la destruccion de sodom

El cuadro 'La destrucción de Sodoma y Gomorra', de John Martin, pintado en 1832.

Historia, Opinión, Religión

¿Se ha descubierto Sodoma?

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Según el Génesis, en el capítulo 13, se habla de la destrucción de unas ciudades, por una gran catástrofe debida a fuego caído del cielo. Nunca se habían encontrado las ruinas de esas ciudades y se podría pensar que esa historia es otra fábula del Antiguo Testamento. Se especulaba que dichas ciudades, si existieron, deberían estar en algún lugar de las áridas tierras que rodean al Mar Muerto

En el año 2005 se inició un proyecto de investigación auspiciado por el Departamento de Antiguedades del Reino de Jordania, en el que han participado muchos expertos e instituciones, principalmente la Trinity Southwest University de Nuevo Méjico y la Veritas International University de California. Todos dirigidos por el arqueólogo Steven Collins. Los resultados finales de estos trabajos se publicaron en Nature (artículo 18632).

Según el capítulo 13 del Génesis, Abraham acampó con todos su ganados entre Betel y Haí. Le acompañaba Lot que también tenía ganado y hubo disputas entre los pastores de ambos. Para evitar los enfrentamientos, decidieron separarse. «Alzando Lot sus ojos, vio toda la hoya del Jordán, enteramente regada… Era como el paraíso de Yavé, como Egipto… Eligió, pues, Lot la hoya del Jordán» (Génesis 13, 10-12).

Los arqueólogos centraron sus excavaciones en el Valle del Jordán, en una zona conocida como Tall el Hammam, unos 11 kilómetros al noreste del Mar Muerto y al este de Jericó, en lo que hoy es Jordania, a 50 kilómetros de su capital, Amán. Ese valle es una zona muy bien regada, tal y como era la zona elegida por Lot.

Se han identificado al menos tres ciudades

Estos arqueólogos han encontrado una civilización que desapareció alrededor del año 1650 (Edad del Bronce medio 1800 al 1550 a. C.). Se han identificado al menos tres ciudades de mayor tamaño y pueblos satélites y aldeas que pueden llegar al centenar. Se calcula que en el momento del cataclismo, la zona podría albergar entre 50.000 y 60.000 personas. La ciudad mayor, que podría ser Sodoma, se la identifica como TeH, por el nombre del montículo Tall el Hammam, que también da nombre al proyecto.

Esa ciudad era posiblemente una ciudad estado, con un tamaño cinco veces superior a Jericó y 10 veces mayor que Jerusalén en aquel tiempo (se ha logrado reconstruirla bastante fielmente) y contaba con una muralla protectora rodeando a la ciudad baja. En la zona alta estaba el palacio, murallas de cuatro metros de espesor y paredes que superaban los dos metros de espesor. Todas estas construcciones estaban hechas con ladrillos de adobe, se trataba de millones de ladrillos que han desaparecido casi en su totalidad. No hay evidencias de muros derrumbados, lo que descarta en principio un terremoto o destrucción bélica.

Otra particularidad es que esta zona fértil parece que ha estado habitada desde el año 6600 a. C. y la ciudad que nos ocupa, TeH, existió desde el 4700 a. C. hasta el 1650 a. C., fecha en la que se calcula que desapareció, de forma brusca. A pesar de haber estado habitado este enclave durante milenios y de estar ubicado en una región con agua, nadie volvió a asentarse allí con posterioridad. De forma que los cimientos de la ciudad han estado sellados y no han sufrido alteración en los últimos 3600 años. Es como si se hubiera considerado a la zona maldita y nadie volvió a vivir allí.

Lo más impresionante para los arqueólogos fue que hallaron que todo estaba fundido: los ladrillos de barro o adobe, la cerámica, el yeso de los techos…

Lo más impresionante para los arqueólogos fue que hallaron que todo estaba fundido: los ladrillos de barro o adobe, la cerámica, el yeso de los techos… Los humanos fueron desmembrados y sus huesos triturados en pequeños fragmentos, se encuentran mezclados con restos de ladrillos pulverizados y los pocos fragmentos óseos encontrados no muestran signos de erosión ni de haber estado expuestos a animales carroñeros.

Entre el magma de materiales fundidos, se encuentran restos de titanio, platino, iridio, níquel, oro, plata, zirconio, cromita, rodio, rutenio, paladio, esférulas de silicio, aluminio, hierro, de carbonato de calcio y también de tierras raras, guijarros, incrustaciones de cuarzo, restos vegetales, todo fundido y mezclado al azar. Los materiales fundidos se encuentran en un estrato determinado, no se encuentran ni estratos más viejos ni en los más jóvenes.

En general, se encuentran patrones geológicos peculiares debidos a muy altas temperaturas. Los ladrillos fundidos, en ocasiones, muestran burbujas, como si estuvieran hirviendo. Los fragmentos de cerámica hallados, de un centímetro de espesor, presentan una zona externa cristalizada de solo 2 milímetros de grosor, lo que significa haber estado sometidas a una temperatura muy alta, seguida de un rápido enfriamiento.

Se han encontrado granos de cuarzo impactado, lo que indica que sufrieron gran calor y gran presión. También se han hallado fragmentos de carbono similares a diamantes. Son los llamados diamantoides que se forman también por la conjunción de altas temperaturas y gran presión sobre maderas y plantas. El vidrio derretido encontrado es similar al observado tras explosiones atómicas en material arenoso. En conjunto, la destrucción se acompaña de una anormal concentración de sal, incluyendo cloruro sódico y cloruro potásico, incrustados incluso en el adobe fundido.

El Dr. Collins, jefe del proyecto de investigación, opina que una onda calorífica muy intensa evaporó una gran masa de agua del Mar Muerto, con alto contenido de sal, que volvió a caer sobre el valle, salinizando el terreno. Es una hipótesis para explicar la hipersalinidad allí encontrada.

Analizando los puntos de fusión de los diferentes materiales encontrados, llegamos a la conclusión de que, en algún momento, se alcanzó una temperatura mínima de unos 2.500º centígrados. Las piedras conservadas de los cimientos muestran signos de fractura por el calor.

Los estudios con radiocarbono han datado estas ruinas en el año 1661 a. C., que podría ampliarse a un periodo localizado entre el 1750-1650 a. C.

¿Qué pudo causar la destrucción de esa región y de esa ciudad en particular?

En la época de la que estamos hablando, Edad Media del Bronce, no existía la tecnología para conseguir esas temperaturas tan altas, por lo que los humanos no son la causa de esa destrucción. Tampoco encuentran puntas de flecha ni otras armas ni escombros de las murallas, las cuales parece que fueron pulverizadas, por lo que se descarta como causa una guerra, incendios y la mano del hombre.

Se ha pensado en terremotos y erupción volcánica. Los magmas volcánicos es muy raro que alcancen los 1.600 grados y los volcanes nunca producen esférulas con alto contenido de hierro. En caso de terremotos, se habrían conservado montones de los ladrillos de adobe de las murallas, los cuales son casi inexistentes. Una explosión nuclear, la cual da lugar a temperaturas muy altas y fuertes vientos, no es plausible en aquella época.

Mediante rayos o descargas eléctricas, se pueden alcanzar temperaturas de 4.000º C, suficiente para fundir las materias mencionadas, pero no se propagaría tanto en profundidad y a la redonda, y los fragmentos fundidos carecen del magnetismo residual que tendrían si se hubieran producido por una descarga eléctrica.

Otra alternativa es que se tratara de un impacto de algo desde el exterior. Hay básicamente dos tipos de objetos que chocan con nuestro planeta. Los más frecuentes son los meteoritos pétreos o metálicos, los cuales suelen ser de poco tamaño y se queman al entrar en la atmósfera. La otra posibilidad, más infrecuente, es que se tratara de un cometa, que suelen estar compuestos de hielo y piedras mezcladas.

Los objetos que impactan con nuestro planeta llegan a una velocidad de decenas de miles de millas por hora, por lo que, con el roce de la atmósfera, generan un calor muy intenso y grandes turbulencias, dando lugar a que el hielo, en el caso de un cometa, se evapore y los sólidos se fragmenten, se fundan y produzcan como una gran bola de fuego.

Con todo lo expuesto, para estos investigadores, la hipótesis más probable es que se produjo una gran explosión en la atmósfera, quizás por un meteorito, que dio lugar a un gran impulso térmico, causante de una gran bola de fuego, capaz de superar los 2.500º C de temperatura que fundió techos, paredes, murallas, cerámica y todo lo que se encontró, lo cual fue inmediatamente seguido de una onda expansiva huracanada de gran velocidad, que, junto con la alta temperatura, pulverizó las paredes de adobe de la ciudad, cuyos restos fueron empujados en dirección nordeste y destruyó todo a decenas de kilómetros de diámetro. El calor y la onda expansiva explican que no queden restos de ladrillos sobre los cimientos de piedra. Todo se colapsó por un calor y vientos extremos, de forma instantánea.

Han comparado sus hallazgos con casos de meteoritos que han explotado en la atmósfera en épocas recientes. Hubo una explosión en Tunguska (Siberia) en 1908, se supone que estalló a 10.000 metros de altura y actuó en un radio de 40 kilómetros. En 2013, estalló otro meteorito a 12.000 metros de altura en Chelyabinsk (Rusia), este último fue muy monitorizado y grabado y afectó a unos 7.000 edificios.

Impacto cósmico

Sí es cierto que los efectos que se han mencionado de vitrificación de cerámica o de arena, la metamorfosis por alta presión del cuarzo y los diamonoides son indicadores muy fiables de un impacto cósmico y están presentes en todas las muestras estudiadas.

Con los estudios realizados, todas las evidencias sugieren un impacto cósmico, que dio lugar a una detonación aérea mayor que la de Tungunska.

Volviendo al Génesis, parece como si un testigo presencial de un impacto cósmico, con detonación aérea, hiciera una descripción con sus palabras, hace unos 3.500 años, de lo que interpretó que vio. Fuera de la Biblia, en ningún otro libro antiguo existe una descripción similar.

El Génesis dice: «Salía el sol sobre la tierra cuando entraba Lot en Segor, e hizo Yavé llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego de Yavé, desde el cielo. Destruyó estas ciudades y toda la hoya, y cuantos hombres había en ellas y hasta las plantas de la tierra. La mujer de Lot miró atrás y se convirtió en un bloque de sal. Levantóse Abraham de mañana y fue al lugar donde había estado con Yavé y, mirando hacia Sodoma y Gomorra y toda la hoya, vio que salía de la tierra una humareda, como humareda de horno», (Génesis 19,23-28).

El relato bíblico se ajusta y muy bien a la descripción de la explosión masiva en la atmósfera de un meteorito y sus consecuencias, la cual es la última teoría sobre Sodoma tras los últimos estudios arqueológicos con la tecnología más avanzada. Es curioso que ningún hallazgo arqueológico hasta hoy ha desdicho a la Biblia.


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