En el prólogo de su escrito ‘Alegría: la felicidad que surge del interior’, Osho nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la felicidad humana a través de una anécdota y varias observaciones profundas
Esta reflexión nos lleva a cuestionar nuestras creencias sobre la felicidad y la infelicidad, la conciencia y la meditación. A continuación, exploraremos estas ideas con mayor profundidad, analizando cómo pueden transformar nuestra vida cotidiana y nuestra búsqueda de la verdadera felicidad.
La paradoja de la felicidad humana
En la anécdota inicial, un paciente felizmente casado y con una vida aparentemente perfecta es enviado a un psiquiatra porque su felicidad parece sospechosa. Este relato subraya una verdad perturbadora: la felicidad genuina es vista con escepticismo, mientras que la tristeza y la infelicidad se consideran estados más naturales y creíbles. Esta percepción es un reflejo de nuestra cultura y sociedad, que a menudo valoran el sufrimiento y la lucha como indicadores de una vida significativa.
Freud, tras décadas de estudiar la mente humana, concluyó que la felicidad es inalcanzable y que, en el mejor de los casos, solo podemos reducir nuestra infelicidad. Aunque su perspectiva puede parecer pesimista, Osho argumenta que esta visión refleja la realidad de la mayoría de las personas. Sin embargo, él ofrece una visión alternativa: los seres humanos tienen el potencial de ser más felices que cualquier otro ser en el planeta debido a nuestra capacidad de conciencia.
La libertad de elegir
La conciencia nos da la capacidad de elegir entre la felicidad y la infelicidad. A diferencia de los árboles y los pájaros, que son felices de manera automática e inconsciente, los seres humanos tienen la libertad de decidir su estado emocional. Esta libertad, aunque poderosa, es también peligrosa porque conlleva una gran responsabilidad. Según Osho, muchos han fracasado en utilizar esta libertad de manera constructiva, lo que resulta en una prevalencia de la infelicidad.
Osho sugiere que la meditación se convierte en una necesidad solo cuando no elegimos ser felices. La meditación es una herramienta para curar una mente perturbada, pero una mente que ha elegido la felicidad de manera consciente no necesita meditación; la meditación surge de forma natural. Esto plantea una pregunta crucial: ¿cómo podemos elegir la felicidad de manera consciente en nuestra vida diaria?
La relación entre religión y felicidad
Otra observación intrigante de Osho es la relación entre la felicidad y la religión. Él argumenta que la proliferación de religiones y templos es un síntoma de la infelicidad humana. Una persona verdaderamente feliz no necesita una organización, templos ni iglesias porque percibe todo el universo como un templo. La felicidad transforma cada acción en una oración, cada momento en un acto de meditación. Yo le diría a Osho que la religión es el encuentro de Dios con el hombre, que solo reconoce quien tiene fe, pero le doy la razón en que la estructura oculta la genuina relación personal con Dios, en una colectivización de algo tan personal como la consciencia.
Una vida vivida con felicidad auténtica en un encuentro con Dios es lo importante y eso no debe ahogarse con estructuras religiosas externas. En lugar de buscar consuelo en rituales y doctrinas, una persona feliz encuentra sentido en la interioridad de su consciencia y hay que proyectar esa fe en vivir con plenitud en las actividades cotidianas. Este enfoque redefine la espiritualidad como un estado de ser más que una práctica ritualizada.
La meditación como un estado natural
Osho utiliza la analogía de un niño que se distrae en clase por el canto de un pájaro para ilustrar cómo la meditación y la atención plena surgen naturalmente cuando estamos verdaderamente interesados en algo. La verdadera meditación no es una práctica forzada, sino un estado de profunda atención y disfrute.
Cuando nos obligan a concentrarnos en algo que no nos interesa, nuestra mente se rebela y busca distracciones. Sin embargo, cuando estamos comprometidos con algo que realmente amamos, la meditación surge sin esfuerzo. Esto sugiere que para ser meditativos, debemos primero encontrar y seguir nuestras pasiones y verdaderos intereses.
El camino hacia la felicidad
Para Osho, la felicidad es el estado fundamental del ser humano y la infelicidad es un desvío de nuestra naturaleza intrínseca. La clave para alcanzar la felicidad reside en la autenticidad: vivir de acuerdo con nuestros verdaderos deseos y pasiones. Este camino hacia la felicidad puede requerir decisiones difíciles y un cambio radical en nuestro modo de vida, pero es esencial para una vida plena y satisfactoria.
Osho nos desafía a reevaluar nuestras prioridades y motivaciones. En lugar de perseguir el dinero, el poder y el prestigio, debemos buscar lo que realmente nos hace felices, aunque no tenga valor económico. Esto puede significar cambiar de carrera, adoptar nuevos hábitos o dejar de lado expectativas impuestas por la sociedad.
Conclusión
Las reflexiones de Osho sobre la felicidad, la conciencia y la meditación nos invitan a reconsiderar nuestra relación con estos conceptos. La felicidad no es una quimera inalcanzable, sino un estado natural que podemos elegir conscientemente. La meditación y la religión, en lugar de ser fines en sí mismos, son resultados naturales de una vida vivida en auténtica felicidad.
Al comprender y aplicar estas ideas, podemos transformar nuestra existencia cotidiana, encontrando alegría y plenitud en cada momento. La verdadera felicidad, según Osho, no es solo posible, sino que es nuestro derecho innato como seres humanos conscientes. La elección es nuestra: podemos optar por vivir en infelicidad o podemos abrazar la libertad y la responsabilidad de ser verdaderamente felices.
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