La aprobación de la eutanasia deja tras de sí una evidencia más del totalitarismo impregnado en el Estado español, cuyas gentes y prensa lo catalogan como “un logro de los ciudadanos”
El derecho es un conjunto de principios y normas que rigen el orden social de una comunidad. Estas reglas, aplicadas coercitivamente, no son el resultado de una imposición arbitraria, sino que se rigen por elementos racionales dentro de la diversidad social de la comunidad. Estos derechos, de los que ahora gozamos, son el resultado de conquistas violentas, sangrientas e históricas.
Pues bien, nos muestra uno de los mayores juristas del siglo XIX, Rudolf Von Ihering, cómo todo derecho ha sido adquirido mediante la lucha frente a quienes no los aceptaban; por tanto, todo derecho depende de cuán estamos dispuestos a defenderlo. Todas las grandes conquistas como la abolición de la esclavitud, de la servidumbre, la libre disposición de la libertad territorial, la libertad de conciencia, la libertad de pensamiento… han sido alcanzadas después de arduas luchas. Estas luchas pueden, con la entrada de la política, de nuevo, al seno de la sociedad civil a finales de la época de las monarquías absolutas estatales, generarse a través de la libertad política, siempre y cuando esta exista.
Lo que hace la política y el derecho es apaciguar la guerra. De hecho, el espacio de la política es la realidad misma, en la cual se da, lo que en las polis se llamaba consenso social, que no es más que las discusiones sobre lo que era o no justo, y que se materializaban en normas jurídicas. Cuando la base de la política se concentra en un sitio distinto que no sea la sociedad civil, se pervierte y deja de tener sentido, pues los intereses de la ciudadanía estarán opacados por los intereses propios de quien tenga el poder político. Por ello, es importante que sea la sociedad quien cree la norma y no la norma quien cree a la sociedad, y esto se consigue a través de la lucha por el derecho.
Los regímenes totalitarios maternalistas, que se centran en el Estado del bienestar, sacralizan la democracia como legitimadora de las leyes, cuando la realidad es muy distinta. Esto hace que los ciudadanos se piensen, tengan la ilusión, de que realmente conquistan los derechos que tienen actualmente. Está claro que ha habido manifestaciones por la eutanasia y que también ha sido un debate a lo largo de los años, pero, sin libertad política o sin sangre, esas réplicas de derechos que la ciudadanía clama no se materializarán en nada, a no ser que el poder político quiera que se materialice.
Quiero decir, la ley ha salido porque el poder político ha querido que salga, ergo no ha sido un logro de la ciudadanía. Ha sido Pedro Sánchez, jefe del Partido Socialista y del Ejecutivo, quien ha propuesto esta ley, la ha votado y nos la ha dado. La frase de Montesquieu de “dadle al poder ejecutivo la facultad de hacer leyes y habréis acabado con la libertad política” es cuanto menos oportuna en este caso, pues lo que actualmente nos parece de lo más normal, en países como Estados Unidos o Inglaterra sería un escándalo. Dicha libertad política es la creadora de toda libertad individual, pues esta última permite hacer todo lo que la ley atiende ¿y quién crea la ley? El poder político. De esta manera, nuestras libertades nunca serán una conquista, ni si quiera serán nuestras, pues los ciudadanos están apartados de la participación en lo público como el déspota de antaño apartaba al pueblo de lo mismo.
La ley de la eutanasia en California (Estados Unidos)
El debate sobre la eutanasia venía de hace mucho en California. En los últimos años, hubo varias propuestas de ley que no fueron aprobadas, excepto la última, que fue a raíz de Brittany Maynard, una enferma terminal de cáncer que inició campañas y movilizaciones con las que consiguieron hacer una proposición de ley y aprobar esto. No viene al caso hacer una biografía de dicha persona, más que sólo mostrar cómo es el proceso a través del cual se hace ley de una necesidad en un país con libertad política. La ley nació de la sociedad civil por una necesidad y se hizo propuesta de ley a través de la representante del distrito al que Brittany pertenecía, Susan Eggman. Fue esta última la encargada de llevar la proposición de ley para ser votada.
El proceso legislativo de Estados Unidos impide al ejecutivo hacer leyes, a no ser que sean decretos-ley que tienen que ser votados por el legislativo y en casos muy excepcionales. El ejecutivo tampoco puede votar las leyes, pues su función, y así nos lo enseña toda la teoría política, es la de ejecutar las leyes únicamente. El representante que lleva al Congreso la proposición de ley cumple una retroalimentación directa con su distrito, al que le debe sumisión, pues está para defender los intereses generales del mismo.
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