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El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla. / EL LIBRE

Opinión, Política

Moreno Bonilla y su apego declarado al bipartidismo

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«Creo en el bipartidismo». Así de claro se lo dijo ayer el presidente de la Junta de Andalucía a Juan Espadas (PSOE) en la sesión de control parlamentario, menospreciando así al resto de grupos (Adelante Andalucía, Por Andalucía y Vox)

El Diccionario de la Real Academia Española (RAE) define bipartidismo como «sistema político con predominio de dos partidos que compiten por el poder«. No dice por ningún sitio que sea un sistema por el que dos partidos se miden en elecciones generales para representar a la ciudadanía y velar por el cumplimiento de la Constitución, el Estado del Bienestar y los derechos de los españoles.

El bipartidismo siempre ha tenido una connotación de pugna por el poder, y así lo remarca la RAE, que poco tiene que ver con la representación del ciudadano para garantizar y mejorar los servicios públicos básicos. Llama la atención entonces que el presidente de la Junta de Andalucía, en la sesión de control parlamentaria de ayer, le dijera a Juan Espadas públicamente que él quería otro tipo de PSOE, un Partido Socialista «creíble». «Solventen sus problemas. Creo en el bipartidismo, en las fuerzas políticas fundamentales. Quiero a un PSOE (andaluz) con autonomía e independencia para poder levantar la voz cuando se pisotean sistemáticamente los derechos de los andaluces», puso de relieve el presidente de la Junta.

A Moreno Bonilla le molesta que haya nuevos partidos, alternativas con las que haya ciudadanos que puedan identificarse más. A Moreno Bonilla le desagrada que la democracia actual, aunque sea de mala calidad, permita que los colores se multipliquen en el arco parlamentario. Porque el que se aferra al poder nunca quiere bajarse del trono y Pedro Sánchez es un buen ejemplo de ello.

Si sólo está el débil PSOE andaluz enfrente, el PP se siente ganador para seguir abusando del poder

A Juanma se le escapó esta frase, que esconde toda una historia de partidocracia de 46 años de antigüedad. En su estrategia y según las reglas del juego electorales, al PP le conviene volver a la época del Madrid-Barcelona político para que a Núñez Feijóo no le vuelva a pasar lo de las últimas elecciones generales.

Seguimos con el gran referente de las definiciones de nuestro país. La RAE define la partidocracia como «situación política en la que se produce un abuso del poder de los partidos». Moreno Bonilla quiere que sólo haya una alternativa al PP para abusar, digo gobernar, sacando pecho desde su mayoría absoluta, y observa desde esa atalaya a los partidillos que van saliendo para quedarse con su porción del pastel. ¿Y si esa tarta está envenenada?

«¿Nos vamos a la cafetería a hablar?»

Los mecanismos están corrompidos hasta sus cimientos y no hay vuelta atrás. Otro ejemplo de que poco o nada se consigue en el Parlamento de Andalucía con el diálogo y el disentimiento es la escena de los Hermanos Marx que vivimos ayer, con los portavoces pidiendo que se retiren todos los insultos y los reproches de las actas. Por momentos, no se sabía si era una sesión parlamentaria o una actuación de Una chirigota con clase, del Love y del Cabra. «¿Nos vamos a la cafetería a hablar?«, llegó a preguntar incrédula Inmaculada Nieto, porque el presidente del Parlamento, Jesús Aguirre, perdió el control de la asamblea. «¿Qué es lo que tengo que retirar?», inquirió José Ignacio García, mientras Manuel Gavira remató apostillando: «Señor Aguirre, es usted un mal presidente«, a lo que el mandamás del Parlamento contestó: «Ya lo sé«.

Y seguiremos viendo estos sainetes, que también se representan en el Congreso de los Diputados, hasta que no haya una verdadera independencia de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), una verdadera representación de la ciudadanía en las cámaras donde se proponen, discuten y aprueban las leyes y una verdadera prioridad de los problemas de la gente en detrimento de los intereses partidistas.


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