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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Opinión, Política

‘Pedrito chocolatero’ y su orquesta

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Pues ya está casi acabando el verano y ni rastro de ferias ni verbenas. Este año no pudo ser. Aunque quizás esa solo sea una forma de verlo… En el fondo y bien pensado, si usted se viene abajo es porque quiere, porque ‘meneíllo’ no nos ha faltado ni nos falta, oiga. Que para eso está desde el inicio de la temporada ‘Pedrito El Bonico’ y su orquesta de ministrillos guasones cantándonos el hit del momento, el ‘Pedrito Chocolatero’. ¿Que no?

Subimos el reverb para que suene a altavoz de feria y le ponemos la música de fondo propia: “Y ahora, nos vamos con la mascarilla hasta la terraza del bar, nos la quitamos para tomarnos unas cañas con los amiguetes y, después de estar bien empapados, ¡nos la ponemos de nuevo para volvernos a casa! Sí, aunque por la calle no haya ni un alma, es lo mismo… ¡Venga, vamos todos!” Tirititi-tiri-tirori-tirora… Suena el característico organillo y España entera echa un clamor, con la gracia y el arte que la caracteriza, especialmente en las ocasiones festivas, entona al unísono cerveza en mano e in birra veritas un comprometido y enérgico ¡HÉ!, ¡HÉ! Y se dobla hasta deslomarse si hace falta mientras espera por el siguiente baile, la siguiente pedritochocolatada. Ya viene, ya viene, de nuevo el reverb: “Y ahora una un poco más difícil… ¡Que empiece el colegio!

  • “Pero eso, ¿cómo va a ser, Ricardito?»
  • “No lo sé Jacinta, nosotros hacemos como los demás y ya veremos…”.

¡HÉ!, ¡HÉ!, corea la multitud, entregada. El organillo de Maese Iglesias suena como los ángeles en la tarde-noche cañí, al tiempo que con su cabello al viento y las piernas juntitas, acompaña la melodía sonriente con un suave giro de cuello. Parece una cantante de Abba. No nos extraña su buena acogida entre el público femenino, es algo inevitable. Es un macho alfa. Una versión beta de un macho alfa. Y en esto que, al otro lado del escenario, el ministro Illa nos dedica un guiño, o al menos eso creemos, uno nunca puede estar seguro. En todo caso, no se puede decir que estemos con suerte… “¡Multisectorial!”, “¡Interministerial!” grita fuera de sí la ministra Celaá, que conjuga como nadie semas y prefijos con resultados huecos cuan tinaja. Ella se lo pasa bien.

Y, cuando queremos acordar otro nuevo desafío para continuar bailando al son de este Pedrito Chocolatero, reverb: “Los niños que tengan síntomas no podrán ir al colegio y deberán quedarse en casa… Pero, pero, pero… Atención amigos, ¡que sus padres no podrán faltar al trabajo!” ¡Hé!, ¡Hé! Y así sucesivamente. Claro que siempre habrá quien se queje. Pero es que a la fiesta hay que ir con alguna predisposición, ¿a quién se le ocurre, a estas alturas, conservar el trabajo?

Y así un baile, y otro baile, una etapa y otra etapa, un absurdo y otro absurdo. No falta, eso sí, quien exprese abiertamente su disgusto y reconozca a los cuatro vientos que esto no tiene ningún sentido. Que hubiese sido mucho mejor, pero de lejos, bailar al son del Pablito Chocolatero. ¿Hay verbena o no hay verbena?


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