Uno de los peores servicios a la humanidad y uno de los mayores daños causados por los partidos políticos a la civilización es haber designado como responsables de las grandes instituciones, programas y empresas a mediocres con carné del partido, que habrían fracasado sin protección en la vida profesional, cuyo único y mayor mérito es ser buenos pelotas y aduladores
Es difícil encontrar un ejemplo mayor de fracaso y desastre para la humanidad y la civilización que la existencia de los partidos políticos. Desde que nacieron y se convirtieron en piezas clave del poder, el mundo retrocede y se ha hecho más violento, injusto y depravado.
Los partidos nacieron, en teoría, para llevar hasta el poder las aspiraciones y deseos del pueblo, pero desde el principio abandonaron esa tarea y se convirtieron en maquinarias expertas en mandar, disfrutar de privilegios, apropiarse del Estado y subyugar a los ciudadanos a los que tenían el deber de servir.
Sin la menor duda, los partidos son la escoria del sistema y la causa principal del fracaso de la política como constructora de un mundo justo y decente.
Friedrich Nietzsche decía con razón que el mundo siempre ha estado gobernado por fracasados, reflejando de ese modo la labor de encumbrar a los mediocres que realizan los partidos políticos con una eficacia letal. Si en lugar de haber colocado a fracasados y mediocres al frente de los gobiernos, las instituciones y las responsabilidades públicas del mundo hubieran podido contar con el liderazgo de los mejores, la actual pocilga no existiría y el mundo se parecería mucho al paraíso.
Una fábrica de mediocres y corruptos
Por desgracia y por causa de nuestra cobardía, tenemos a ministros, directores generales, presidentes, alcaldes, diputados, concejales y miles de miembros de partidos políticos con responsabilidades y poderes que no saben desempeñar y que por culpa de esa fábrica de mediocres y corruptos que son los partidos políticos conducen a la humanidad hacia el atraso, la pobreza, la injusticia y la tristeza.
Al llenar el mundo de mediocres sin valores ni grandeza, los partidos políticos están depravando y destruyendo el mundo. Todos conocemos a políticos que, sin el apoyo de sus partidos, no habrían pasado de ser vulgares funcionarios, gente inadaptada, resentidos, eternos fracasados y personas insignificantes en la sociedad civil, sin capacidad de destacar en nada.
Tipos como Zapatero, Rajoy y Pedro Sánchez no han demostrado altura suficiente ni valores ni méritos para ocupar la presidencia del gobierno de España, una nación que se ha precipitado a la peor decadencia por culpa de la manada de miserables, corruptos y mediocres que la han dirigido.
«Estamentos mafiosos»
Algunos, sin la menor piedad. definen a los partidos como «estamentos mafiosos en los que se medra lamiendo el culo adecuado para poder participar en el reparto del botín». La definición es dura, pero casi siempre ajustada a la realidad.
A los partidos, por ser la pieza clave del poder en el planeta, hay que responsabilizarlos de las guerras, las masacres, la pobreza, el hambre, el sufrimiento, la desigualdad y de la casi totalidad de desgracias y calamidades que azotan a los seres humanos.
Quien no lo crea que mire hoy a Ucrania y descubrirá que el desastre de sufrimiento y muerte que allí se despliega es obra de políticos y de sus miserables y canallas partidos políticos.
Creo que falta de todo en cantidad y calidad en este artículo: faltan monarquías corruptas, dictadores mediocres como los habidos en España, reyezuelos de las distintas autonomías, en fin, un sistema «transaccional» heredado con el asentimiento de los partidos y sindicatos.
No es cosa, únicamente, de Zapatero, Rajoy y Pedro Sánchez , aunque la podredumbre sigue creciendo.
Quizá se arregle con otro Pacto de la Moncloa, je