240411_CG Parlamento

La consejera de Salud, Catalina García, en el Parlamento andaluz.

Salud

La impotencia de los fisioterapeutas del SAS: «No podemos llegar a incluir, en tiempos prudenciales y terapéuticamente útiles, a los pacientes que necesitan de nuestra asistencia»

Comparte este artículo:

Un fisioterapeuta del Servicio Andaluz de Salud, que prefiere quedar en el anonimato, describe con crudeza para EL LIBRE las condiciones tercermundistas en las que realizan su trabajo, que acaba perjudicando seriamente al paciente «por la inoperancia de quien tiene que poner orden»

«Somos uno de los colectivos que, con datos en las manos, puede considerarse uno de los más denostados e infradotados en referencia tanto a material como a número de profesionales que soportan eternas e interminables listas de esperas con toda la problemática que ello conlleva para unos pacientes que necesitan un determinado tipo de tratamiento y que, en el mejor de los casos, tienen que esperar entre tres y cuatro meses para poder ser atendidos tras, por ejemplo, las cirugías más comunes con las que nos encontramos en nuestros servicios: fracturas de muñeca, prótesis de rodilla, fracturas de tobillo, accidentes cerebrovasculares, patologías cardíacas subsidiarias, etcétera», narra este profesional.

La situación tipo se puede describir de la siguiente manera, obviamente con numerosas variaciones, la mayor parte de las cuales van en detrimento del profesional y del usuario: «Salas sobrecargadas de pacientes, con fisioterapeutas que, en la mayor parte de las ocasiones, tienen que efectuar un ejercicio de maestría para poder atender de la manera más profesional y ecuánime posible al paciente que entra en su sala».

Una escena tipo tiene que ver con los excesivos tiempos de espera para que los pacientes sean atendidos: «Fisioterapeuta que viene interrumpido en su labor asistencial de manera bastante frecuente por usuario que viene a preguntar cuándo le va a tocar empezar a realizar su tratamiento, con la consiguiente pérdida de tiempo para realizar una verdadera labor asistencial».

Atención muy deficitaria

Otra situación que se repite es la siguiente: «Paciente o usuario que, en numerosas ocasiones, se ve obligado a gastar su dinero en mayor o menor medida en un compañero de la privada, ya que la Seguridad Social no atiende en tiempo y forma la necesidad de tratamiento fisioterápico de la persona susceptible de usar el servicio público asistencial y que, cuando llega a tu sala, ya sea de hospital o de centro de salud, te tira de la oreja día sí y día también porque le has llamado a los varios meses de realizar la primera visita con el Servicio de Rehabilitación y, siendo en este caso el último eslabón de la cadena en este servicio, se vierten la mayor parte de las responsabilidades en tu persona porque el usuario, podemos entenderlo así, con alguien tiene que descargar su malestar«.

En el momento en el que el servicio recibe una queja por la tardanza -que no por la calidad del tratamiento- en incluir al usuario en el servicio, «es cuando recibimos la llamada pertinente de quien corresponda para decirnos que fulanito de tal ha puesto una queja porque no lo llamamos, que es el momento de meterlo en tratamiento porque, de no ser así, volverá a poner una nueva hoja de reclamaciones».

«El que protesta, para adentro»

«Es espectacular el criterio de inclusión de los pacientes en sala: el que protesta, para adentro; el que, por respeto, por pensar que nunca lo vamos a llamar o el que comprende tu situación y te dice «cuando usted pueda, me llama», sigue callado y acata los meses y meses de espera, terminará por ser llamado cuando ya sus tejidos o fracturas hayan creado tales durezas (fibrosis es el término técnico) y limitaciones de movimiento, retrasos en la adquisición de la función de la articulación y postergación de la incorporación a su mundo laboral, por poner un ejemplo. Le toca seguir y seguir esperando o bien gastarse los cuartos en el fisio privado porque no llegamos, señoría, no podemos llegar a incluir en tiempos prudenciales y terapéuticamente útiles a los pacientes que necesitan de nuestra asistencia», denuncia el fisioterapeuta del SAS.

Y, ¿a quién le van a preguntar? ¿en qué puerta vienen a pegar para preguntar para ser atendidos? «Acuden a nuestra consulta, a nuestras salas de fisioterapia, que es el último destino de quien tiene que recibir tratamiento y no se plantan en las puertas de quienes están por encima de ti, de quienes tienen el poder de poder contratar o no a personal de nuestro sector porque Sevilla no los autoriza», revela.

«¿Y Sevilla ha autorizado la anquilosis de su prótesis de rodilla? ¿Y Sevilla ha autorizado las secuelas de su fractura de muñeca que le impiden desarrollar con garantías su labor profesional? Es la misma Sevilla la que también autoriza el pago de la tan cacareada productividad«, que es un complemento que se percibe por cumplir una serie de objetivos.

La ignominia en la gestión clínica

Este profesional del SAS denuncia las cortapisas que los mandos intermedios ponen al trabajo diario con tal de cobrar el máximo de productividad: «Habida cuenta de que aún conservo copia de lo firmado en uno de los años para percibir la productividad, que te hagan firmar que uno de los objetivos es NO CREAR GASTOS A LA UNIDAD DE GESTIÓN CLÍNICA, que así se denomina a los profesionales de un servicio concreto, se puede entender en nuestra parcela de la siguiente manera: «No pidas muchos electrodos para la electroterapia y reutiliza los que tienes»; «no pidas muchos neurotaping o vendajes neuromusculares que tampoco está la cosa para despilfarros»; «¿serías tan amable de reutilizar todo lo que puedas con tal de que no me genere gasto, aún cuando sea material personal e intransferible del paciente?».

El fisioterapeuta denuncia que, si no hay quejas formales de los pacientes, el servicio sigue adelante, aunque los jefes sepan que es un servicio precario: «Otra manera de gestionar la disminución de gastos es no contratar. Si este servicio ha funcionado sin hojas de reclamaciones durante este año y nadie se ha quejado es que funcionará bien. Nada más lejos de la realidad. La realidad es que, si no se protesta, si no se exige a la Administración y a sus dirigentes que se destine el dinero a lo que realmente importa (y la salud importa), no estamos avanzando para nada en la consecución de conseguir un buen sistema de salud, en una de sus parcelas».

Hacen falta 570 fisioterapeutas en toda Andalucía

Por cierto, con respecto al tan cacareado Plan de Refuerzo de Atención Primaria, se deben generar alrededor de 570 puestos de nueva creación en todo el sector fisioterápico andaluz, desde Huelva hasta Almería, antes del comienzo de 2026. A día de hoy, siguen los mismos trabajando. «Suponemos que todos se incorporarán de golpe el 31 de diciembre de 2025 para poder cumplir con el plan», responde con ironía el fisioterapeuta.

Un último aspecto es la acumulación de los pacientes en listas de espera en las que, en función del centro de salud, hospital o lugar de referencia se van acumulando en un cajón de sastre en espera de, a veces, «suplicar tu tratamiento porque hay gente que no puede más, que ve que su mano, su hombro, su pie, su rodilla, su tobillo o su dedo se va a quedar inservible simplemente por la inoperancia de quien tiene que poner orden en este mundo de la fisioterapia, en el que el usuario medio entra cuando ya poco o muy poco podemos hacer».


Comparte este artículo:

2 comentarios

  1. 👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼 Totalmente de acuerdo. Pienso igual y estoy viviendo en mi Hospital lo mismo que el Fisioterapeuta que nos lo cuenta. Gracias por darle voz a nuestra realidad

  2. ANTONIO LUQUE

    Soy Fisioterapeuta y no trabajo en el SAS, pero todos conocemos como son los servicios publicos de Fisioterapia…este compañero ha descrito una realidad y una situación que es la que existe. Hay que darle las gracias tanto a él como al periodista que ha publicado la noticia por mostrar el día a día de la Fisioterapia en el SAS

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*