Cuando era pequeño, me gustaba siempre preguntar el porqué de las cosas: ¿Se puede ir a la Luna en avión? ¿Cuántos gramos de arena hay en una playa y quién los puso allí? Si Dios creó el mundo, ¿quién creó a Dios? ¿Por qué no pasa el tiempo más rápido? ¿Por qué hay gente que actúa con maldad?
Ya tengo 49 años y sigo preguntando, ahora sobre cosas más complejas. ¿Eso es bueno o malo? No es ni bueno ni malo, sino humano.
Las cuestiones de ahora tienen que ver con un mayor conocimiento del mundo por mi parte: ¿por qué se premia a los que no valen? ¿Por qué no se ataja la corrupción? ¿Por qué se dan subvenciones sin justificar? ¿Por qué se derrocha dinero público en tonterías mientras hay personas mayores que sufren sin ayuda a domicilio o sin poder operarse por falta de médicos?
Mucha gente da muchas cosas por sentadas debido al aborregamiento de las redes sociales. Y no. Hay que preguntar, hay que seguir inquiriendo a nuestros representantes, a nuestros proveedores de luz, agua, telefonía y servicios bancarios. Hay que estar más alerta que nunca porque, como ha dicho Pedro Almodóvar, vivimos en tiempos apocalípticos. La picaresca al poder. Las luces de bohemia y las divinas palabras han vuelto con fuerza inusitada.
Hay que preservar la esencia de los postulados de nuestros maestros de escuela, que nos invitaban a preguntar en clase si no entendíamos algo. Tenemos que educar a nuestros hijos por ese camino: formación e información continua a través de nuestros mayores (y la consulta rutinaria en Google), además de honestidad, lealtad y fuerza de voluntad.
Preguntar sin vergüenza
La voluntad de hacer, esperar y merecer sin dejar de ser perseverante en el esfuerzo. Preguntar sin vergüenza y, por supuesto, sin eufemismos. Nos ponen muchas cortinas de humo, de seda y de rejilla para no poder vislumbrar la cruda realidad: el mundo no tiene miramientos con las ovejas. Aprendamos a ser lobos contra los desalmados que quieren esquilmar nuestro dinero, nuestro ocio, nuestra vida cotidiana, nuestra salud, nuestra vida.
No perdamos la humanidad de preguntarnos los unos a los otros por dónde se llega a Ítaca, por el botón que hay que apretar para protestar en un establecimiento o una página web, por el verdadero valor de un voto. Buscar el resquicio en el sistema para no ser engullido por la ambición de unos pocos. Estamos para ayudarnos y hay millones de personas mayores que necesitan respuestas. La confusión popular es muy amiga de la oligarquía.
Por todo ello, pregunten antes de criticar y respondan cuando alguna persona perdida pide ayuda. Eso nos ayudará a ser mejores como sociedad. ¿Por qué hay gente que actúa con maldad? Porque se lo permitimos.
Muy bueno