Hace ya algunos meses, leyendo la prensa, tuve una de esas sensaciones de desagrado que se fija en tu semiinconsciente y ahí queda todo el día haciendo que te sientas incómodo. Y no solo el día que has leído la noticia, sino que emerge, en los siguientes, al primer plano
Leí el siguiente titular: Ninguna de las universidades españolas se halla entre las 200 mejores del mundo. Esto es muy, pero que muy preocupante. Si hubiese leído que no estaba entre las 10 mejores, lo sentiría; pero entre doscientas … me avergonzó. Comencé a preguntarme en qué ponemos nuestros intereses los españoles, en qué los fija nuestro Ministerio de Educación.
Opino que esta noticia nos debe conducir a realizar una profunda reflexión sobre los planes de enseñanza en nuestro país. ¿No es cierto que llevamos bastantes años constatando que el nivel de conocimientos de nuestros universitarios va descendiendo? ¿Y no lo es también que aún se ha notado más en nuestros bachilleres? Me da miedo seguir bajando de ciclos de estudio, porque lo de la ESO (Enseñanza Secundaria Obligatoria) diría que clama al cielo. ¡Esto no es lógico, no es lo que nos corresponde!
España ha de aspirar a estar situada en uno de los primeros lugares del concierto de los países. ¡Cuán lejos hemos ido descendiendo de lo que fuimos y representamos en el mundo! Recordemos que España dio a Roma emperadores, militares, filósofos, escritores y poetas. Españoles y portugueses fueron durante siglos la élite de los navegantes, tanto en los viajes a las lejanas tierras de las especias, como en el dominio del Océano. Sus gobiernos eran los dos únicos con posibilidades de organizar y costear la gran aventura del viaje hacia el Occidente de las costas europeas (Finisterre). Fueron nuestros reyes, nuestras naves y marineros, con Colón, los que sumaron, a lo ya conocido, un Nuevo Mundo.
Magallanes y Elcano
Algo más tarde Magallanes y Elcano emprendieron por océanos y mares la primera vuelta al mundo, que tras incontables luchas y calamidades solamente culminaron 18 supervivientes marinos y una sola nave, la Victoria, llegando a Sanlúcar de Barrameda. Militares marinos españoles, Juan de Austria y Álvaro de Bazán, al mando de la flota de la Liga Santa, con su victoria en la batalla de Lepanto, salvan a Europa y toda la cultura occidental cristiana del poderío turco y los ejércitos otomanos. El Imperio español ha sido el más extenso del planeta, quedando por ello la frase de que el sol no se ponía en sus dominios.
Coloquemos a España en un lugar de preeminencia en Europa. Comencemos por conservar su unidad. Cada comunidad autónoma debe perseguir alzarse al máximo de sus posibilidades, sin olvidar la solidaridad con las otras y con sus propios ciudadanos. La suma de todos los logros irá construyendo la grandeza que deseamos, acabando por ser de nuevo nuestro motivo de orgullo.
Vamos a elevar el nivel cultural y profesional de cada español, sin regatear medios económicos y humanos. Se comienza por la etapa de 3 a 6 años, de la que han de salir maduros para una Enseñanza Primaria de calidad en la que dominen las materias instrumentales y de conocimientos que cimenten una Enseñanza Secundaria fuerte, orientadora. Es absurdo que lleguen nuestros jóvenes a la universidad y que el profesorado nos diga que no llevan el nivel adecuado.
El análisis de por qué sucede así no es complejo: fijémonos en el cambio y recambio de los planes de estudios que se vienen realizando desde hace varias décadas. No siempre fueron acertados. Se debería haber fijado una meta de un par de cursos -al menos- para hacer un estudio serio de lo que funciona bien y de lo que no. A partir de ahí, con la experiencia adquirida, más lo que observemos positivo de otros países, sentemos las bases de una programación adecuada en cada nivel. Permítanme un par de sugerencias:
- Elaboración del listado de materias fundamentales en cada etapa escolar que crearán la fuerte base de conocimientos precisos para pasar a la siguiente, sin los cuales no se debe promocionar. Esta será la única forma de construir el edificio cultural y educativo sobre rocas, en vez de sobre arena.
- Reforzar la base de que venimos hablando, fundamentándola en la cultura clásica, en conocimientos humanísticos, en el estudio de Latín y Griego, en fundamentos de Filosofía, cuyos efectos serán enriquecedores intelectualmente con capacidad de raciocinio y lucidez de criterio.
¿Y saben quiénes deben ocuparse de estos menesteres? No los políticos ni funcionarios de algunos departamentos. Han de ser lógicamente los especialistas en la materia, los que entienden de ello y lo viven a diario; ese importantísimo encargo se ha de poner en manos de directores y profesores de los centros más prestigiados, algunos ya declarados centro piloto, y siempre asesorados por psico-pedagogos. ¿Seremos capaces de ir al grano y dejar de lado lo demás? Hágase la reforma que necesitamos. Añadiré: que sea sin tintes políticos. Porque la esencia es obtener el bien de nuestro país, no que los arribistas de unas u otras siglas se cuelguen méritos en la solapa.
Señores del Gobierno (lo formen quienes lo formen) dejen de lado el nombre de los partidos. Sean honrados, trabajadores y positivos. Remen todos en el mismo sentido y en la misma dirección: siempre adelante. Incluso ustedes percibirán su mejora personal y el aprecio de sus representados.
«DE LO SUBLIME Y DE LO BELLO»
-Circa vilem patulumque morabimur
orbem, / Unde pudor proferre pedem
vetat aut operis lex.
Edmund Burke.