La mayoría de los españoles hacemos un inmenso esfuerzo ante el escenario que nos ha tocado vivir, prescindiendo de muchas cosas necesarias y aminorando gastos al máximo
Esta mañana al comprar el pan, como hago todos los días, me dice la señora panadera que el próximo día subiría la barra a 90 céntimos, verdaderamente esto no es asumible para la población, sobre todo para los más desfavorecidos.
Me pregunto: ¿no hay ayudas, al igual que en el combustible, para el pan y los productos de primera necesidad con el fin de que el pueblo pueda comer y no pasar carestías?
Verdaderamente hay que apretarse bien el cinturón, no siempre los mismos. Es imprescindible por el bien de toda la nación reducir gastos. Es inadmisible que tengamos tantos políticos y asesores en el gobierno de nuestro país y en cada uno de los parlamentos autonómicos. Hemos de disminuir a lo mínimo, a lo necesario, el sinfín de puestos innecesarios y a veces duplicados en las diferentes administraciones. He de recordar que los sueldos de los ministros actuales (23 miembros) suman 1,75 millones de euros, el 0,00038% del total de los Presupuestos.
La democracia, según la he entendido siempre, y la he explicado a miles de alumnos, es el sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes. ¿Se está haciendo esto de forma justa, aquí en nuestra España?
También he de recordar que la partidocracia, forma de gobernanza en la que los partidos se transforman en una manera de escalar categorías sociales y fiscalizar a la colectividad en vez de atender las necesidades del pueblo. Por estos motivos, ya no es mecanismo de la democracia. ¿Hay forma de corregir esto para que nuestras libertades no se acaben?
El servicio político no es un medio de vida perenne
No hace mucho tiempo escribía en otro artículo de prensa: «La profesión política es de las más importantes en la sociedad. El que tenga el privilegio de ejercer esta profesión de servicio a los demás es realmente digno. Pero también hay que recordar que este servicio no se puede perpetuar y hacerlo como un medio de vida perenne. Soy siempre de la opinión de que los gobernantes deben ser los mejor preparados, los más honestos y los que siempre buscan el bien general y no el bien partidista».
Sigo sin comprender aún cómo en esta profesión de servicio a los demás, y tan dura en el esfuerzo por la mejora de toda la ciudadanía, sea de las profesiones más solicitadas y perpetuadas en nuestro país. No entiendo los privilegios y las normas que establecen y consienten sus señorías. No olviden nunca que están siempre al servicio del pueblo y que el pueblo, con nuestros impuestos, les pagamos.
Impropio que ustedes falten a los plenos cuando les place. Por lo visto, cuando es imprescindible para votar, ahí no faltan sus excelentísimas. ¿No tienen una normativa y control, como se hace en cualquier puesto de trabajo, sujetándose al horario y, si se falta al mismo por cualquier motivo, presentar justificante de la ausencia?
No olvido tampoco esos privilegios millonarios y vitalicios que se imponen cuando acaban sus servicios o trabajos hacia la sociedad junto a esos puestos de trabajos que les aparecen en otros organismos públicos con sus respectivas pagas.
Y, mientras, no nos podemos comer el pan de cada día
Aportemos de forma enérgica, en política, las dificultades que aparecen ordinariamente en el ámbito más cercano, exigiendo de forma contundente suprimir actuaciones funestas, cargadas de podredumbre e indecencia y que venimos soportando durante tanto tiempo.
Concluyo con unas palabras del catedrático de derecho Miguel Ángel Recuerda, publicadas en varios diarios nacionales sobre nuestro poder judicial y que decían: «La democracia se debilita cuando se incumple contumazmente el mandato constitucional de renovar el órgano de gobierno del Poder Judicial, se aprueban leyes disparatadas que le despojan de sus funciones constitucionales, se desoyen los criterios del TEDH y del TJUE sobre la independencia judicial, se nombra fiscal general del Estado a quien ha ostentado cargos políticos relevantes, se alienta desde las instituciones el incumplimiento de las resoluciones judiciales con narrativas destructivas y se ataca sin escrúpulos al Poder Judicial».
Todo lo que dice este artículo es cierto. Señala que los políticos deberían ser los mejor formados y más éticos, tal y como decía Platón en su República. Pero tenemos lo que tenemos. Muchos no se podrían ganar la vida fuera de la política, lo que les hace ser vulnerables a la corrupción, prevaricación, etc. No tenemos una clase política buena en general, habitualmente los mejores no se meten en política y eso es un problema para España.
Una vez más, don José Ramón Talero se convierte en portavoz de tantísimas personas necesitadas y de muchas más que ansían una renovación política. Las sugerencias que nos plantea se han expuesto por muchas personas y desde hace largo tiempo, por lo que no sólo son bien conocidas sino bastante aceptadas. ¿Por qué, pues, no se han llevado a cabo? Pues porque el sistema de partidocracia lleva tiempo fagocitando nuestra democracia. Y así seguimos.