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pajaros hitchcock tres

Un fotograma de la película 'Los pájaros', de Alfred Hitchcock.

Opinión

Nido de cuervos

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Vivir para ver. Soñar para hacer. Hacer para sentir. Sentir para empatizar. Empatizar para mejorar. Y mejorar para ser feliz

No hay otro camino para digerir bien el surrealismo de la existencia. A veces las pirámides se invierten y los que más tienen son los que menos tienen. A veces, la siniestralidad de las relaciones es tan alta que todos acabamos en el quirófano de la desolación.

El bisturí de la realidad corta cualquier caparazón, por mucha cota de mallas que tenga, y penetra hacia lo más hondo, provocando secuelas irreversibles en la mente humana. Lo que antes percibías como bueno y atractivo ahora te parece insoportable. El rencor es un velo apulgarado que tizna todo lo blanco y la envidia es corrosiva para el alma.

Como los cuervos que esperan pacientemente en el parque infantil a que salgan los niños de la escuela ante la mirada aterrorizada de Tippi Hedren, nos empeñamos en estropear la hierba y convertirla en tierra quemada graznando nuestras miserias, dejando engrudos que no pegan ni con cola en un mundo cada vez más oscuro.

Insistimos en recordar efemérides negras para que no se repitan y, al mismo tiempo, nos regodeamos en el morbo de lo ocurrido: ese crimen atroz, ese accidente que costó 1.000 vidas, ese ataque terrorista del ayer que sigue repitiéndose hoy… Somos ausencia de agallas y temeridad encarnada. Somos seres fríos y calculadores, aunque la pasión nos lleve a cometer locuras de vez en cuando.

Hay demasiados nidos de cuervos en zonas libres de humo. Hay demasiados piratas arrebatando tesoros de ilusión a personas indefensas. Hay un quebrantamiento de las notas musicales que calman nuestras benditas cabezas. Maldita avaricia…

Vampiros con apariencia de misa de domingo

Soles son desamores. La gente sin escrúpulos está abierta hasta el amanecer, vampiros con apariencia de misa de domingo. Tal vez, sólo tal vez, podamos anochecer sin miedo y arrancar de nuestras pupilas la visión fantasmal de una sociedad pútrida. Untados con líquido viscoso, nos transformamos en animales mitológicos para aguantar las embestidas. Como en una película de Haneke, la esperanza se desvanece ante la vileza contemporánea. Lo crudo y rudo es duro de encajar.

Quizá algún día podamos correr hacia la luz.


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Un comentario

  1. Lucía

    Y hoy, sin un»oden», ¿habrá fecha para un futuro?
    ¿ soportará intacta el paso del tiempo, nuestra
    Amada y necesaria luz ?
    ¿ no se quedará sola, a oscuras, como la verdad?

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