Ante el inicio de la propaganda electoral en las elecciones del 28 de mayo, me gustaría recordar a todos nuestros conciudadanos, sean de la ideología que sean, lo siguiente:
La falta de honestidad política, la incapacidad de servicio al pueblo, el interés de perpetuidad en los cargos y ganas de privilegios económicos a cuenta de la ciudadanía es la tónica en general de muchos años en nuestro país. Se amplía un tejido social de funcionariado, más los miles de asesores que contratan los gobiernos, sin formación, hacen que los presupuestos del Estado sean gigantescos. Si a esto le sumamos el despilfarro en dietas, coches y aviones oficiales, convierten nuestras economías en una inmensa carga que, como siempre, es soportada con impuestos y penurias para los ciudadanos que difícilmente pueden sacar adelante a sus familias. Es inaudito que nuestros representantes se nos muestren sin congruencia ideológica y sus actuaciones estén completas de hipocresía. Viven para ellos y para sus partidos, no al servicio del pueblo.
¿Qué les ocurre a los ciudadanos que no reaccionan ante tanto atropello?
La escasez de formación, la manipulación en los medios, propiciada por los que ostentan el poder y que hacen que las cuestiones fundamentales en una democracia se oculten, desaparezcan o se disfracen con subvenciones, miserias y migajas para el pueblo soberano.
No se ayuda a esos emprendedores empresarios, que crean puestos de trabajo y riqueza, pues son tantas las trabas que se les pone que desisten en el intento o cierran sus negocios por la insensatez de los que gobiernan.
No podemos consentir vivir de ayudas sin trabajar. Todo ciudadano debe aportar con su trabajo y esfuerzo un beneficio a la sociedad contribuyendo al bien común. Si no existen puestos de trabajo en ese momento, el Estado debe exigir que se trabaje en beneficio de toda la sociedad, pues para eso se le da una ayuda social. Este trabajo es amplísimo: limpieza de montes para evitar incendios, limpieza de cauces de los ríos para impedir inundaciones e infinidad de trabajos sociales que pueden realizar en beneficio de la comunidad.
Decía Julio Anguita, un gran político, honesto y congruente con sus ideas: «Mirad a los políticos por lo que hacen, por el ejemplo, y aunque sea de la extrema derecha, si es un hombre decente y los otros son unos ladrones, votad al de extrema derecha, votad al honrado. Al ladrón no lo votéis, aunque tenga la hoz y el martillo».
Por favor señores políticos, servidores del pueblo: su profesión es vocación y servicio a los demás. Es un orgullo servir a la nación, háganlo bien».
Estupendo artículo.
¡Tiene más razón que un santo!.