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Los Perte serán la herramienta clave para la recuperación.

Economía, Opinión, Política

No llores un mar, porque toca levantarse para pelear

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Podemos llorar un mar, dos océanos y tres bañeras pero el esfuerzo es estéril. La covid-19 es una pandemia de risa: 100.000 muertos, no llega al dos por ciento de la población española (47 millones). Letalidad monstruosa hubo en Europa durante la gripe española (25 millones de muertos) o la peste negra (50 millones de fallecidos). Entre cinco y siete vacunas hay y habrá en el mercado. No toca llorar, seguir quejándose y sí levantarse de veras para pelear en serio. Toda crisis es una oportunidad, histórica y única, sí, para salir adelante de otro modo

El maná (los Fondos Europeos de Reconstrucción) no es una lotería que cae del cielo cuanto un gran proyecto de reordenación y miras futuras. Se habla de un treinta por ciento “verde”, otro treinta por ciento “digital”, y lo que sobra como puros cimientos para “cohesión social” e “igualdad de género”. Reformas, inversión, ambición: otro plan de país. Un plan de inversión, en busca del stock de capital, caído tres puntos desde la última crisis financiera (no llegábamos en Bruselas a mantener la tasa de mantenimiento del capital). Impulso inversor: otro stock (verde y digital) junto al sector privado metido en el ajo como efecto multiplicador. Crecimiento de dos puntos a medio plazo. 800.000 puestos de trabajo previstos.

A corto plazo, recuperación rápida. El Gobierno quiere gastar lo máximo posible en tres años: nichos como la transición digital y el empleo no esperan. Un desafío español (cantidad que supera el seis por ciento del PIB): otro plan de país. 70.000 millones en tres años. Gastar bien el dinero será otra situación en Europa: Next Generation, nacido por accidente o por una pandemia, como proyecto frente a Estados Unidos y China. 800.000 millones para mutualizar deuda. Otra fiscalidad. Otra integración europea en el mundo cambiante actual.

La oportunidad española es europea y viceversa. Planes, inversiones y reformas (laborales). Europa es clara: unidad de mercado, laboral y ajuste de pensiones (no pide recortes sino sostenibilidad; que se puedan pagar sin terceros). Otro diálogo social sobrevuela todas las heridas. Inversiones en talento, innovación e investigación. Otro plan universitario, formativo para los desempleados, renovación en vivienda y urbanística. Una revolución económica llamada Perte (busquen en Google) donde la fusión financiera es otro trampolín. España está frente a una oportunidad que no dejará pasar. Los recursos europeos pueden arreglar este país.

Modificar el tejido productivo

Se puede modificar el tejido productivo español, madre y padre de los déficits en el crecimiento económico español,  siempre a base de burbujas de sobreendeudamiento exterior que a su vez generan otras burbujas internas que nos causan heridas cuando vienen las crisis globales. Otro tejido productivo, amplio, flexible, resistente. El desafío: generar más y mejor empleo. No hay suficientes actividades económicas para ofertar empleo al grueso de la población y, éste, cuando nace, es precario, pequeño y temporal. La calidad del empleo no puede ser precariedad. La norma la sabemos: empleo temporal, que rota excesivamente, porque las empresas españolas ajustan siempre en los cambios de ciclo (los de demanda, en su mayoría) por la vía del despido (desde abajo).

La pasta larga de Europa puede cambiar inercias. El modelo laboral español incentiva un modelo donde se compite por abajo y no por arriba. Otra formación, cualificación, armas para hacer trabajadores competitivos. Se abre como opción otra política sectorial, industrial. Otras herramientas (los Perte) que llevan a políticas estratégicas de país con palanca financiera para hacerlo. Otros proyectos productivos, desaparecidos de la economía española desde tiempo inmemorial. Europa salta hacia delante y nosotros estamos ahí, subidos al vagón. La crisis (pandemia) cohesiona al club entero.

Otro será el reto de la ejecución, transparencia y rendición de cuentas, otros serán los incentivos (público/privado, privado/privado). Las ayudas de los Ertes, sumado a la Ley del Teletrabajo, por poner dos ejemplos, ya tejen a oscuras otro diálogo social. I+D+i, por fin, gracias a este desastre. 9.600 millones en formación, 3.400 millones en I+D+I, 800 millones en Inteligencia Artificial. ¡Este país no lo va a conocer ni la madre que lo parió! La covid-19 elimina burocracia, acorta trámites, subvenciones y contratación pública son otras. La gestión de cuentas irá por delante en la barra libre. El incentivo (6 Pertes en 6 áreas: medicina personalizada, vehículo eléctrico, innovación en energía y almacenamiento, agricultura inteligente, etcétera) adopta nueva y radiante formulación. España es un río caudaloso de proyectos, con acompañamiento público.

Pura inversión (no subvención) donde las empresas pueden engolosinarse. Sectores para vencer los cuellos de botella, que aumente el flujo y el consorcio público, donde el Estado es y será accionista donde la siembra obligue. Estamos en otro mundo, gracias a un virus malo. La reconversión de puestos de trabajo obsoletos y el desempleo juvenil son hogueras encendidas. Será otra la casación entre oferta y demanda, porque será otro el tejido productivo, con la inserción de los jóvenes justo ahí. Transiciones por fin de empleo sin esperar a la explosión de la burbuja de turno (la de la construcción) con heridos a granel. Otras políticas de cualificación permanente, sí, ajenas a la manivela de ladrillo, ladrillo, ladrillo caravista… y que todo el personal deje los estudios para levantar el Tetris. ¡Adelante! ¡Desigualdad y precariedad pueden abolirse en esta baza! ¡Toca pelear!         


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