totalitarismo

Una imagen que ilustra la manipulación a la que están sometidos los ciudadanos en una partidocracia.

Opinión, Política

Partidocracia y corrupción (III): la democracia no es sólo votar cada cuatro años

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La partidocracia es también apropiación por parte de los partidos políticos de las principales instituciones del Estado y de empresas como las cajas, sistemas bancarios que llegaban a las ayudas sociales, empresas rurales, etcétera, y que se hundieron por la mala gestión de los políticos, que coparon sus equipos de administración

«Las políticas que se están haciendo desde la perspectiva del Gobierno y de los distintos partidos políticos están fallando. Si vemos la legislación que tenemos, es una legislación que permite sin ninguna duda casos de corrupción. Tenemos un Código Penal que es muy poco duro con la gente que comete delitos de corrupción. Tenemos unas leyes procesales que hacen que los procesos penales sean larguísimos en el tiempo y que, además, los jueces se encuentren con muchas limitaciones a la hora de investigar los hechos delictivos. Yo no veo una voluntad política de verdad, de políticas preventivas reales, para acabar con la corrupción», dijo en su día Margarita Robles, actual ministra de Defensa. ¿Quiénes hacen las leyes para que no sean penalizadas esas actitudes? ¿Y las amnistías?

Todos son iguales en eso, en repartirse el pastel del poder. El PP se presentó con la propuesta de despolitizar el órgano de gobierno del CGPJ y, en cuanto llegó, lo repolitizó aunque ahora quiera otra cosa.

En España hay una tolerancia a la mentira y, mientras que en otros países el que miente ha de dimitir (como el primer ministro inglés hace poco), aquí no.

Hace falta despolitizar los órganos de poder y control (Banco de España, la CNMV, Tribunal de Cuentas…). Van copando más y más poder, como vimos que se hizo con los sindicatos, que son lacayos del gobierno con frecuencia, y subvencionados.

La Fiscalía Anticorrupción debería ser independiente. Las unidades antidrogas no deberían depender de las reuniones de Sánchez o su mujer con el gobierno de Marruecos (que quizá sacan tajada de la droga).

Nunca se han hecho más leyes de transparencias, pero no hay datos ni siquiera de cuántos fijos-discontinuos hay en España (manipulando la cifra de parados).

Y podemos ir viendo los controles de poder: ¿cuál es la base del sistema urbanístico español? Los equipamientos los recibe gratuitamente la Administración Pública, que se lleva una tajada importante del negocio inmobiliario. Por eso el precio de la vivienda sube tanto. Y no digamos cuando se manipulan las plusvalías de terrenos de modo que nadie entiende las urbavalorías… y no digamos cuando, para conseguir una licencia, había que untar los servicios municipales. Decía G. Roger: «En el tema del urbanismo todos los partidos tienen que hacer una autocrítica. Está claro que la gran mayoría de los concejales de urbanismo de los ayuntamientos no son expertos ni conocedores ni están capacitados en esto. Y además ha habido tortas para ser concejal de Urbanismo. Durante los años que yo fui director general de Urbanismo, fijaos hasta qué punto este tema es transversal que yo no sabría distinguir cuándo un plan de urbanismo que me venía para la aprobación definitiva lo había hecho un ayuntamiento gobernado por Izquierda Unida, por el Partido Socialista o por el Partido Popular«.

Margarita Robles decía que «por eso es tan imprescindible que haya mucha transparencia en las adjudicaciones públicas y en la contratación pública. Sabemos que si lo publicas en el BOE nadie lee el BOE. Por eso, para mí, es tan importante el papel de los medios de comunicación. Por eso es tan importante que el medio de comunicación explique a la opinión pública lo que está pasando detrás de una gran obra pública, detrás de una gran adjudicación o detrás de la construcción de una radial».

Gente que nunca ha trabajado

Mientras la partidocracia no dé paso a la meritocracia y tengamos, como en muchos países, profesionales de prestigio que acceden al mundo político y no gente que nunca ha trabajado, habrá corrupción. Mientras no se fije la financiación ilegal de los partidos y sea por concesiones bajo mano, habrá corrupción.

Además, es muy aburrido todo pues «la partidocracia constituye una deformación sistemática de la democracia. Cada partido tiene sistemáticamente que atacar al otro«, como dice Gustavo Bueno, en lugar de buscar el bien común: es la búsqueda de conseguir y conservarse en el poder. Por eso no se hacen políticas menos vistosas, como aprovechar el agua, sanear las cañerías para que no pierdan, etc.

«En el marco institucional de la democracia española prima la búsqueda de la gobernabilidad sobre la garantía de representatividad, aunque, en la práctica, eso no garantiza que los gobiernos sean eficaces», se afirma en el estudio sobre la integridad política institucional en España, llevado a cabo por Transparencia Internacional a cargo del proyecto ENIS, financiado por la Comisión Europea.

Ha habido corrupción en las últimas décadas, no solo ahora: en el gobierno de Felipe González, por ejemplo, y todo eso genera un sentimiento en la opinión pública de que los partidos se exceden en su poder.

Hay una colonización de los poderes sociales por parte de esa casta política mediocre que podríamos llamar de zánganos, «mediante la ocupación de los instrumentos más operativos de acción social: la Administración Pública en primer término y luego los medios de comunicación social, la educación y la cultura, el sector público económico y, por descontado, sus organismos de control» (Alejandro Nieto, autor del libro El desgobierno de lo público).

Los nombramientos a dedo, cargos de confianza (cientos, miles de asesores, que cobran para dedicarse al partido), redes clientelares alimentadas por subvenciones (y concesiones de pagar votos, dando prestaciones sociales en lugar de crear trabajo), cadenas de favores indebidos y casos de corrupción silenciados…

Muchos quieren la reforma de la Constitución para que elijamos de verdad quienes nos representan, pero los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, son reticentes. Hasta hace poco, han jugado al consenso: el 56% de las leyes aprobadas entre 1980 y 2007 fueron acordadas entre gobierno y oposición, según el estudio sobre la integridad política institucional en España, llevado a cabo por Transparencia Internacional.

Pero en esa casta, vemos que hay mediocres que no quieren gente mejor que ellos, sino personas que no le hagan sombra sino que les sirvan, y así vemos que un portero de discoteca pueda despachar en el ministerio, en la mesa del ministro: seleccionados por su lealtad y sumisión, y no por su competencia y ética. Ante ese juego de cloacas, ¿qué solución es posible?

El inmenso poder que el sistema constitucional le concedió a los partidos políticos ha provocado esa corrupción. Aquellas cajas de ahorros, tan cercanas a los españoles, que constituía la mitad del sistema financiero español, fueron politizadas hasta quedar destrozadas por muchos políticos en la merienda que hicieron entre los dos partidos mayoritarios: esta es la capacidad económica de estos señores, de muchos de ellos.

Un país donde los ciudadanos no opinan en los problemas políticos sino solamente en una votación con cierta alternancia de dos partidos mayoritarios, sin una división de los poderes real, es fomentar la corrupción, donde el bien común está después de los intereses personales de los que mandan. Menos mal que está la Comunidad Europea, que más o menos controla la economía, al menos los fondos que nos envían…


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Un comentario

  1. Pepe Muñoz

    Dice, «El inmenso poder que el sistema constitucional le concedió a los partidos políticos…», en realidad, no hay sistema constitucional, porque lo que llaman constitución no es sino una Carta Otorgada. Si, realmente, fuese una Constitución (Separación de Poderes y Representación Política de los ciudadanos) no concedería ningún poder a los partidos…
    Fueron los propios partidos (al redactar la pseudo-constitución) quienes, en posesión del Poder del Estado, «se conceden», a sí mismos, el estatus de «sujeto político». Por eso, esto no es democracia, sino Partidocracia.
    Salud…

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