Pavoroso hundimiento del raciocinio y exaltado triunfo de lo irracional, abundan por doquier en nuestro mundo. Hay que subyugar el rencor y la venganza en esta sociedad estremecida. No toleremos turbación, con arrojo y discernimiento, haciendo ver al contrario lo real, luchemos y seguro que la confianza tornará. Hemos de encontrar la integridad como estímulo de complacencia, y combatir la traición a la razón, entregada y muchas veces manipulada por los medios, a la ciudadanía
En este periodo de perplejidad política y social, es fundamental tener una verdadera formación en libertad que haga que el individuo tenga erudición para discernir y refutar a los demás, dialogando con respeto y sin que intervengan manipulaciones ni censuras. Es primordial prestar vigilancia a esos grupos que estimulan el odio, por su posición ruin, son más fanáticos que los pacificadores y tranquilos.
Me aturde la insensatez y cantidad de estupideces que se han expuesto en estos días, por parte de grupos antisistema en relación a la muerte de George Floyd por un policía y al racismo que se vive en Estados Unidos de América, desde hace muchas centurias. A pesar de que en 1863 la esclavitud fue abolida por la Proclamación de Emancipación promulgada por el presidente Abraham Lincoln en plena Guerra de Secesión y, en 1865, ratificada en la decimotercera enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, aboliendo oficialmente y siguiendo la prohibición de la esclavitud en los Estados Unidos de América, esa discriminación y racismo sigue latente en esta gran nación, estandarte de democracia, y en otras muchas naciones del mundo.
La destrucción de estatuas, establecimientos y otros enseres públicos y privados por parte de personas sin cultura y desconocimiento, que son azuzadas por estos grupos, generando el odio y a la vez el terror en muchas ciudades norteamericanas, ha sido una barbarie.
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de 10 de diciembre de 1948, en el artículo primero y segundo se dice:
Artículo 1. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Artículo 2. Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición…
Aclaro que esta declaración se dictó en el siglo XX y que, actualmente, vivimos en el siglo XXI. Aún en el siglo XXI existe la esclavitud en muchos países y son ignorados por la hipocresía de nuestros dirigentes e instituciones internacionales…
Tolerar lo inhumano
¿Cómo toleramos la utilización inhumana de niños en las minas, en los burdeles, en la droga, en las peleas de boxeo con apuestas para que estos niños obtengan un dinero con el fin de mantener a sus familias?
Los argumentadores de la democracia toleran que los derechos humanos sean para los criminales, ladrones con traje y corbata, asesinos con cara de ángel, pedófilos de cabellos blancos, maltratadores, explotadores y traficantes de todo tipo, etc., y sólo obligaciones desmedidas para ciudadanos honestos.
No consintamos de ninguna de las formas el racismo, la esclavitud ni las injusticias de nuestro mundo. Reforcemos las democracias y excluyamos, populismos, y dictaduras.
En definitiva demosle a la educación el papel fundamental que ha de tener en nuestras sociedades.
Yo, para aportar sobre el tema este del racismo, solo quería nombrar unos hechos: No hace mucho tiempo, Santiago Abascal, secretario del partido Voz, se refirió a los inmigrantes en España en relación a los delitos que estos habían cometido.
nombrar a una minoría social en un parlamento para señalarlo por los delitos que han cometido es xenofobia y racismo.
Distinguido Profesor Talero:
En el presente artículo hace usted alusión «al racismo que se vive en Estados Unidos de América, desde hace muchas centurias». Así mismo, en su otro articulo publicado en El Libre el 29/06/2020 y que lleva por título -Se quiere destruir la historia de la humanidad- afirma usted algo similar cuando se refiere «al racismo que se vive en Estados Unidos de América, desde hace muchos siglos».
Según el diccionario de la RAE, mucho o mucha equivale, en su primera acepción a «numeroso, abundante o intenso». Refiriéndonos a los Estados Unidos de América y al sistema de esclavitud que practicó esa nación, no está de más recordar que su Declaración de Indipendencia data de 1776 o sea, hace 244 años, o si lo prefiere, de hace casi dos siglos y medio, declaración que fue reconocida por el rey Jorge III en 1783 y también como en el caso anterior, de eso hace casi dos siglos y medio.
Estoy de acuerdo con usted cuando afirma que, » en 1863 la esclavitud fue abolida por la Proclamación de Emancipación promulgada por el presidente Abraham Lincoln en plena Guerra de Secesión y, en 1865, ratificada en la decimotercera enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, aboliendo oficialmente y siguiendo la prohibición de la esclavitud en los Estados Unidos de América». Si doy por buena esta última afirmación suya, entonces no me salen las cuentas, me explico, si restamos a la fecha de la ratificación de la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos de América, 1865 según usted, la fecha de la ratificación de la Declaración de Indepencia de los Estados Unidos de América llevada a cabo por el Rey Jorge III en 1783, el resultado son 82 años. Sin ser demasiado estricto con la cantidad de años necesaria para considerar un espacio de tiempo determinado centuria o siglo, y si aplico el significado que la RAE da al adjetivo mucho, o mucha: asegurar que la esclavitud se practicó en los Estados Unidos de America durante «muchas centurias» o «muchos siglos» resulta sorprendente, y me pregunto como lector hasta que punto esa elasticidad en el manejo del espacio temporal, en apariencia anodino, puede acabar por distorsionar el mensaje de sus artículos y la interpretación de hechos históricos tan complejos como es el caso de la esclavitud.
Atentamente, Joaquín
Una rectificación, y una ratificación.
Profesor Talero:
He encabezado estas lineas con esas dos palabras por que en mi anterior comentario he llevado a cabo un error de interpretación, cierto que sin ninguna intención personal por tergiversar sus palabras, pero error al fin y cabo. Es verdad que en los dichos artículos, al referirse a los Estados Unidos de América y al tiempo que esta nación lleva ejerciendo el racismo, usted habla precisamento de eso, de racismo, y no de esclavitud como yo, erroneamente, he interpretado, rectifico y le ofrezco mi más sincera disculpa.
Con respecto a la cuestión de las «muchas centurias» y los «muchos siglos » que los Estados Unidos de América llevan practicando el racismo, tal como usted ha escrito en sus dos artículos quiero decir, una vez reconocido mi error de interpretación, que si de quien estamos hablando es de los Estados Unidos de América y damos por buenas las fechas históricas, ratifico el resto de mi anterior comentario, ese país no puede llevar ni «muchas centurias» ni «muchos siglos» practicando el racismo por una simple razón, desde su declaración de independencia en 1776 hasta nuestros días han transcurrido 244 años y eso sigue siendo, si son siglos, casi dos y medio o si centurias, casi dos y media.
No digo que un padre de familia no sea capaz de convencer a su zagal de 5 o 6 años, que los dos caramelos y medio que ha conseguido en el bautizo de su hermano pequeño, tras enfrentarse a una horda de primos y algún que otro rasguño, que esos dos caramelos y medio son «muchos caramelos», pero bueno, para algo está la imaginación.
Atentamente, Joaquín