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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. / AFP

Opinión, Política

El fango, el amor y la política

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En esta guerra de guerrillas que se ha convertido la política partidocrática en España, Pedro Sánchez apela al sentimiento para huir hacia adelante de una situación desesperada. Faltan cuatro días para ‘The Decision’

Ya en una de las entrevistas que concedió en las pasadas elecciones generales, el actual presidente del Gobierno puso de relieve que estaba preocupado y enfadado por los ataques personales hacia su mujer, a la que llevan años llamando «Begoño» o «travesti», entre otras lindezas. Perro Sánchez se ha convertido en un hashtag permanente. Todo el mundo tiene un límite, pero hay muchas variables en esta ecuación y un presidente de Gobierno debe tener el cuajo suficiente como para soportar los golpes. Debe ser un Rocky Balboa de la política.

Aquí se une el posible hartazgo personal (el caparazón de un político es duro, pero no irrompible) ante los ataques por tierra, mar y aire, con un inicio de legislatura que viene viciado de inicio por la Ley de Amnistía y el indulto a Puigdemont para poder seguir en la Moncloa. Todo ello ha sido gasolina para una oposición que ha encontrado en los disparos verbales continuos su defensa ante los casos de presunta corrupción del novio de Ayuso.

No es casualidad que Sánchez decidiera ayer tomar una decisión inédita, el día en el que la Junta de Fiscales de Sala decidió archivar la querella del novio de Isabel Díaz Ayuso, Alberto González Amador, contra dos miembros de la Fiscalía Superior de Madrid por revelación sin practicar ninguna diligencia. El mismo día en el que un juzgado de Madrid abrió diligencias previas contra la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, tras la denuncia de la ultraderechista Manos Limpias, para investigar sus relaciones con varias empresas privadas que acabaron recibiendo fondos y contratos públicos del Ejecutivo de su marido (aunque hoy la Fiscalía ha pedido archivar esas diligencias). «Después de las noticias que he conocido, a pesar de todo, sigo confiando en la justicia de mi país», llegó a decir. El día después de que el juez de la Audiencia Nacional, José Luis Calama, haya reabierto la investigación sobre el supuesto espionaje con el programa Pegasus de los teléfonos móviles del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y de los ministros de Defensa, Margarita Robles; Interior, Fernando Grande-Marlaska; y Agricultura, Luis Planas. Y a pocos días de unas elecciones catalanas.

Tiempos oscuros

Vivimos tiempos convulsos, profundamente complicados. La saturación de los juzgados y de todos los trabajadores de estos lugares donde se toman decisiones cruciales para el país (incluidos los jueces) están provocando muchas contradicciones y errores, como la reciente puesta en libertad de Karim Bouyakhrichan, presunto cabecilla de la conocida como Mocro Maffia holandesa, que fue detenido en enero en una operación de la Policía Nacional y que se ha fugado tras no presentarse en los juzgados (y después de que la Audiencia Nacional le dejara marchar pagando una fianza de 50.000 euros). Tiempos oscuros que afectan, sobre todo, a las decisiones políticas.

En un entorno virtual, de adláteres por doquier vendiendo su moto en internet, tuiteando de forma compulsiva sin filtro alguno, la gran política, la de verdad -la del pueblo, que diría Julio Anguita-, queda en un segundo plano, eclipsada por los terribles egos de los Sánchez, Feijóo, Abascal, Moreno Bonilla, Ayuso y compañía.

Así, el ciudadano vive en una duda constante: ¿este alcalde / concejal / diputado / presidente hace esto de corazón, por el interés general o por salvarse el culo? ¿O por buscar rédito político? ¿O por aferrarse al sillón? El sistema está tan corrompido, ha sido tan manoseado desde 1978, que ya nadie conoce a nadie. El caso de Ábalos es otro ejemplo de la desconfianza que existe entre unos y otros hasta dentro de un mismo partido. ¿Nadie sabía los tejemanejes de Koldo aparte de Ábalos? Cuesta creerlo. ¿De verdad no sabían Aznar y Rajoy los tejemanejes de Bárcenas? Volvemos al problema endémico de la confianza perdida en el político por parte de la ciudadanía, sea verde, rojo, azul, fucsia o de los colores del arcoiris.

Clima de polarización nunca visto

Teniendo todo esto en cuenta, ¿cómo confiar en la palabra de Pedro Sánchez? Hablamos de un ave fénix que resurgió de sus cenizas poniéndole el pie en la cabeza a Susana Díaz cuando ésta soñaba con ser la primera mujer en el Palacio de la Moncloa para, posteriormente, hacerle una moción de censura a Mariano Rajoy y gobernar desde entonces, siempre en un clima de polarización de la sociedad nunca antes conocido (la gente muy de derechas no soporta que Podemos, y ahora Sumar, estén en vicepresidencias y ministerios). Lo último, impedir por primera vez que la lista más votada, la del PP, gobernase en España llegando a un acuerdo con partidos independentistas.

Por el camino, ha habido decisiones que han revertido positivamente en el bienestar social de los que menos tienen, como la subida del Salario Mínimo Interprofesional, la creación del Ingreso Mínimo Vital o la subida de las pensiones. Pero Sánchez, con la inestimable ayuda de las Montero (las ministras más vehementes jamás conocidas), no ayudó a bajar el tono de los debates. Y aunque Irene ya no está, porque demostró que para portar una cartera ministerial hace falta algo más que buena presencia y buena dicción, ahora está Óscar Puente para tender puentes hacia la crispación.

Muchos opinadores y tertulianos dicen que esta carta (me encanta misiva, mi sinónimo preferido) les ha cogido por sorpresa, pero era de esperar que el hombre que puso unas elecciones generales en julio se sacara de la chistera algún resorte para cambiar este abanico de insultos en el que se ha convertido la vida política que, nunca lo olvidemos, afecta y mucho a la sociedad. La legislatura es un perezoso que trata de cruzar una carretera en hora punta. Es muy complicado tomar decisiones con un presupuesto prorrogado, con casos de presunta corrupción en derredor y con la oposición de espaldas hagas lo que hagas. No es tan extraña la carta.

El anuncio de la decisión sobre su futuro, inspirado en The Decision de LeBron James, tiene varios objetivos: crear una ola de adhesiones en su propio partido, que anda quebrado por la corrupción y los malos resultados tanto en el ámbito estatal como en el local y ya no digamos en el autonómico; señalar a Feijóo como principal culpable del hostigamiento continuo y sembrar dudas en la ciudadanía sobre su apego a Vox; y declarar públicamente su amor por Begoña.

El amor (y la estrategia) está en todas partes

«Estoy profundamente enamorado de mi mujer». Esta frase no la pueden decir todos los maridos… Se le acusa de tejer una estrategia, pero me hago una pregunta: ¿no están la estrategia y la táctica presentes en todos los ámbitos de la vida? En el deporte, en los juicios, en la defensa oral de una oposición, en subir la audiencia de un periódico digital, en la sanidad, en la educación, en el ejército, en la toma de declaraciones a un imputado, en lo que dice ese imputado, en la consecución de objetivos profesionales, en la búsqueda de empleo… En todo, incluso en conseguir el amor de la mujer de tu vida, está presente la estrategia. ¿Por qué es tan malo que Sánchez tenga una hoja de ruta? El hecho de que haya escrito esa carta solo, si acaso con la ayuda de la propia Begoña, dice mucho de que no quería demasiado tacticismo esta vez. El astuto Sánchez también tiene corazón. ¿Qué haría usted si insultaran a su mujer todos los días durante años?

Hablemos ahora de las opciones del exjugador del Estudiantes (es verdad que no debería haberlo anunciado, sino convocar a los medios con la decisión tomada, pero ya hemos dicho que no hay vida sin estrategia):

  • Dimitir, algo que sería histórico -y muy bueno para la democracia- si lo hace por reconocer sus errores y por la corrupción de su partido, no por sentirse víctima de ataques personales. En ese caso, el Gobierno cesa y queda en funciones. El artículo 101 de la Constitución regula que «el Gobierno cesa tras la celebración de elecciones generales, en los casos de pérdida de la confianza parlamentaria previstos en la Constitución, o por dimisión o fallecimiento de su presidente«. El Gobierno en funciones estará limitado al despacho ordinario de los asuntos públicos y tiene que facilitar la toma de posesión del siguiente gobierno. ¿Qué ocurre entonces? Comienza una nueva investidura. Tras cesar, la Constitución indica que «el Gobierno cesante continuará en funciones hasta la toma de posesión del nuevo Gobierno». En el artículo 99 se regula que el Rey deberá proponer un nuevo candidato a la Presidencia del Gobierno. En esta investidura entran en juego los plazos habituales: la Presidencia del Congreso convocará el pleno de investidura. El candidato tendrá que conseguir en primera votación la mayoría absoluta del Congreso para ser investido o la mayoría simple en una segunda votación 48 horas después. 
  • Convocar la cuestión de confianza: es el segundo de los escenarios, el que baraja que el presidente del gobierno no dimita, por lo que su gobierno se mantiene con las garantías pero abre nuevas posibilidades; y existe la opción de que se someta a la deliberación de las Cortes, y convoque la denominada cuestión de confianza, activado el artículo 112 de la Constitución. Tras ello, el artículo 114 dicta que, de ser denegada la confianza en el presidente, éste debe presentar su dimisión al Rey, y se retomaría lo que dicta el artículo 99; lo que contempla otra convocatoria electoral. Cabe destacar que la Constitución recoge que no se pueden convocar elecciones hasta finales de mayo, cuando se cumple un año desde la pasada disolución de las Cortes, por lo que se prolongaría, en cualquiera de los casos, este escenario hasta final de mayo.
  • La tercera vía es que entone el ya famoso «no voy a dimitir» que dijo cierto presidente alopécico de una federación deportiva y hacer valer su manual de resistencia hasta que el cuerpo aguante.

El resultado, la noticia, la gran decisión, se desvelará el lunes, día 29 de abril. Ahí podría terminar esta historia de fango, amor y política… o no.


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3 comentarios

  1. Felicidades Paco, por la celeridad en tus palabras, que abarcan toda la problemática en mi opinión.
    Si se confirma que Sánchez está «tocado», es que no es un narcisista sin sentimientos que solo busca el poder. Ni sería cierto lo que dicen muchos como Ayuso (Sánchez elige el poder antes que la vida) ni Pérez Reverte (que Sánchez sería un perfecto personaje para sus novelas: un asesino que vende tu madre y te crees que ha vendido la suya).
    Si ha escrito él la carta, sin contar para algo tan importante con tantos asesores y ministros, ¿qué pretensiones tiene? Ante la polarización actual, no podemos olvidar que mucha gente está contenta con su gestión, en aspectos que dices en el artículo. Aunque no sean la mayoría de españoles, son muchos sin duda.
    De todas formas, la carta tiene trozos de propaganda barata. La línea roja es que él y sus ministros han difamado a la mujer de Feijó sin verdad (es decir calumniado), y a mucha más gente (por no entrar en la enemistad con Ayuso, que quizá ha minusvalorado).
    Sin duda, Sánchez no ha sido un modelo de atención a «no tocar» la familia de sus adversarios.
    ¿Hay algo detrás? Yo veo que las maletas del famoso avión, el caso Koldo y sobre todo el caso Pegasus-Marruecos (¿tiene que ver con el cambio de política con respecto a Sahara, y con los negocios de la mujer de Pedro Sánchez?). En cualquier caso, hay muchas sombras, poca transparencia.
    Y, como siempre, una casta política mediocre, una partitocracia que me gustaría cambiar, para no repetir lo que he escrito en este periódico doy enlace a otro artículo mío: https://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/4805800/hacia-politica-representativa-responsable-reformando-constitucion-espanola
    ¿Quién se anima a hacer una plataforma para pedir un referendum para que votemos a personas que nos representen, no a partidos?
    Saludos!

  2. Están corriendo noticias de la posible incorporación de Pedro Sánchez en los mandos europeos. ¿Será por eso que ha estado estas últimas semanas viajando tanto? ¿Tiene algún documento firmado? No sabemos nada, es difícil conocer algo, el lunes sabremos…

  3. Juan López Martín

    Evidentemente un roedor si sale de su escondite y se muda a otro es porque hay más queso o porque en su nido se ahoga cuando el agua sube de nivel.
    Hay varios hechos: un presidente que pierde la seguridad de sus comunicaciones. Y con él su Ministra de Defensa, lo de su mujer es escabroso, pero nada comparable a que el ENEMIGO, digo bien e insisto: ENEMIGO moro, tenga datos para hacer chantaje y apropiarse por lo burro inmisericordemente del Sáhara y con la misma bandera pero sin luna ni estrella reconocer (o pretende reconocer) a Palestina y no hay pelos en las lenguas de decir que Israel ha invadido a Palestina, pero lo del Sáhara… Pues a otra cosa marisopla.
    Un político honesto dejaría trabajar a la justicia y con cºjºnes toreros recibiría a jueces y fiscales a PORTAGAYOLA de Moncloa. No interfiriendo lo mínimo en el proceso judicial contra la mamarracha machihembruna que trabaja en una Cátedra y que ha hecho tantos viajes a R. Dominicana en el avión oficial del Presidente.
    ¿Habría que retirar el pasaporte a la Bego? ¿Y acaso Pedro S. está con las maletas para hacerse un viaje a la Peruana y no volver?

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