Dos líderes muy distintos, condenados a no entenderse, y que como consecuencia están hundiendo en el dolor y el sufrimiento a miles de personas que dependen de ellos. Sus vidas son también muy diferentes. Frío y oscuro, cercano y cálido
La infancia de Vladimir Putin en Leningrado estuvo marcada por un padre ausente: un veterano de guerra que trabajaba en una fábrica y que estuvo encarcelado, y también por su estancia en un orfanato en el que sufrió malnutrición y abandono. Su familia era pobre y él se metía en continuas peleas con los chicos del barrio. En una entrevista de 2015 declaró que en aquella época aprendió una regla: «Si una pelea es inevitable, debes de dar el primer golpe«. Esto forjó su carácter, lo volvió frio y desconfiado y practicó judo no solo para aprender a defenderse, sino para demonstrar su superioridad física.
La infancia de Volódimir Zelenski fue más amable: provenía de familia acomodada: sus padres eran un profesor de informática y una ingeniera. Su abuelo era judío y el único de cuatro hermanos que sobrevivió a la ocupación alemana en Ucrania. Al contrario que Putin, siempre fue un joven extrovertido al que le gustaba ser el centro de atención.
Las diferencias entre ambos, en cuanto a experiencia política y formación, son abismales: Putin acabó la carrera de Derecho y se formó como espía de la KGB. En la Alemania del Este se dedicó a reclutar espías. Tras la desmembración de la Unión Soviética, volvió a Leningrado y se convirtió en jefe de gabinete del alcalde y ayudó a la recuperación de la economía. Posteriormente, fue nombrado presidente por Boris Yeltsin en un momento muy complicado, en medio de la guerra de Chechenia y con el país empobrecido. Logró restaurar el control federal de Chechenia y recuperó la economía.
Putin advirtió a los oligarcas rusos de que no se metieran en política bajo la amenaza de expropiar sus bienes o encarcelarlos. Reformó la Constitución a su antojo para seguir en el poder por más de veinte años. Sus enemigos lo acusan de sabotear elecciones, matar a sus detractores (envenenándolos con métodos aprendidos en la KGB) y desinformar.
Zelenski, al igual que Putin, estudió Derecho, pero no ejerció como abogado y no tenía ninguna experiencia política cuando fue nombrado presidente. De hecho, él mismo dice: «No soy un político, soy un tipo normal que viene a romper el sistema«. Afirma que no quiere ser «ni un socio corrupto de Occidente ni el hermano menor de Rusia».
En cuanto a su programa político, no quiso crear falsas ilusiones, ya que decía que «sin promesas, no hay decepción». Zelenski era actor y cómico. El nombre de una serie humorística en la que es protagonista (llamada El servidor del pueblo) fue el que tomó para nombrar a su nuevo partido político.
El secreto de su éxito en política se basaba en mostrarse como una persona cercana: «No he engañado a la gente. Se identifican conmigo porque soy abierto, me duele, me enfado. Si soy inexperto en algo, soy inexperto. Si no sé algo lo admito abiertamente».
En su serie encarna a un profesor que acaba convertido en presidente, tras un vídeo que uno de sus alumnos sube a internet sin su consentimiento y que se hace viral. En él, el profesor criticaba a los políticos corruptos. La serie, ahora considerada de valor histórico, se comenzó a emitir en España el pasado jueves en Telecinco.
La vida sentimental de Putin ha sido un misterio: estuvo casado durante treinta años con una azafata y espía llamada Lyudmila Putina y tuvo dos hijas, pero a la vez se sospecha que tuvo otros cuatro hijos con Alina Kavaeva, una exgimnasta rusa. Él nunca lo confirmó ni lo desmintió. Se piensa que tiene escondida a su amante en un búnker en Rusia o en Siberia. Sus dos hijas siempre han estado apartadas del foco mediático.
Zelenski conoció a su esposa mientras ambos estudiaban: él Derecho, ella arquitectura. Se la considera una de las personas más influyentes de Ucrania, según la revista Focus. Le apoyó cuando quiso ser actor y fundaron juntos una productora. Se casaron después de un noviazgo de ocho años y volvió a estar a su lado cuando él emprendió su carrera política. Tienen dos hijos, de 17 y 9 años, y junto a ellos permanecen en Ucrania, escondidos y amenazados de muerte, pero a la vez animan y consuelan a su pueblo a través de las redes.
Dos formas antagónicas de gobernar
Putin mantiene la distancia con sus asesores políticos, se sienta a dialogar al extremo de una mesa kilométrica frente a Macron, pero no escucha a nadie, y quiere imponer su voluntad. Zelenski abraza a sus ministros, cuelga videos enseñando las atrocidades de Putin y, como nos dicen todos los días en los telediarios, parece estar ganando al menos, la guerra mediática, y se está convirtiendo en héroe de la resistencia, al no abandonar a su pueblo. Putin habla de desnazificar Ucrania, algo absurdo, ya que Zelenski es el primer presidente judío de Ucrania. Sus mentiras no tienen límite: dice que las muertes que él mismo ha causado bombardeando indiscriminadamente a la población son un montaje.
Ucrania se desangra, se está convirtiendo en un enorme cementerio de edificios destrozados. Ojalá algún día puedan recuperar el azul del cielo y el dorado de sus campos, representados en la bandera ucraniana, y vivir en libertad.
Así lo desea su presidente, que implora a Europa que no lo deje solo: «Estamos luchando por nuestros derechos, por nuestras vidas, por nuestra libertad, por nuestra supervivencia. Demuestren que están con nosotros, que no nos dejarán caer, demuestren que son de verdad europeos. Si lo hacen, la vida se impondrá a la muerte y la luz a la oscuridad. Gloria a Ucrania».
Muy interesante el análisis de estos dos líderes. Qué inhumano Putin y por supuesto todos los que le siguen y le apoyan en esta guerra absurda que parece no tener fin, y que aprovechan para dar rienda suelta al espíritu destructivo, sádico y cruel que llevan dentro, justo como los nazis en la II Guerra Mundial. Se parte el alma cada día viendo a esas personas huir de su tierra… niños que no comprenden, ancianos que no tendrán descanso al final de sus vidas… Increíble que no se pueda hacer nada para parar esta barbarie, nada más de lo que ya se está haciendo: suministrar armas a Ucrania, dar la espalda a Rusia…
Está claro que lo que se vive en la infancia marca el carácter de las personas, y la infancia desgraciada de Putin le convirtió en una persona fría y amargada, aunque también hay quienes convierten el dolor vivido en un aprendizaje, y dentro de sus posibilidades intentan construir un mundo mejor, para sí mismos y para los que le rodean. Nada justifica lo que está haciendo.
Esperemos que todo termine lo antes posible, ya está hecho un daño muy grande, irreparable, solo queda rezar para que la destrucción no siga avanzando aún más… porque me temo que es lo único que podemos hacer… rezar. Y apoyar a los refugiados, ucranianos, sirios, no importa de dónde vengan… cada uno con lo que pueda, con su dinero, con su tiempo, al menos con su comprensión y su hospitalidad. El rechazo y el egoísmo son la semilla de todos los males de nuestro tiempo.
Yo no apoyo la invasión rusa, ni ninguna acción bélica, solo trato de entenderla.
Si quieres solucionar o entender u opinar de algo lo primero es entender a las partes.
Estás repitiendo la propaganda mediática y los argumentos que polarizan el cerebro de la gente y no encaminan a la comprensión ni solución del problema. Te quedas con la versión reduccionista de que Putin es malo, malísimo, y a los ciudadanos rusos hay que discriminarlos para que entiendan lo equivocado y malvado que es su presidente, y así el conflicto se resolvería.
Es un pensamiento muy pueril y no es digno de un intelectual o un analista.
Cuando un burro es de muchos, los lobos se lo comen. Creo recordar que la frase es de Juan de Mariana. Henry Kissinger, un político profesional que ha estado más de cincuenta años pendiente de los entramados geopolíticos, ha llegado a decir: «Para Occidente, la satanización de Vladimir Putin no es una política, es una coartada para la ausencia de una».
Carlos López Gobernado, presidente de la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses sostiene sin ningún género de dudas lo siguiente: Putin no es un psicópata, tiene la cabeza muy bien amueblada… Más que rasgos psicopáticos, yo veo motivos geopolíticos. Rusia quiere su espacio a nivel internacional y aquí hay un juego de intereses supranacionales. Coincido con ambas opiniones.
Ucrania, tras la retirada de Lenin de la Primera Guerra Mundial pasó a ser un protectorado de Alemania, el tiempo que duró esta en perder la Gran Guerra.
Las hambrunas posteriores, unos dicen que a consecuencias de Stalin, otros que si la guerra civil entre rojos y blancos y otros que si los desastres naturales que afectaron a las cosechas, más las consecuencias también de los desastres ocasionados por la Gran Guerra, etcétera.
Segunda Guerra Mundial: Hitler, con la complicidad de muchísimos ucranianos, cometieron los crímenes contra los judíos que todos sabemos y, según parece en datos que he visto, a muchos de los que sobrevivieron al Ejército Rojo, Estados Unidos los utilizó posteriormente en la Guerra Fría contra la Unión Soviética. Ahí tenemos a unos respaldados por los Estados Unidos y los ingleses y a otros respaldados por los rusos y el resto de europeos (cada uno de su padre y de su madre) estamos en medio. ¿Recuerda el BREXIT?
Por cierto también he visto por ahí los Papeles de Pandora de las Islas Vírgenes Británicas y los tejes y manejes de Volodimir Zelenski.
Un saludo.
Recomiendo lea el texto de la Asamblea General de Naciones Unidas en el Consejo de Derechos Humanos celebrado entre el 26 de febrero a marzo de 2018.
Informe del Grupo de Trabajo sobre el Examen Periódico Universal: Ucrania.
La conclusión que yo he sacado es la siguiente: las violaciones de derechos humanos que han tenido que ocurrir en Ucrania desde la disolución de la Unión Soviética han tenido que ser muy graves.
Imposible que el polvorín no estallara.
Por otro lado el 21 julio de 2021, Volodimir Zelenski promulgó una ley sobre los pueblos autóctonos que reconoce los derechos humanos y las libertades fundamentales únicamente para los ucranianos de origen escandinavo o germánicos, excluyendo de esos derechos a los ucranianos de origen eslavo. Según algunos analistas internacionales es la primera ley racial que se adopta en Europa en 77 años. He intentado buscar dicha ley aprobada según parece por el Parlamento Ucraniano y no he podido encontrarla para echarle un vistazo.
Dicha ley, el 22 de julio las autoridades rusas presentaron una denuncia contra la misma ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre la base del artículo 33 del Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales.
Finalmente le diré que los grupos radicales que han sido entrenados tanto por los unos como por los otros y que incluso han actuado fuera de ese país ( incluidos mercenarios de empresas privadas) confirman una vez más a la lucha entre sí de los Imperios dominantes.
Un saludo.