El vicepresidente de los hosteleros andaluces, Antonio Luque, exige ayudas directas para su sector; Juan Rambla pide al Gobierno que no se olvide del ocio nocturno; el autónomo Ricardo Navarro describe su sufrimiento económico, que es el de millones de personas en España; Carmen, cajera de supermercado, reclama la vacunación para su profesión, que es esencial; y el periodista Miguel Ángel Mendoza vislumbra un futuro pospandemia incierto
En un primer reportaje, EL LIBRE dio voz a los profesionales sanitarios y, en el segundo, a los docentes. Son dos profesiones que han sido muy azotadas por la crisis sanitaria y, en el aniversario del primer estado de alarma por mor del coronavirus, había que ponerles la grabadora para conocer todos sus sentimientos y pensamientos.
En este tercer y último reportaje, se saca a la palestra a otros sectores que han sufrido también las tres olas y que tratan de sobrevivir a una situación agotadora: hostelería, ocio nocturno, autónomos, cajeras de supermercado y periodistas.
Antonio Luque (Horeca): «Estamos con el agua al cuello»
La hostelería supone en Andalucía un 7% del Producto Interior Bruto (PIB) y más de 700.000 familias dependen de ella. Con ese panorama y tras aguantar carros y carretas, el sector se manifestó hace unos días para reivindicar ayudas directas al Gobierno de Pedro Sánchez, como han hecho sus homólogos de Francia y Alemania.
El vicepresidente de Horeca (Hoteles, Restaurantes y Cafeterías) Andalucía, Antonio Luque se muestra desesperado en sus declaraciones: «Estamos con el agua al cuello. A día de hoy y después de un año, la única ayuda directa que ha tenido la hostelería en Andalucía han sido 1.000 euros a los autónomos y cero a las Pymes. Y ha pasado un año aguantando gastos de 4.000 y 5.000 euros mensuales de media».
Juan Rambla (ocio nocturno): «No generamos ningún tipo de ingreso, pero seguimos manteniendo todos los gastos»
Juan Rambla, presidente de la Asociación de Empresarios del Ocio Nocturno Andalucía de Noche, sigue quejándose amargamente, porque está convencido de que el suyo es el sector más vilipendiado durante esta pandemia: llevan muchos meses cerrados a cal y canto debido al toque de queda.
«Estamos cerrados y no generamos ningún tipo de ingreso. Sin embargo, seguimos manteniendo todos los gastos. Necesitamos que nos permitan abrir nuestros establecimientos cumpliendo con todas las normas«, exige Rambla.
Ricardo Navarro (autónomo): «Tendré secuelas económicas durante cuatro años más»
El trabajador autónomo Ricardo Navarro regenta la Autoescuela ON, ubicada en Castilleja de la Cuesta (Sevilla), y ha sufrido en sus carnes la pandemia en el plano económico: «Mientras que los asalariados cuentan los días para volver a cobrar, nosotros, los autónomos, tenemos una cuenta atrás para poder recaudar el dinero necesario para poder pagar las deudas fijas que tenemos cada uno en nuestros negocios. Y, conseguido eso, poder sacar lo suficiente para poder pagar los gastos fijos de tu familia, las necesidades básicas de tu pareja, de tus hijos… Y para ello tienes 30 días y bajando».
«Por suerte para mí, mi sector se recuperó y estabilizó rápidamente. Aun así, tendré secuelas económicas durante cuatro años más, hasta terminar de pagar el crédito ICO», añade Navarro.
Los gastos fijos que puede tener una autoescuela, groso modo, son: alquiler del local, la luz, servicio global de internet, asesoría, letra del coche de autoescuela, programas de formación, seguro del coche… «Los días 1 de cada mes, afronto todos eso gastos y tengo 30 días para recaudarlo», expresa Ricardo.
«El día 15 de marzo de 2020 me dice Pedro, mi presidente, que no van a dejar a nadie atrás. Para ayudarme a poder pasar los otros siguientes 15 días del mes de marzo ( que estaremos confinados) en los que no voy a poder recaudar dinero, para poder hacer frente a mis obligaciones de pago, me va a ayudar aplazándome la cuota del autónomo hasta dentro de tres meses«, recuerda Navarro, que está muy dolido con el Gobierno, porque, como muchos autónomos, se siente abandonado: «Sientes que hay un desgobierno de incapacitados, que no están en la vida de la gente de a pie, riéndose del ciudadano con medidas de ese calibre. Yo, en esos primeros 15 días por falta de clientes o por el miedo al contagio, facturé apenas algunos euros y me dicen que los siguientes 15 días no voy a poder generar dinero, pero que todos los gastos fijos no se van a perdonar, la única ayuda sería el aplazamiento de la cuota de autónomo. Y no iban a dejar a nadie atrás».
Las medida siguiente sería que las ayudas sólo la recibirían aquellos que hubieran perdido un 75% de sus ingresos o beneficios o más. «Para un autónomo que ingresara unos 1.000 euros antes de la pandemia, ingresar 251 euros supondría no tener derecho a la ayuda«, recalca.
Navarro se muestra taxativo: «En Francia sí que han ayudado realmente a los autónomos. Este gobierno demostró que su prioridad era seguir recaudando, maquillando ayudas y creyendo que, cuando no tuviéramos para pagar el local, no nos daríamos cuenta».
«Mientras los políticos juegan en otra liga, los españoles, los ciudadanos, los cercanos con su familia, hermanos e hijos dieron un paso adelante»
Ricardo Navarro, dueño de la Autoescuela ON
Tiempo después vinieron las ayudas de verdad, que dependían de los hijos que tuvieras. A Ricardo, con dos hijas, le correspondió cobrar poco más de 600€ y la exoneración de la cuota de autónomo.
«Me encuentro con unos 600€ al mes y gastos fijos por valor de más de ese dinero, y ahora viene la realidad de la pandemia. En mi caso, el local lo tuve que pagar (mi arrendador vive de ese ingreso), pero también la asesoría, el crédito del coche, la hipoteca, las empresas de formación… Toda persona cercana, en alguna medida, se ha implicado en los demás. Mientras los políticos juegan en otra liga, los españoles, los ciudadanos, los cercanos con su familia, hermanos e hijos dieron un paso adelante y ellos son los que no van a dejar a nadie atrás«.
Navarro pidió un crédito ICO (2,5% de interés a cinco años) para poder compensar la falta de ingresos y cubrir los gastos necesarios de su hogar, lo que hace que ahora, dentro de sus gastos fijos y aparte de todos los que ya ha mencionado, hay que sumarle la cuota del crédito durante cuatro años más.
Carmen (cajera): «Hemos vendido cuatro veces más de lo que vendíamos antes de la pandemia y seguimos cobrando sueldos bajísimos«
Poco se habla del riesgo que corrieron las cajeras de supermercado al principio de la pandemia. Con protecciones de andar por casa, tuvieron que estar en primera línea de caja atendiendo a cientos de personas diarias y tocando todos los productos para pasarlos por el lector del código de barras.
Un exponente de esa dedicación y de esa profesionalidad contra todo peligro es Carmen, que se gana la vida en un supermercado del Aljarafe. «Como trabajadora de un supermercado, las medidas estaban fatal, porque al principio no había mascarillas, no había guantes… Lo pasé muy mal. Cobro a entre 300 y 600 personas diarias tocando todas las cosas que todo el mundo toca», pone de relieve.
«Nosotras le hemos cobrado a personas con covid sin saberlo, por lo que ha habido compañeras que se han contagiado», subraya Carmen, que reclama la vacunación al pertenecer a un sector esencial y, por tanto, muy expuesto al coronavirus.
«Hemos vendido cuatro veces más de lo que vendíamos antes de la pandemia, seguimos cobrando sueldos bajísimos y sin estar vacunadas», denuncia Carmen.
Miguel Ángel Mendoza: «Una pesadilla de indudables consecuencias y de recorrido todavía incierto»
El periodista Miguel Ángel Mendoza ejerce su profesión en Ceuta, concretamente en la Cadena SER, y está convencido de que, sin el estado de alarma, las cosas «hubieran ido a peor». «Era complicado precisar una medida que debiera satisfacer a todo el mundo, pero contamos con un condicionante. No habíamos vivido una situación anterior así. Es cierto que, con el estado de alarma, algunas libertades quedan disminuidas, pero no es menos cierto que todos deberíamos pensar qué hacer por el semejante para erradicar la pandemia. Con las medidas básicas, si se cumplieran, saldríamos de esta situación con más fuerza. Sin embargo, la falta de solidaridad como grupo, la banalización de los contagios y las muertes me generan todas las dudas del mundo sobre si esto se acabará en breve o nos tendrá así durante algunos años», afirma el periodista lepero afincado en Ceuta.
«Ha sido un año complicado, difícil, con la necesidad de acostumbrarnos a dejar parte de nuestra esencia de lado; dejar de relacionarnos como estábamos acostumbrados; de ser prevenidos; de informarnos más de la cuenta; de cambiar las conversaciones por el monotema; de aprender términos como incidencia acumulada, tasa de positividad, coronavirus… y así un largo etcétera; de aprovechar las nuevas tecnologías para saber del otro… Personalmente, no ha sido el peor año. Eso lo localizo cuando pierdes a un ser querido y ya lo pasé. Ahora afortunadamente no me ha ocurrido», agrega Mendoza.
El comunicador, que también es actor ocasional, habla del momento crítico que vive su profesión: «En cuanto al periodismo, algunos han aprovechado para escudarse en la pandemia para dar un paso atrás en la libertad de expresión. Digamos que a algunos poderes les viene bien la pandemia, esto dicho con las reservas propias desde nuestro punto de vista y sabiendo, de antemano, que lo más importante son las personas que se están quedando atrás. En fin, una pesadilla de indudables consecuencias y de recorrido todavía incierto, también para el periodismo, muy aquejado por la caída en la publicidad que complica el futuro de sus profesionales».
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