El pueblo saharaui se formó ya en el siglo XIV, era una sociedad tribal. En el siglo XIX, estaba gobernada por la Asamblea de los Cuarenta ‘Ait Arba-ain’, cada una de la cuales representaba una de las tribus saharauis y, cada tribu, una subtribu
En 1884 comienza la colonización española, proclama un protectorado desde Cabo Bojador y Cabo Blanco (costa de Saguia el Hamra). En marzo de 1905, una delegación de jefes tribales llega a Gran Canaria para negociar con la Corona Española. Las fronteras del Sáhara Occidental serán definidas en los acuerdos realizados entre Francia y España en 1900, 1904 y 1912. En 1934, los notables de las tribus saharauis firman su sometimiento amistoso a los españoles, aunque la ocupación efectiva de todo el territorio será en 1936 (anteriormente, España llevaba ya 50 años en la zona).
En 1963, el Comité Especial de Descolonización de Naciones Unidas colocaba al Sáhara Occidental en lista preliminar de territorios del mundo a los que se le debía asignar la declaración sobre concepción de independencia. En 1965, España es llamada para que se inicien los trámites de descolonización en el Sáhara Occidental, aprobando por ambas partes el principio de autodeterminación ante las Naciones Unidas (ONU).
En el año 1973, tres años pasados desde la manifestación nacionalista de Zemla, los que se mantuvieron en este movimiento fundaron el Frente Polisario. De 1973 a 1975, hubo enfrentamientos bélicos entre España y el Frente Polisario, apareciendo una serie de acontecimientos (voladura y paralización de los yacimientos de fosfatos de Bucrá) que obligó al gobierno de Arias Navarro a parlamentar oficialmente con el Polisario. El empeoramiento de la enfermedad de Franco hizo que el gobierno español no reaccionara como debía, había ministros que opinaban de distinta forma (algunos de ellos tenían intereses económicos en Marruecos) y las decisiones del gobierno no eran claras, confundiendo a los funcionarios de la ONU y al mismo ejército del Sáhara.
Una realidad geopolítica compleja
Desde un punto de vista objetivo y haciendo un análisis lo más profundo y, a la vez, lo más escueto posible, con toda la bibliografía leída y los comentarios escuchados y recogidos en los ambientes sociales, políticos y militares, manifiesto que los intereses expansionistas de Marruecos, como los económicos de Argelia junto con los acontecimientos de Zemla, motivaron en la sociedad saharaui (azuzados por ambos países y organizados por el Frente Polisario) un enconamiento y enfrentamiento que no debió ser. La idea de España era dar la independencia a los saharauis, pues ya los organismos internacionales (ONU) se lo exigían. Quizá el radicalismo del Frente Polisario y la impaciencia de sus líderes más radicales hicieron que esa evolución hacia la independencia no se produjera y aparecieran otros elementos que condujeron al desastre, pues en esos momentos España, y no son justificaciones o excusas, vivía una problemática interna muy compleja que le absorbió por completo.
Soy del pensamiento de que España no traicionó a este pueblo, lo mimó y dignificó hasta el final. Les hizo ciudadanos españoles con los mismos derechos al convertir su territorio en provincia. Hubo un gran respeto por su cultura, sus costumbres, así como por su religión y justicia, nunca se les explotó como hicieron otros colonizadores europeos en África.
Lo que sí fue evidente, ante la situación que se vivía en España, es que sectores del Gobierno, del Alto Estado Español y la Jefatura del Estado en funciones, engañaron a la opinión pública, a los partidarios de que España cumpliera sus compromisos (Ministerio Asuntos Exteriores) y a los militares del Ejército del Sáhara.
Arias Navarro, cumplidor a las órdenes de Franco, no fue capaz de tomar decisiones ante la enfermedad del general y lo único que le inquietaba eran los problemas internos del país (España).
Aprovechando el desconcierto y la falta de decisión del gobierno español, Hasan II consiguió la ayuda de Francia y Estados Unidos para poner en marcha su intento de expansión territorial. Mientras, la Marcha Verde (en un principio blanca) era planificada en Londres por funcionarios norteamericanos en un centro de estudios estratégicos, financiado por Kuwait y dando el visto bueno el secretario americano Henry Kissinger. Mientras, en París, Valéry Giscard negocia un necesario apoyo político-militar a Mauritania.
El 16 de octubre de 1975, Hasan II anuncia la Marcha Verde. El 6 de noviembre se inicia por el norte, con 350.000 civiles marroquíes protegidos por su ejército (FAR), mientras por el sur, Mauritania lanza su ejército para repartirse el Sáhara.
Para conseguir la retirada de la marcha, el presidente del gobierno de España, Carlos Arias, con sus ministros divididos en opiniones, aceptó todas las exigencias y vilipendios engañando al ejército, a la ONU y a los saharauis. La entrega del territorio a Marruecos y a Mauritania se organiza entre el 12 y el 14 de noviembre de l975 y fue firmada por las Cortes el día l8 de noviembre.
El Tribunal de La Haya no encontró lazos jurídicos de tal naturaleza que modificaran la descolonización del Sáhara Occidental
El mismo día del anuncio de la Marcha Verde (16-X-1975), el Tribunal Internacional de La Haya hizo público: «La conclusión del tribunal es que los materiales y la información que le han sido presentados no establecen ningún lazo de soberanía territorial entre el territorio del Sáhara Occidental y el reino de Marruecos o el complejo mauritano. Así pues, el tribunal no ha encontrado lazos jurídicos de tal naturaleza que modificaran la descolonización del Sáhara Occidental y, en particular, el principio de autodeterminación a través de la libre y genuina expresión de la voluntad de los pueblos del territorio».
Una vez firmados los acuerdos de reparto en Madrid, la ONU, en resolución S/2002/161 del departamento jurídico, decía: «Los acuerdos de Madrid no han transferido la soberanía del Sáhara Occidental ni han otorgado a ninguno de los firmantes el estatus de potencia administradora, estatus que España no puede transferir unilateralmente».
El representante español ante la ONU Fernando Arias Salgado, supliendo al embajador Jaime Piniés en una reunión urgente del Consejo de Seguridad, consiguió que se aprobará la resolución 380, que condenaba la invasión y pedía la retirada de la Marcha Verde.
«Potencia administradora»
Después de los Acuerdos de Madrid, la ONU consideró, a continuación de esa fecha, que España seguía siendo “potencia administradora” del territorio y la presencia marroquí y mauritana era una ocupación.
El ejército español en el Sáhara se comportó como siempre lo hizo a través de nuestra historia en común. Cumplió las órdenes de retirada ante su asombro e indignación, a pesar de haberles hecho promesas que jamás se cumplieron. Se sintió desilusionado y engañado ante los acuerdos de Madrid, pero cumplió la orden del Gobierno para entregar el territorio. La templanza y la inteligencia del gobernador general Gómez de Salazar hizo que todo trascurriera, aunque con asombro, como sus jefes militares le ordenaron en la última reunión de la Junta de Defensa Nacional; con esta actuación se evitarían conflictos. Lo que en esta junta se sostuvo, por intervención directa del presidente del Gobierno, Arias Navarro, era que España debía abandonar el Sáhara para mantener la amistad con el mundo árabe y no alterar las relaciones con Estados Unidos y Francia.
Como hemos estado relatando, a pesar de las equivocaciones de España y de los demás países, deben los organismos internacionales poner todo el interés y credibilidad en solucionar estos conflictos, que son muy claros en la resolución, pero que se complican por los intereses expansionistas y económicos de países que no quieren ver la realidad histórica de los pueblos.
Ojalá que el pueblo saharaui y marroquí lleguen al entendimiento. De esa forma, se establecerá una gran estabilidad en el norte de África (El Magreb) y, como consecuencia de esto, se expandirá hacia el mundo árabe un aire fresco de justicia, paz, respeto y democracia para con todos sus pueblos.
Pero la realidad es esta y en el momento en que estamos viviendo, después de tantos cambios en la esfera internacional (terrorismo de yihadista, guerras en Oriente Medio, inmigración, tráfico de drogas, crisis económica etc.), los intereses políticos y económicos han hecho que este conflicto no se haya solucionado, como tuvo que hacerse en su día por resolución establecida en la ONU.
Qué buen artículo del profesor José Ramón Talero. Qué bien y concisamente explicadas todas las complejas circunstancias y actores que participaron en aquellos desastrosos acontecimientos. Felicidades y un gran abrazo