor va a sacar su primera novela para que sus luces enciendan oscuridades nuevas. Nunca un regalo para las navidades dejará una resaca sensorial de semejantes magnitudes. Pero eso lo tendrán que averiguar ustedes con su curiosidad y generosidad insana, como demuestran al leerme estos artículos. Pero uno no ha venido a promocionarse por aquí, sino a buscar cosas interesantes a este mes vista de estas celebraciones tan humanamente animales.
Algunos límites sorprendentes y bellos tienen que quedar por descubrir. Habrá que dedicarse a buscarlos con la esperanza puesta en no encontrarlos, pero tendremos un año entero y a estrenar para seguir intentándolo.
Tengo la sensación de que hay algo infinito entre mi realidad y las próximas navidades. Algo que ni el tiempo ni la distancia pueden medir. La luz se va apagando. Es el momento de observarla.
«Noche de epifanía o la duodécima noche»
Sin prisas me adelanto a leer esta divertida
comedia, sana farsa de las equivocaciones y
engaños tan puramente Shakespeana.
Entre acto y acto me entretengo a algo
muy «antiguo» pero «nuevo» para mí, pues
sólo hace unos días que descubrí:Acróstico.
Anotación
Creativa
Reflexivamente
Oculta,
Sea
Tal vez
Inicio,
Centro,
Orilla.
Algo más tarde con trozos de restos
customizaré algo y me lo zamparé.
Cuando aparezca el crepúsculo y sus
luces veladas con respiraciones tranquilas
descansaré.
Me visitará en sueños «@l paj@ Viola»
que del naufragio una vez más se salvará.
La primera letra de cada verso tuyo, querida Lucía, es belleza, Bala de seda, Ermitaña en la gran ciudad, Lazo de alambrada que libera el alma, Leona herida de su sangre escrita, Ensoñación que se toca por escrito, Zapato de suela suave de huella tintada, Alegría sobre todas las cosas. La Navidad llegará, pero yo sé que tú sabrás esquivarla con tu elegancia habitual.
Es un estremecimiento fijado a la aventura
Es tan hermoso, tan estimulante, que me ofrezco, y me salgo por completo de las costumbres.
Las palabras aparecen sueltas, llegan a existir por sí solas.
Gracias por compartir La Gracia, Manuel.