En el Día Mundial del Piano, EL LIBRE entrevista a una figura singular. Desde hace tres años, el pianista madrileño Miguel García se dedica exclusivamente a la enseñanza del piano a distancia para adultos de cualquier edad (tiene varios alumnos que rondan los 80 años). Este ilusionante proyecto ha sido el resultado de años de experiencia tanto en la enseñanza del piano como en el desarrollo de aplicaciones informáticas
La enseñanza on line de piano para adultos que ofrece Miguel se basa en tres pilares. El primero es el audiovisual. Proporciona cientos de recursos audiovisuales con las piezas que el alumno va a aprender y todas las explicaciones necesarias, al igual que lo haría en una clase presencial, pero que el alumno puede ver cada vez que lo necesite. El segundo pilar es el de organización. Miguel ayuda al alumno a organizar su estudio para que obtenga el mayor rendimiento guiándole, paso a paso, para que aprenda de la forma más eficiente posible. Y el tercero es el de soporte. El alumno tiene siempre un soporte para todas las dudas o necesidades que pueda tener. Además de la corrección detallada de todas las piezas que va aprendiendo.
-¿Cómo influye la música y saber tocar un instrumento en el desarrollo del ser humano?
-Creo que la música es algo bastante importante para muchísimas personas. Sin embargo, entre escuchar música o interpretarla tú mismo hay una diferencia importante. El intérprete no escucha música sino que la crea. Y ese momento de creación es de una intensidad emocional que difícilmente se puede conseguir por otros medios. Después de mucho trabajo técnico, cuando llegas a dominar una pieza y la has hecho totalmente tuya, ya desaparecen de tu cabeza todos los aspectos técnicos, y cuando la interpretas, solo la sientes. Y entonces, únicamente algunas veces, tienes una integración tal con tu instrumento que, como dicen algunos, los dioses bajan a verte.
-¿Es la enseñanza on line de piano tan efectiva como la presencial?
-En primer lugar quiero remarcar que enseñanzas on line hay de muchos tipos. Desde una persona que aprende de forma autodidacta viendo vídeos hasta otra que aprende con una app en su móvil, pasando por clases on line individuales o en grupo. En mi caso, he desarrollado una formación a distancia pensando siempre en tomar lo mejor de cada sistema, intentando facilitar lo máximo posible el aprendizaje del alumno.
Las clases de piano presenciales suelen tener una duración entre media y una hora. Y una frecuencia de una clase por semana. Entonces, entre clase y clase, pasan aproximadamente 6 días y 23 horas. En este tiempo es cuando el alumno va a aprender (o no), aplicando lo que su profesor le explicó en la última clase. Lo que suele ocurrir es que, muchas veces, el alumno no recuerda bien lo que le explicó el profesor o tiene dudas y no las puede resolver hasta la clase siguiente. Lo que sería ideal es que el docente estuviera siempre con el alumno, cuando estudia. Pero, claro, esto económicamente es inviable. En mi caso, intento precisamente estar con el alumno cuando estudia, para que se sienta siempre acompañado en su estudio. Después hay otros factores que no tienen que ver con el aprendizaje propiamente dicho, pero que pueden ser determinantes a la hora de elegir un sistema presencial o a distancia. Por ejemplo, puede ser que, en un pueblo, no haya ningún profesor de piano en las cercanías. O que una persona no quiera salir de su casa por motivos de salud. O que no pueda comprometerse a un horario de estudio fijo…
-¿Cuál ha sido la persona más mayor a la que ha enseñado? ¿Mantenía la agilidad en los dedos?
-Lo que a veces sorprende es que, aunque yo enseño a adultos de todas las edades, más de la mitad de mis alumnos son mayores de 65 años. Probablemente porque en este grupo se dan muchas de las circunstancias que explicaba antes. Para mí es muy gratificante ver cuánta vitalidad tienen estos alumnos y con qué ilusión y determinación afrontan el aprendizaje del piano. En cuanto a la pregunta concreta, la persona de más edad es un alumno actual que tiene 85 años, aunque también tengo cuatro o cinco más en torno a los 80. Si una persona no tiene ningún problema físico, la agilidad de sus dedos no será un problema. Todavía no he conocido a ningún alumno que haya dejado de tocar el piano por falta de agilidad. Las limitaciones suelen ser mucho más mentales que físicas.
-¿Es usted el único que da clases de piano on line a adultos en España?
-No. Hay muchos profesores que dan clases on line a personas de cualquier edad. También hay aplicaciones informáticas para enseñar a tocar el piano a todas las edades. Lo que sí que creo que es único en mi sistema de enseñanza es que es una mezcla de las clases tradicionales con profesor con las aplicaciones informáticas para aprender a distancia. Intento que tenga lo mejor de cada una de ellas y que un alumno, cuando estudia, siempre sienta que estoy con él, dirigiéndole y acompañándole en su estudio.
-¿Está siendo la música esencial para que no nos volvamos locos en esta época que estamos viviendo (pandemia, guerra de Ucrania, precios de luz, gas y alimentos por las nubes, calima contaminante…)?
-Ojalá. Lo que sí puedo decirte es que estudiar un instrumento como el piano proporciona muchos momentos de estar contigo mismo, aislado del resto del mundo. Por otra parte, el poder tocar piezas tú mismo te permite sentir la música de forma mucho más intensa que cuando escuchas a otros intérpretes. Además, el hecho de aprender también es muy bonito y gratificante. Vas viendo cómo se va transformando un papel escrito con unas notas en una música que es enteramente tuya.
-¿Es el piano el instrumento más difícil de dominar?
-Tocar el piano a nivel alto o muy alto es francamente difícil y requiere muchísimas horas de dedicación. Pero, paradójicamente, tocarlo a nivel bajo y medio es relativamente sencillo. A diferencia de muchos otros instrumentos musicales, que tardas mucho tiempo en obtener sonidos más o menos buenos, en el piano, los obtienes desde el primer día. Creo que esto es un gran incentivo para comenzar con su aprendizaje.
-Películas como Shine o Whiplash ponen de relieve la otra cara de la pasión por la música, las consecuencias negativas de obsesionarse demasiado con tocar lo mejor posible un instrumento y de triunfar tocando ese instrumento. ¿Cómo se gestiona eso psicológicamente?
-Creo que cada pianista aficionado debe encontrar su punto de equilibrio en cuanto al perfeccionismo. Dentro de unos límites, es una decisión personal. Cuanto más perfeccionista sea, mejor tocará una pieza pero, por contra, empleará mucho tiempo en perfeccionarla. Por el lado opuesto, si es muy poco exigente, empleará mucho menos tiempo, pero la interpretación será de peor calidad. No olvidemos que los pianistas aficionados tocan para disfrutar del instrumento. Lo que yo busco es ayudar a muchas personas a que cumplan el sueño de su vida: aprender a tocar el piano.
-¿Cómo casa el aprendizaje tradicional, milenario, del piano con las nuevas tecnologías?
-Realmente, la enseñanza que yo hago es una enseñanza tradicional. Lo único es que ahora tenemos a nuestra disposición una tecnología que nos ayuda a mejorarla. Por ejemplo, si yo quiero explicarle algo a un alumno, puedo explicárselo en vivo o puedo grabarlo en un vídeo y que lo vea cuando quiera y tantas veces como quiera. La explicación es la misma, pero usando la tecnología es mucho mejor. De la misma forma, cuando corrijo una interpretación de un alumno y me la envía en un vídeo, yo mismo puedo verla varias veces con distintos puntos de vista y hacer una corrección mucho más profunda de lo que haría si solo pudiera escucharla una vez. Cuando le corrijo algo, también puedo parar su vídeo o pasarlo a cámara lenta para comentarle algo concreto. Esto, sin la tecnología, sería imposible.
Me parece una muy buena alternativa para las personas mayores que se sientan solas o vivan en pueblos pequeños y no tengan profesores en la zona. Es un instrumento con un sonido muy bonito, yo creo que a muchos nos gustaría aprender a tocarlo pero nos falta tiempo y paciencia .