En los últimos años, España experimenta una paradoja económica: pese a que los salarios nominales han subido -impulsados por la ley de oferta y demanda laboral-, el poder adquisitivo no crece e incluso retrocede
Este fenómeno puede explicarse por tres factores interrelacionados:
Aumento salarial ≠ aumento real
La escasez de oferta laboral, especialmente en sectores más cualificados, impulsa los salarios nominales. Sin embargo, ese incremento se disipa frente a un coste de la vida que no deja de subir.
IRPF y la progresividad en frío
Desde el año 2000, la recaudación del IRPF en España se ha disparado un 352 %, mientras que la renta per cápita real apenas creció un 22 %. Esto se debe a la negativa del Gobierno a ajustar los tramos y los mínimos del impuesto ante la inflación, de modo que cuando suben los sueldos por el incremento del coste de vida, automáticamente se entra en tramos impositivos superiores sin haber ganado poder adquisitivo -una progresividad en frío que castiga especialmente a las clases medias y bajas. En 2024, la recaudación acumulada por IRPF alcanzó los 901.000 millones €. En los primeros cuatro meses de 2025, el IRPF representaba ya el 46% de los ingresos tributarios totales.
El coste del empleo para las empresas y el salario neto real
Un empresario que destina 5.000 € brutos al mes en una nómina apenas deja 2.500 € netos en manos del trabajador -la otra mitad se va en cotizaciones sociales, IRPF y otros impuestos. El resultado es una pérdida clara de poder adquisitivo.
Además, no solo sube el IRPF de forma indirecta: también se incrementan la recaudación del IVA y las cotizaciones sociales, sin reforma estructural que alivie esta presión .
Consecuencias: menos incentivo para trabajar y más desigualdad
- Desincentivo laboral: Si aumentar el sueldo implica pasar a un tramo más alto de IRPF, el incentivo por trabajar más o formarse se debilita.
- Desigualdad creciente: Los ricos, que obtienen ingresos del capital, no son penalizados de igual manera por este efecto, mientras que los asalariados pesan más en la carga fiscal.
- Falsa moderación fiscal: El Gobierno argumenta que España tiene una presión fiscal del 36,5 %, un poco por debajo de la media eurozona. Pero esa cifra compara los impuestos con el PIB, no con la renta real de los ciudadanos. Cuando se estima el sacrificio fiscal (impuestos en proporción a lo que realmente ganas), España supera a la media europea, especialmente si sumamos las cotizaciones sociales.
¿Y qué se está haciendo al respecto?
El Partido Popular ha presentado en el Congreso una moción para actualizar los tres primeros tramos del IRPF, así como los mínimos personales y familiares, intentando frenar la progresividad en frío y compensar la pérdida de poder adquisitivo que ha generado la inflación.
Conclusión
España está atrapada en un círculo vicioso: suben los salarios nominales por oferta y demanda, pero el coste de la vida y la presión fiscal -especialmente por IRPF y cotizaciones- se comen gran parte de esas mejoras. La falta de actualización del sistema fiscal convierte la inflación en un impuesto encubierto que penaliza al asalariado mientras favorece al capital. Reformas como la propuesta de ajustar los tramos del IRPF podrían ser un primer paso para recuperar poder adquisitivo y garantizar mayor justicia fiscal.
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