Abre los ojos. Abre los ojos. Abre los ojos… Esta célebre frase con la que empieza la segunda película de Alejandro Amenábar es el deseo que permanece incrustado en lo más profundo del corazón de los padres de Darío, de 16 años de edad, que han tenido que buscarse la vida para seguir dándole rehabilitación a su hijo tras sufrir un accidente cerebrovascular. Su madre, Remedios Fernández, dice sentirse «abandonada» por el SAS
Darío era un niño granadino normal que se iba a ir de viaje con el instituto. Pero, a las siete de la mañana del 2 de marzo de 2023, le cambió la vida. «Mi hijo tenía un aneurisma cerebral, diagnosticado desde que era pequeño. Ahora, con el desarrollo, cuando cumplió 16 años, se rompió la vena el pasado 2 de marzo y se cayó al suelo«, cuenta su madre, Remedios Fernández.
Darío estuvo 15 días en la UCI del Hospital Universitario Virgen de las Nieves y los médicos «no daban un duro por él, pero se ha recuperado parcialmente». Hasta aquí todo bien. La madre estaba contenta con la atención sanitaria recibida. Entre las intervenciones realizadas, le practicaron una angiografía y le sellaron la vena que se le rompió. Le dieron el alta el 18 de mayo y, hasta el 30 de junio, todos los días recibió su rehabilitación en el hospital. Pero, a partir de ese día y debido a la escasa cobertura del Plan de Vacaciones, se acabó. «Como se tienen que ir de vacaciones, han dejado ingresados sólo a los que no pueden estar de pie. A los que se mantienen en pie, aunque estén renqueantes, les han dado el alta, incluido mi hijo. Me han dicho, sin decírmelo, que me busque la vida«, agrega Remedios. «Se da por terminada la rehabilitación y, si necesita revisión, pida cita», reza en el informe.
Así, le dieron el alta definitiva el 30 de junio, cuando el paciente todavía tenía secuelas neurológicas y no podía abrir los ojos. De hecho, sigue sin poder abrirlos.
«No tenemos ningún médico de referencia en el SAS»
«Yo no pretendo que el niño salga como él era antes, pero, por lo menos, que salga con los ojos abiertos. Porque a mi hijo le han dejado salir del hospital con los ojos cerrados«, brama Remedios, que añade: «No tenemos ningún médico de referencia en el SAS. Lo han visto 14 distintos y no dan ni su nombre. Me siento abandonada».
Esta madre coraje, además de tener previsto poner la reclamación correspondiente en el Virgen de las Nieves, ha ido a la Asociación Granadina de Familias para la Rehabilitación del Daño Cerebral Adquirido (Agredace) para que continúe con su rehabilitación, además de practicar natación terapéutica de forma gratuita en el Polideportivo Bola de Oro de Granada con un terapeuta para que recupere el equilibrio.
El 17 de agosto, Darío tiene una revisión para que le hagan un escáner, «pero yo pedí, casi de rodillas, que lo derivaran a un oftalmólogo-neurólogo. Y me dijeron que no, que no le hacía falta. Con el tiempo se le abrirán los ojos. Necesito un informe de un oftalmólogo que me diga qué le está pasando a su hijo. En la sanidad privada me han dicho que mi hijo necesita un fisiólogo. El médico de cabecera me ha prometido que intercederá». A él le da miedo andar, porque es un problema neurológico, según los médicos.
Situación desesperante
Remedios, de 59 años, es diabética y está recibiendo un tratamiento de hemodiálisis. Y ahora tiene presentado un panorama muy duro con la enfermedad sobrevenida de su hijo. «Yo soy trabajadora y mi marido está de baja para cuidar a Darío. Un fisioterapeuta me dijo que Darío no estaba para que le dieran el alta. Si, por lo menos, nos hubieran dicho a qué especialistas acudir… «, pone de relieve Fernández.
«No se puede valer por sí mismo. Entonces, ¿por qué le dan el alta? Hay que darle calidad de vida a la gente, que por lo menos te puedas mover y que puedas hacer algo con tu vida. Me lo han dejado sentado en una silla y no me han dado recursos como para poder ayudar a mi hijo. A un niño que no ve no se le puede dar el alta», sentencia.
Darío tiene bien el sistema cognitivo y quiere presentarse a los exámenes de septiembre para recuperar las dos evaluaciones que tiene pendientes. «Cuando tenga los ojos abiertos, quiero darme un paseo y recorrerme toda Granada«, le dice Darío a su madre.
Hoy ha empezado la rehabilitación en la Asociación Agredace y, además de la natación terapéutica, «en casa le estamos haciendo que coja la bicicleta estática«.
Además de la reclamación que tiene pendiente de poner a una jefa de Servicios, Remedios ya ha puesto muchas reclamaciones. «Te dan la razón, pero yo lo que quiero son los ojos de mi hijo«, clama.
Remedios se despide dando un dato revelador: «Si el cirujano oftalmológico trabaja en la pública y en la privada, ¿por qué sólo le hace la operación en la privada, donde hay que pagar 6.000 euros, y no en la pública, que la pagamos todos?»
Esta mujer seguirá luchando con denuedo hasta que los ojos de su hijo vuelvan a abrirse. Contra viento y marea.
Mucho Animo Reme , a ti e a Dario , entendo todo lo que estais pasando ,pero se fuerte y sigue luchando , estoy con vosotros de todo corazon .
Un abraso muy fuerte a todos .Recuerdos desde Dakar….
Muchísimo ánimo no os rindáis y llega hasta donde tengas que llegar y que caigan y se hagan responsables los servicios de Sas de Granada y Andalucía un fuerte abrazote Familia Salvador 👍💪🙏
Me quedo a piedra al leer “vuestra historia”. Por desgracia sabemos lo que prima en esta sociedad por encima de cualquier contexto, entre ellos , la salud. Por desgracia, la intención de Privatizar todo el sistema , hace mella en nuestro día a día. Te brindo mi apoyo y la ayuda que esté en mis manos, pero ante todo recuerda que la vida es sabia y siempre “Da SUS BATALLAS MÁS DIFÍCILES A SUS MEJORES GUERREROS” . Mucho ánimo de corazón para los tres y en especial para Darío. Un abrazo gigante
Lo firmo
¡No dejes de luchar!. La sanidad es un derecho de todo ciudadano y su calidad jamás debe depender del status económico de las familias.
Un abrazo enorme a los tres.