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Una imagen de la Residencia Joaquín Rosillo.

Salud

El drama de la Residencia de San Juan: baños a la una de la madrugada, sopa agria y explotación laboral

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Una ex trabajadora de la Residencia Joaquín Rosillo revela a EL LIBRE que existía una lista de ancianos a los que las auxiliares de enfermería tenían que despertar y bañar a la una de la madrugada y acostarlos vestidos por la flagrante falta de personal

Ante la Ley del Silencio impuesta por el apoderado de Asistencial Geriátrica San Juan de Aznalfarache (Grupo Martín Casillas), Narciso Navarro, a su director, el enfermero Enrique Rodríguez y a toda su plantilla actual, EL LIBRE continúa su investigación sobre este centro, de titularidad municipal y con 100 plazas concertadas por la Junta de Andalucía, en el que han muerto un mínimo de 24 personas (algunos recuentos oficiosos apuntan a más de 40 fallecidos) y 79 contagios de Covid-19.

El primer usuario fue un sanjuanero que se movió lo indecible para que se construyera el centro: Joaquín Rosillo. Pero, en cuestión de meses, la residencia albergaba ya a 100 ancianos. Una auxiliar de enfermería que trabajó allí el primer año de vida del geriátrico (se fundó el 24 de junio de 2010), que prefiere mantenerse en el anonimato, cuenta que el Grupo Reifs, la gestora por aquel entonces, «no contrató a más efectivos» para cumplir la ratio de 11-12 personas mayores por cuidador.

Eran cuatro auxiliares fijas y dos de refuerzo. Ante esa enorme carga laboral, la dirección ideó un siniestro plan que incumplía claramente el derecho a la dignidad y al servicio de calidad: «Ya por aquel entonces era la residencia de los horrores. Teníamos una lista de abuelos, todos ellos con demencia o Alzheimer, a los que teníamos que levantar a la una de la madrugada para bañarlos, vestir y volver a meterlos en la cama».

A veces, baños con agua fría

Ahí no acaba el abuso. Esta auxiliar de enfermería se negaba a bañar a un anciano «con agua fría, porque había veces que no salía caliente«. «Le cambiaba el pañal y listo», agrega. Otro tema denigrante es el de la comida: «Una mujer que tenía allí a su marido me dijo que lo veía más delgado. Un día probé su sopa y estaba agria. La comida no estaba buena», pone de manifiesto esta ex empleada, que también tuvo que soportar explotación laboral.

Sus turnos de trabajo eran leoninos: dos mañanas, dos tardes y tres noches. Y solo un fin de semana libre al mes. Todo ello por 800 euros, ya que cobraba como gerocultora (el contrato como auxiliar le habría reportado unos 300 euros más al mes). «Estaba trabajando 56 horas a la semana y me estaban pagando solo por 40», sentencia.

Otro ejemplo de la mediocridad del servicio de la residencia dirigida por Enrique Rodríguez, un enfermero que accedió al cargo de máximo responsable del centro sin tener experiencia en esas lides, son los colchones. «Eran malísimos. Un día me quejé a la supervisora y me contestó: ¿Tú qué prefieres: que los abuelos tengan colchones buenos o cobrar?».

«El director tendría que haber aislado a los ancianos más vulnerables y haber seguido un protocolo escrupuloso para evitar esta tragedia»

La profesional sanitaria habla bien de Enrique como enfermero, ya que «era buenísimo y cariñoso con los abuelos«. Sin embargo, se sorprendió mucho cuando se enteró de que le habían hecho director por su falta de experiencia en esa labor. «Tendría que haber aislado a los ancianos más vulnerables y haber seguido un protocolo escrupuloso para evitar esta tragedia», afirmó.

A esta mujer la maltrataron laboralmente en los años 2010 y 2011 bajo la gestión del Grupo Reifs: «Me dejaron a deber 3.000 euros y no les pude denunciar, porque me di cuenta de que los cuadrantes de los turnos no estaban sellados ni firmados. Así que me quedé sin cobrar todas esas horas extra, las noches, los domingos y festivos». De hecho, hubo retrasos en el pago de las nóminas poco después de que esta trabajadora se marchase de la empresa.

Por si todo esto fuera poco, la auxiliar se lesionó debido a la carga laboral: «Me dio una lumbalgia, porque, al poner a un abuelo paralítico de pie para pasarlo de la silla de ruedas a la cama, lo giré, se me fue a caer y, al evitar su caída, me lesioné la espalda. Íbamos tan rápido que no teníamos tiempo ni de coger la grúa».

Un testimonio más reciente

Otra auxiliar que tampoco quiere dar su nombre trabajó ya bajo la dirección de Enrique Rodríguez, al que considera «super prepotente y soberbio». «Lo único que hace es pasearse por la residencia con las manos en los bolsillos, pasa por tu lado y no te dice ni hola«, agrega esta ex trabajadora del geriátrico.

Esta ex empleada vivió de cerca los meses previos a la tragedia, ya bajo la gestión de Martín Casillas, en los que se seguía bañando a los ancianos que no podían protestar (demencia severa, Alzheimer…) de madrugada por falta de personal. Lo único que cambió a lo largo de los años fue la hora: si en 2011 lo hacían a la 1:00, ahora lo hacen a las 5:00 horas.

Al margen de esta canallada, la ex trabajadora de Asistencial Geriátrica San Juan de Aznalfarache (Grupo Martín Casillas) reconoce que los baños empiezan a las 6:20 horas, otra medida que afecta profundamente al sueño de los ancianos porque la empresa no considera necesaria la contratación de más auxiliares de enfermería para cumplir la ratio.

En la siguiente lista de tareas oficial de la Residencia Joaquín Rosillo a la que ha tenido acceso EL LIBRE, correspondiente al mes de septiembre de 2019, se puede comprobar que esos baños a horas intempestivas son el pan de cada día:

Uno de los posibles motivos de la expansión del coronavirus por la residencia en febrero fue el laxo control sobre el libre movimiento de familiares por las distintas dependencias del centro. «Los horarios de visita eran demasiado amplios. Entraban familiares en las habitaciones a las 10:00 horas y todavía había abuelos acostados y sin asear. Un sábado o un domingo podía haber 140 familiares perfectamente«, comenta la auxiliar.

Ante el incremento de casos positivos en España, el director del centro intentó acortar los horarios de visita y muchos familiares «se le echaron encima», según esta ex empleada.

¿De qué sirvió la inspección de la Junta?

Según esta ex trabajadora de la Residencia Joaquín Rosillo y la propia consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, se realizó una inspección en enero de 2020. ¿De qué sirvió si no se siguieron, presuntamente, los protocolos de aislamiento preventivo, en su caso, o de distanciamiento social de los mayores? ¿Cómo es posible que el centro estuviera medicalizado y controlado por la Consejería de Salud antes del estado de alarma, según reitera el consejero Jesús Aguirre y la propia Rocío Ruiz, y que el virus campara a sus anchas y se cobrara más de 40 vidas, según datos no oficiales?

De hecho, Enrique Rodríguez mandó un vídeo al grupo de WhatsApp de los familiares el 20 de marzo diciendo que «todo estaba controlado» y enseñando a los ancianos, que estaban sentados unos al lado de otros, cuatro por mesa. Un incumplimiento grave de las normas de seguridad contra el coronavirus que hasta los niños sabían ya por esas fechas.

Este periódico ha contactado con todas las partes implicadas con responsabilidad sobre la tragedia (Grupo Martín Casillas; el alcalde de San Juan, Fernando Zambrano; responsables de la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales; la Consejería de Salud; y el director de la residencia, Enrique Rodríguez) y ninguna de ellas ha querido hacer declaraciones.


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8 comentarios

  1. Antonio Higueras Aranda

    El negarse a hacer declaraciones es in síntoma de ocultación, y después de estas denuncias de lo aquí publicado, se tendría que hacer una investigación a fondo. De paso, ver que han hecho los encargados de inspeccionar un Centro; más si es concertado

  2. Ese es otro de los muchos «»chiringuitos playeros»», como el de Tona, Barcelona y muchos mas que van a salir a la palestra, donde estos impresentables, estos indecentes, estos negativos, estos satánicos sin alma, sin empatía ni amor al prójimo, tienen allí a las personas mayores como en una granja, peor aún que en una granja, sacando pingües beneficios del «»sistema apesebrado y corrupto»» enriqueciéndose a su costa y… ¡¡Si te vi no me acuerdo!!. Estos impresentables tienen que estar entre rejas y pagar lo que ha hecho y propiciado pero no s0lo con la privaciòn, sino con el dinero del que se han lucrado a costa de mucha infelicidad, sufrimiento y mancillaciòn de personas mayores, que al menos se merecen algo mejor… ¡¡Partida de impresentables y corruptos!!.

  3. Maria luisa

    Q sinvergüenzas y los familiares no se daban cuenta?haber q hacen de aquí para alante q inspecciones si antes llaman para decir q va la inspeccion

  4. M Reyes Fdz Loaysa

    No me puedo creer las condiciones de trabajo que aquí relata la primera auxiliar de enfermería que comenta en este artículo, y la injusticia tan enorme cuando dejó de trabajar allí. Y que ¿no pueda hacer nada por defender sus derechos? ¿Ni con las compañeras como testigos?? Si la dirección trata así a los residentes, personas ancianas y desvalidas, concuerda con la explotación laboral de sus empleados.
    Me alegra que los familiares fuesen de visita… Pero¿no había uno que se interesase por el tipo de cuidado que recibía el abuelo, la abuela, en esa residencia? ¿Es que era gratuita para personas sin recursos y no tenían suficiente presupuesto? Es muy triste que esto esté pasando ahí al lado, en San Juan de Aznalfarache.
    Gracias por vuestra INVESTIGACIÓN, espero que haya una respuesta contundente de la justicia y sirva para mejorar la situación en otras residencias de mayores que estén en ese plan de casa del terror.

  5. Pepa Morillo Gomez

    Todo eso q exponen esas trabajadoras son las realidades de las residencias, falta de personal, de material de higiene, la alimentación pésima y los baños a las 5 de la mañana, eso lo he vivido yo, y las inspecciónes son previamente anunciadas y todo lo ponen perfecto y mucho amiguismo entre los dueños y la gente de asuntos sociales

  6. Rocío

    De todo lo malo sale algo bueno, yo era conocedora, de esta situación, me ardía la sangre por la impotencia, me alegro…. Que por lo menos haya salido a la luz, gracias a los periodistas, soys los verdaderos héroes de este país

  7. Eliseo

    Después de leer toda esta información y saber qué mi madre estuvo un año en la residencia me pongo malo de pensar lo que viviria ella en estas circunstancias ,lo que si recuerdo es que ella decia qué la bañaban a las 7 de la mañana y qué pasaba mucho frio.Por favor mano dura con los responsables de estos actos partida de sin vergüenzas con personas mayores e indefensas

  8. YO, HE TRABAJADO COMO AX. DE ENFERMERÍA EN UNA RESIDENCIA PÚBLICA Y ESTAS CANALLADAS NO HAN OCURRIDO,PERO SI QUE EN CIERTOS MOMENTOS DE NUESTRO TRABAJO SUFRÍAMOS ESTRÉS Y, EL DIRECTOR DEL DEL CENTRO ( TAMBIÉN ENFERMERO DE PROFESIÓN ) ERA INCULTO. GROSERO. MALEDUCADO Y, UN CAPULLO INTEGRAL.

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