A menudo, los seres humanos, ante situaciones de crisis o conflictos y no siempre de manera acertada, buscamos el origen de los mismos y sus responsables. Desde nuestra experiencia profesional a través del trabajo con familias y jóvenes con problemas de conducta así lo hemos corroborado. Y, quizás, exista un paralelismo con la situación actual de la pandemia mundial que estamos atravesando
En este caso, la primera de nuestras dudas está clara: la covid-19, la pandemia que sufrimos desde primeros del año 2020, se debe a un virus de origen animal, de acuerdo a lo descrito por profesionales de la epidemiología. Pero es respecto a los responsables de su propagación donde más preocupación existe. Tranquilidad, no vamos a centrarnos en debates políticos (que, sin duda, darían para muchas líneas).
Nuestra aportación quiere poner el foco de atención en debatir sobre la culpabilidad que durante estos días estamos acarreando a la juventud, en este incesante proceso de algunos medios de comunicación y no pocas personas -adultas- por culpabilizar a nuestra población joven y posicionarlos como cabezas de turco de esta inestable situación mundial tan nueva para toda la sociedad.
Como profesora del Centro de Formación Profesional de Cesur Sevilla, estoy segura de que muchos profesionales de las distintas etapas educativas hemos compartido sentimientos de incertidumbre y miedo a un inicio de curso inquietante: multitud de dudas respecto al cumplimiento de medidas sanitarias y uso de nuevas herramientas didácticas por no hablar de cómo llevar a cabo unas clases presenciales mermadas en cuanto al contacto afectivo con nuestro alumnado, siempre preocupados en cómo motivar o hacer a nuestros niños, niñas y jóvenes enamorarse de contenidos académicos a través de unas indicaciones filtradas por mascarillas.
Proceso arduo
Desde Cesur Sevilla, como tantos otros centros educativos, siempre apostamos por la metodología presencial, confiando en la responsabilidad individual, por un lado; y colectiva, respecto a la comunidad educativa de nuestro centro. El proceso ha sido muchas veces arduo (muchas veces cansados del cumplimiento constante de medidas preventivas), pero conscientes de que, tal y como la covid-19 nos ha enseñado: lo más importante es la salud.
Desde el ejercicio de mi docencia -rol que intento desempeñar en equilibrio entre la responsabilidad y el amor que proceso a mi profesión- siento el privilegio de poder acompañar y convivir con adolescentes y jóvenes que vemos con autoestimas cada vez más mermadas a través de mensajes ocultos pero constantes que se repiten día a día, tales como: “Los jóvenes de hoy en día no tienen interés por nada” o “todos son iguales”. Y tantas veces invisibles a la sociedad, como cuando se establecen medidas de desconfinamiento que obvian la edad comprendida entre los 14 y los 17
años, generando de nuevo tanta incertidumbre a progenitores y a profesionales.
Esta situación la hemos comentado varias veces en clase. El alumnado del Ciclo Superior de Integración Social y del Ciclo Superior de Educación Infantil también se resisten a identificarse con esta imagen injusta. Es por ello que han querido ser partícipes de un estudio -casi espontáneo aunque no por ello menos veraz- que abordara qué nivel de implicación han demostrado respecto al cumplimiento de dichas medidas preventivas de salud.
Apenas un 9% de nuestro alumnado (más de 1.200 alumnos solo en la provincia de Sevilla) ha tenido que autoconfinarse por contacto estrecho con un positivo
De entre los más de 80 alumnos participantes de edades comprendidas entre los 19 y 25 años, hemos podido extraer datos significativos. A través de debates en clase -similares a los grupos de discusión, con permiso de esta herramienta de investigación social-, este alumnado reconoce cómo sus vidas han cambiado de manera sustancial para cumplir con lo exigido ante esta situación, doloridos por sus efectos colaterales con ejemplos tangibles como:
- Interrumpir sus actividades complementarias: deportivas, musicales, etc.
Aquellas que les hacían socializar de manera saludable, participativa,
constructiva. - Mermados en la posibilidad de poder completar sus itinerarios de formación reglada con la adquisición de competencias transversales vivenciales como puede ser la participación en programas de voluntariado. No puede ser casualidad que ante las -escasas, por las circunstancias- propuestas de actividades voluntarias por parte de Cesur Sevilla, como la colaboración con el Banco de Alimentos, su participación haya sido masiva.
- Desconocedores de tantas cosas… como si podrán realizar sus prácticas futuras para la tan deseada inserción laboral.
- Por no hablar de otros aderezos que parecen olvidados, pero que también ocupan un espacio en sus mochilas, justo en el bolsillo de la frustración, como puede ser el no poder celebrar el Final de Curso 2019/20 ni con fiestas, ni con viajes, ni siquiera con abrazos ….–“aprobar Bachillerato sucede una sola vez en la vida”- argumentaban.
En un cuestionario construido por el propio alumnado y donde participan 25 alumnos, se han explayado: contabilizan cómo ponen en práctica distintas medidas preventivas como un uso responsable de la mascarilla, respeto por los límites perimetrales, así como han visto disminuidas sus salidas, igualmente que tienen previsiones de seguir reduciéndolas durante las próximas vacaciones navideñas, a pesar de que les cueste mantener el contacto con sus mayores, con otros miembros de su familia y otros iguales (igualmente allegados).
Por aportar algún dato de carácter más general: durante el primer trimestre del curso actual, apenas un 9% de nuestro alumnado (más de 1.200 alumnos solo en la provincia de Sevilla) ha tenido que autoconfinarse por contacto estrecho con un positivo y los casos positivos por covid-19 no han alcanzado el 1,5% entre todo el alumnado estudiante de Sevilla.
No, no queremos ofrecer una imagen frívola ni de la pandemia ni de su propagación. Ni tan siquiera se nos ocurriría hacer un discurso vacío en favor de la irresponsabilidad. Justo lo contrario, nuestro reconocimiento a profesionales que se dejan la piel día a día cumpliendo en sus puestos de trabajo más allá de lo profesional; nuestro profundo respeto a las víctimas y a sus familiares. Sólo queremos llamar la atención sobre dos aspectos respecto a la situación actual y los días venideros que debieran ser de compartir y disfrutar:
- Centrémonos en qué indicaciones debemos seguir y en la necesidad del
cumplimiento de las medidas por la sociedad en general, no en buscar
culpables. - Visibilicemos referentes juveniles para poner su puesta en valor como agentes de cambio, como lo que son: nuestro presente y el presente de ésta, nuestra nueva realidad.
Comentarios recientes