En estos días que nuestro gobierno sigue haciendo cambios, de igual forma que lo han hecho otros anteriormente, es insólito, demencial e irresponsable que sigamos a la baja en cultura y educación, en vez de concluir este suplicio de necedades y llegar por fin a un Pacto de Estado en educación que haga que nuestros jóvenes, futuro cercano, tengan una preparación adecuada en todos los campos, sean científicos, históricos, filosóficos, políticos, etcétera y poder competir con otros países en esta sociedad globalizada
He estado en la docencia casi 40 años. Día tras día, he sido consciente y responsable de que lo que tenía a mi alrededor. Eran personas y, como tales, había que respetarlas, exigirles y, sobre todo, quererlas y apoyarlas en todo momento.
Constantemente he pedido disculpas si en algún momento o situación me he equivocado. Nunca se me cayeron los anillos por pedir perdón delante de mis alumnos, padres o compañeros. Tampoco me he callado, y de forma educada, correcta y razonada, he expresado mis opiniones cuando observaba comportamientos y actuaciones que no favorecían el correcto desarrollo de la formación de mis alumnos. Cada persona es distinta, aunque viva y se desenvuelva en un mismo ambiente. Las circunstancias y experiencias de cada uno hacen que seamos inigualables.
¿Qué ha sido para mí la educación? Educar es poesía, ciencia y filosofía. En el aula siempre trabajé con mis alumnos para que admirasen la belleza de nuestra lengua y literatura española.
Mediante la memorización y comprensión de poesías de los mejores autores, (San Juan de la Cruz, Francisco de Quevedo, Pedro Calderón de la Barca, Félix María de Samaniego, Tomás de Iriarte, Ramón de Campoamor, Federico García Lorca, Antonio Machado, Miguel Hernández, Gabriel Celaya…), adquirieron un vocabulario exquisito. Hicieron exposiciones orales de temas elegidos por ellos mismos, de las diferentes áreas y según sus gustos. Les enseñé a que amaran la lectura y la escritura.
Disfrutar de todas las ramas científicas
De la ciencia, experimentamos en el aula todas las ramas científicas. Trabajamos el razonamiento en las distintas áreas, mediante juegos (ajedrez, tangram etcétera). Vimos el proceso de la naturaleza, criando animales (hámsteres, jerbos, canarios…) y sembrando especies vegetales en clase (árboles, arbustos, plantas de huerta…) que una vez desarrolladas, se llevaban a casa. Investigamos con bacterias (kéfir), gusanos de seda y harina. Todo esto lo realizábamos en una zona de la clase que llamábamos Rincones del Aula (rincón de geología, geografía, arqueología, de experiencia, de ajedrez y de tangram, de lectura y escritura, etcétera). Cada alumno, una vez acabada su tarea, se dirigía al rincón que prefiriera y, de esa manera, continuar con su formación según sus intereses. No olvido la ayuda de las nuevas tecnologías, que tanto están aportando al aprendizaje y a ese nuevo mundo de expansión de conocimientos.
En cuanto a la filosofía, les enseñé el valor, el esfuerzo en la vida y la misión que tenemos encomendada cada uno, para que cuando fueran adultos, aportasen lo mejor a los demás. Después de tantos años instruyendo y colaborando en la educación de nuestros jóvenes, he visto cómo los cambios sociales y políticos han influido considerablemente en la educación de toda la ciudadanía. Cada ciudadano, cada joven, es una persona y como tal debe educarse en su intimidad, en sus manifestaciones, en su libertad, en su capacidad para dialogar y, sobre todo, en su aptitud para darse a los demás. Con estas pautas mejoraremos en la reconstrucción de una sociedad más libre, más justa y más respetuosa en las ideas y en las creencias de sus ciudadanos.
Por último, decir que educar no es tan difícil, o por lo menos a mí no me lo ha parecido, la clave ha estado en exigir y dar cariño. Una sociedad de excesiva comodidad, de poco esfuerzo y exigencia está condenada al fracaso. Por lo tanto, como decía un gran filósofo y escritor, Antonio Escohotado: «Un país es rico porque tiene educación».
Ojalá que esta descripción que has hecho de la labor de un profesor, de un educador (que bonita y generosa profesión) sirva para que alguien se pare a pensar. Hemos sido unos afortunados con que nuestros niños hayan caído en vuestras manos y ellos más aún por que han adquirido unos valores y unos conocimientos que nunca olvidarán. Y un cariño al que les enseño a ser independientes que difícilmente podrán dejar de recordar. Enhorabuena por poder decir con todas las palabras: soy un educador. Y gracias por continuar con tu labor de enseñante.
Un fuerte abrazo.
Efectivamente, como bien explica don José Ramón Talero, una buena educación es esencial para el progreso de cualquier sociedad. Y la más eficaz es la que transmite, a un tiempo, curiosidad y respeto, conocimientos y valores; la que se imparte con cariño y profesionalidad, tal como durante casi 40 años ha hecho don José Ramón.
Felicitémosle y felicitémonos por ello. Maestros y maestras como él han dedicado toda su vida para ayudar a hacer mejor nuestro país.
Magnífico artículo, de un hombre con larga experiencia docente y un gran poso se sabiduría.
Yo creo que hay que saber en la sociedad que vivimos y también hay que saber qué tipo de enseñanza nos aporta conocimiento para vivir en ella de forma civilizada y realizada.
Hay que entender que lo más importante de la educación es tener conciencia de quiénes somos, de quiénes son los otros, y de como tenemos que vivir en comunidad.
Yo puedo amar la literatura, amar a los animales y desarrollar las matemáticas.
Pero eso no es suficiente.
Un profesor si puede sentir amor a esas actividades porque eso le va a dar de comer, sin embargo, alguien que tenga que trabajar como obrero tiene que tener otro tipo de enseñanza porque su oficio no está valorado, ni está bien pagado, y lo más probable es que tenga a un jefe injusto, que lo explote que le pague mal, y que le haga un desgraciado. Independiente de esto también puede ser un joven que esté en el paro y qué le resulta imposible encontrar un trabajo.
En estos casos de nada le va a servir que aprendan de memoria las poesías del Hernández o las poesías de Lorca.
Hay que preparar a los jóvenes con la enseñanza de saber que viven en un mundo hostil y que no va a ser fácil defenderse.
Que quizás haya un 20 % de la población que consiga trabajar en lo que le gusta y sin fatiga, y además tendrá unas condiciones laborales que ellos no la van a tener.
Cuando se educa en un colegio lo primero que se dice como no estudie vas a hacer un desgraciado.
Para la sociedad en general ser desgraciado es tener un trabajo de camarero, albañil, de trabajadora del hogar.
Eso es lo que te va a pasar cuando salgas de la primaria y te tengas que topar de cara con la vida…
Ni siquiera te vas acordar del colegio ni de las enseñanzas que tuviste en el, al contrario te va a parecer que todo era una broma y que realmente lo que estaban haciendo era ocultandote el mundo donde tenías que defenderte.
Por otra parte, los que aprenden en los colegios son los profesores, qué son los que hablan, los demás no desarrollan el conocimiento porque lo único que hacen es memorizar para aprobar, ni siquiera sabe qué es lo que están leyendo.
Yo estoy a favor del cambio en la enseñanza pública.
Ángeles, gracias.
Has expuesto con educación, sinceridad y
mucho respeto, lo que a mí me resultaría muy difícil decir.
Soy trabajadora, madre, viuda y con una hija
con carrera, bien educada por lo público pero está en paro.
Nuevamente gracias por los sentimientos encontrados en tu comentario.
D. José Ramón Talero, aunque ya esté jubilado, ha sido un profesor entregado y preocupado por su alumnado y puedo dar fe de ello, porque yo era uno de ellos, nos preparó, nos enseñó la verdadera historia de España, a amar la naturaleza, al igual que nos inculcó a cómo levantarnos ante cualquier situación y a tirar para adelante y no rendirnos, nos ilustraba en las clases de ortografía, historia y en cualquier otro tema con esa sabiduría que tiene, al igual que nos mostró con ahínco la educación y el respeto hacia los demás. Gran profesor, mejor padre de familia y excelente amigo, con el que poder mantener una charla distendida en cualquier momento y situación. Muchísimas gracias de todo corazón.