Engañar a una pija

Tamara Falcó se iba a casar y ya no lo va a hacer. Deberíamos alegrarnos por ella, pero si la principal beneficiada no lo está, ¿quiénes somos nosotros para estarlo?

Tamara hizo público su enlace la semana pasada y, al día siguiente, salió una foto del novio besándose con una mujer que no era ella. Me pregunto si esa foto hubiera salido a la luz si ellos no hubieran anunciado su enlace nupcial. Siempre hay quien espera para hacerte daño en el momento justo. A los gustosos de provocar dolor estos son los momentos donde se relamen con un gusto que dejan sus lenguas inservibles para una futura oportunidad parecida a esta. Los especialistas en causar dolor lo dan todo en cuanto tienen una oportunidad para ello, nunca se sabe si habrá una situación similar y si esta provocará un dolor de una intensidad parecida al que sabes que esta sí que lo hará. Aprovechar el momento es algo fundamental. Siempre.

Tamara dio la noticia físicamente en El Hormiguero. Pablo Motos se mesaba su barba dudosa y se relamía los dedos confundiéndolos con ganchitos. Pensaba en la audiencia millonaria mientras se imaginaba cómo un camión lleno de risketos se dirigía a su mansión con los dividendos dados sólo por ese minuto de audiencia. A Tamara se le veía feliz. Iba a ser la fiesta más superchachi de su vida, pero hasta en las familias más felices y ricas les llega un Tolstoi olvidadizo de sus máximas, para hacer mínima la alegría.

La felicidad de una pija es contagiosa y espontánea. La naturalidad con la que la reciben, hace que la disfrutemos como si fuera nuestra. A no ser que seas un resentido merecedor de tu infelicidad. El que tiene todo lo que quiere sin esfuerzo no ve posible que dentro de la fortuna recibida haya una parte para la tristeza. ¡Todo es tan fácil cuando eres pijo! Hasta el amor se recibe con la fluidez con la que sus cuentas bancarias ven crecer los ceros por la derecha. El dinero debe crecer por ese lado, como también saben los de Podemos. Hay pijos de izquierdas y de derechas, como sabe todo el mundo que tiene ojos y sabe utilizarlos.

El amor pijo visto desde fuera respira un aroma distinto, como bien saben y cantan en una de sus mejores canciones el grupo La Costa Brava: «Adoro a las pijas de mi ciudad; te lo cambio por amor, el dinero». La pija es desinteresada, otra cosa es la rica consciente. La pija no sabe lo que es el dinero. Fajos de papel y tarjetas de plástico que sirven para que te den lo que quieres en ese momento. Ellas ven que sus necesidades se consiguen de esa manera. La rica consciente utiliza el dinero para que dicha condición que posee no se pierda nunca.

Yo estuve tonteando durante un tiempo con una pija y su amor desinteresado fue lo que más me gustó de ella y lo que hizo que mi interés en ella cotizara al alza, lo contrario que ocurría siempre en mi cuenta del banco. Ella me quería sin saber explicar el porqué. Me decía que todo lo que le ocurría era porque la vida era así de simple y de maravillosa. Yo era alguien que se le había aparecido en su camino e irremediablemente algo bueno. Las pijas son sencillas, que no simples, y esa fue la razón por lo que acabamos dejando algo que apenas comenzó. Complicarme la vida me ha hecho tomar este tipo de decisiones.

Pero a lo que íbamos. Tamara ha visto la foto donde su ahora presunto novio casadero o ex, según se mire la vida desde un prisma pijo natural o pijo condicionado. Parece ser que ha eliminado todo rastro en sus redes sociales sobre el ahora posible enlace. Está dolida y no es para menos. No entiende cómo alguien a quien quiere y con el que quiere compartir todo lo que tiene, es decir, su vida maravillosa, ha querido estropearlo de una manera tan sencilla como la manera en que ambos lo consiguieron todo. La alegría es la que debe ser sencilla y el mal, lo tóxico, lo que estropea las cosas y los sentimientos. Son los complejos porque están en su naturaleza y no es la manera normal de proceder de quien se sabe que lo tiene todo, pero tampoco necesita saber el porqué.

Puro desconocimiento del sufrimiento

Estropear la felicidad dada por ciencia infusa es algo que duele por puro desconocimiento del sufrimiento. La mujer besada puede que no tenga todo el tiempo del mundo para dedicárselo a su pareja, como bien sabe ella que sí que tiene. El tiempo para ellas solo tiene un departamento estanco y es el de hacer lo que te hace feliz. Los demás se fastidian la vida varias veces al día, incluso cuando duermen. La pija que yo conocí soñaba hasta despierta y algunas otras mujeres me hicieron sufrir unas pesadillas como acto reflejo de las que yo les provocaba.

Ojalá Tamara tome la mejor decisión para ella. No hay elegancia como la de la vida regalada. La mayoría tenemos una bien distinta, pero uno ni es egoísta ni tampoco envidioso, ni siquiera de la belleza que ven mis ojos y la que imaginan. La felicidad asumida y nunca puesta en duda su merecimiento (o por qué la consiguieron) me merece un respeto poético, casi celestial.

Hay mucho sufrimiento en el mundo, casi siempre inmerecido, pero la naturalidad brillante, ociosa y bailarina merece serlo siempre. Otra cosa bien distinta son las personas que se la proporcionaron, y como consiguieron sus riquezas. Me da igual que fuera trabajando o de maneras más elegantes e ilícitas. Ambas suponen un esfuerzo y, por tanto, lo más contrario al ideario personal y filosófico de cualquier pija. Pero hoy no es día de manchar estas palabras dedicadas a que la vida ame a quien más ama a la vida que tiene. Tamara, estoy soltero, pero sé que no te merezco. Yo no te engañaría, pero lo estaría haciendo conmigo.