El portavoz de la Junta de Andalucía, Ramón Fernández-Pacheco, resta importancia a la manifestación que tuvo lugar el pasado día 25 de marzo en todas las provincias andaluzas al decir que hubo mucha menos gente que la que salía con gobiernos socialistas
Esto, según él, es porque los andaluces han entendido el compromiso que, desde la Junta, se viene haciendo desde hace años para mejorar la sanidad. Tras esta deducción superficial y presuntuosa, pasa a recordar el incremento de la inversión en el ámbito sanitario y los logros conseguidos desde que el PP gobierna en Andalucía. Muchos de esos otros andaluces que no se sumaron a esa manifestación se habrán quedado perplejos ante lo dicho por este portavoz, como también por los motivos que esgrimían los convocantes.
Nuestra sanidad pública cae en picado y unos y otros intentan, por todos los medios, llevar a su redil a incautos y bien pensados. A lo largo de la historia, políticos, sindicatos y plataformas varias no han hecho otra cosa que no sea en su propio beneficio y más ahora que estamos en precampaña electoral. Los del PP utilizaron la movilización de miles y miles de andaluces para echar a los socialistas de San Telmo y ahora estos, que se dicen de izquierdas, las utilizan de igual modo con tal de largar a Moreno Bonilla, haciéndonos creer que es en defensa de la sanidad pública.
Causa vergüenza y sonrojo que sean estos, que como digo se dicen de izquierdas, sean los que reivindiquen ahora la no privatización de nuestra sanidad pública cuando, ya en 1986 y gobernando Felipe González, se aprobó la Ley General de Sanidad. El artículo 90 posibilitaba realizar conciertos con centros sanitarios privados.
Decisiones poco progresistas
En 1991, el PSOE encargó a Fernando Abril Martorell, banquero y exgobernador civil con Franco, la elaboración de un informe para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud. Detrás de este informe se escondía la privatización de nuestro sistema de salud, como después se pudo demostrar con la ley 15/1997, que se aprobó siendo Aznar presidente del gobierno. En las nuevas formas de gestión del SNS que se habilitaban, estaba la colaboración con el sector privado. Esta colaboración también se contempla en el artículo 73 de la Ley de Salud Pública de 1998, año en el que Manuel Chaves estaba como presidente de Andalucía.
El Informe de Abril Martorell fue apoyado con entusiasmo por el PSOE que, por aquel entonces, gobernaba con mayoría absoluta y varias de sus conclusiones no llegaron a ponerlas en práctica por temor a una huelga general. 32 años después, algunas de esas conclusiones salen de nuevo a debate, ya que la gestión de nuestros gobernantes hace que nuestro sistema de salud público sea insostenible, por lo que no es de extrañar que las lleven a cabo en un tiempo más o menos cercano: reducción de prestaciones sanitarias; introducción de tickets moderados para acudir a consultas, urgencias o pruebas diagnósticas; extender a los pensionistas el pago del 40% de las recetas; control de las bajas por enfermedad por las mutuas patronales; creación de entes públicos regidos por el derecho privado para la gestión de servicios sanitarios; y potenciar la participación de la sanidad privada en el sistema sanitario público. Esto último se viene haciendo desde hace muchos años y lo vienen permitiendo unos y otros.
La privada gana protagonismo
Estos conciertos se prorrogan y amplían año tras año: conciertos para pruebas diagnósticas, intervenciones quirúrgicas, hemodiálisis, tratamientos oncológicos, rehabilitación… y, por si esto no les bastase, ahora el PP pone precio también a las consultas de Atención Primaria para poder concertarlas con la sanidad privada, algo que nunca antes se había hecho por el riesgo que supone.
La Atención Primaria es la puerta de entrada a la Atención Hospitalaria y, en esta, la privada ya se mueve como pez en el agua. Más del 60% de los hospitales privados que existen en Andalucía tienen concierto con el Servicio Andaluz de Salud, conciertos que detraen cientos de millones de euros a otras partidas de la sanidad pública y con los que no consiguen dar respuesta a las listas de espera.
Mientras estos conciertos se suceden y van en aumento, centros de salud y hospitales públicos infrautilizados por las tardes, bajas y jubilaciones que no se cubren (según dicen algunos gerentes por falta de presupuesto para contratar más personal), demoras excesivas en consultas de Primaria, de especialistas e intervenciones quirúrgicas y los andaluces sin otra perspectiva a la espera que unos y otros los utilicen de nuevo a su antojo y conveniencia cuando lo consideren oportuno.
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