Espectáculo deportivo ‘made in Spain’ en un país donde hay pena de muerte y no existe libertad electoral

La Supercopa de España se ha celebrado por segunda vez en Arabia Saudí, el país del mundo con menor libertad electoral, en una operación de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) que solo se entiende desde el punto de vista de hacer caja a lo bestia

Los millonarios del mundo del fútbol llevan un tiempo llorando por las esquinas porque el meganegocio del fútbol ha ido a menos. Es vox populi el enfrentamiento de Florentino Pérez y otros presidentes de grandes clubes de fútbol con la UEFA para irse de la Champions y fundar una Superliga, una especie de NBA en la que solo puedan jugar los poderosos. Un poco como los niños pijorros que echan del campo de futbito de césped a los que vienen del barro del extrarradio, mirándolos por encima del hombro: «Nosotros somos la elite, chaval«.

Pues a esa elite, que sigue teniendo sueldos obscenos en los tiempos que estamos viviendo, parece que quiere unirse un exfutbolista grancanario que fue presidente de la Asociación de Futbolistas Profesionales (AFE) y ahora preside la Real Federación Española de Fútbol (RFEF): Luis Rubiales, que defendió a capa y espada a los clubes modestos durante años frente a los continuos impagos y ahora no tiene escrúpulos de sentarse junto a un monarca absolutista en tronos dorados para ver esa especie de Final Four copiada del baloncesto que ha supuesto la Supercopa de España. De España, sí, de España, pero celebrada en Riad.

Las mujeres en Arabia Saudí no pueden elegir pareja ni casarse sin el permiso de su padre o tutor

Solo algunos datos para que los que asocian el turbante y la chilaba solo con los petrodólares sepan qué se cuece en esta nación asiática en términos políticos y de derechos humanos: Arabia Saudí es un país que ha recibido siempre duras críticas por parte de muchas organizaciones internacionales por el trato hacia las mujeres, ya que no pueden transitar libremente por los espacios públicos.

Según denuncia Amnistía Internacional (AI), la mayoría de las mujeres tienen que vestir en público una abaya. Esta indumentaria consiste en una túnica larga negra hasta los tobillos y un velo para cubrir la cabeza y el pelo que deja al descubierto solo parte del rostro. Todo por la obligación de no exhibir ninguna parte de su cuerpo y no mostrar su identidad. La policía religiosa del país, la mutawa, vigila que las mujeres vistan de manera apropiada en los lugares públicos, penalizando de diferentes maneras a aquellas que no lo hagan. Además, las mujeres en Arabia Saudí no pueden elegir pareja ni casarse sin el permiso de su padre o tutor.

Hay pena de muerte

También es uno de los países que más aplica la pena de muerte en el mundo, incluyendo a los menores de edad. Principalmente, se aplican por violación, tráfico de drogas, la posesión de animales en su domicilio o la homosexualidad. Arabia Saudí ha ejecutado a 40 personas entre enero y julio de 2021, más que durante todo el año anterior, denunció Amnistía Internacional.

Según un informe presentado por la organización de derechos humanos, este incremento obedece al final de la presidencia saudí del G-20, que la monarquía del Golfo cedió en diciembre de 2020 a Italia. El descenso de ejecuciones registrado durante 2020 se debió a una «operación de relaciones públicas» de las autoridades saudíes, de acuerdo con el texto de AI. Todas estas restricciones políticas hacen que el país sea considerado como un Estado no libre.

Aún hay más. Según el estudio de la Fundación para el Avance de la Libertad titulado La libertad electoral en el mundo (2018-2020). España y Andalucía. Recomendaciones principales, que aborda de manera conjunta las tres ediciones publicadas hasta el momento del Índice Mundial de Libertad Electoral (IMLE), correspondientes a los años 2018, 2019 y 2020, los 10 países del planeta con peor desempeño en materia de libertad electoral siguen concentrándose en el sudeste asiático, Oriente Medio y el África Subsahariana. Arabia Saudí es el país del mundo con menor libertad electoral en un ranking por la cola en los que se encuentran Corea del Norte, Emiratos Árabes Unidos, Somalia, Palestina, China, Eritrea, Qatar, Sudán del Sur y Brunéi.

Todos ellos son habituales en las peores posiciones del ranking absoluto. Así, en Brunéi, Eritrea, Qatar, Arabia Saudí y Palestina no se celebran elecciones parlamentarias ni presidenciales. De hecho, el Sultanato de Brunéi representa un caso particularmente extremo al respecto, pues no ha celebrado elecciones legislativas directas desde 1962, y sólo a nivel local son elegidos unos órganos consultivos cuyos candidatos pueden ser además vetados por el régimen. En Somalia y China se celebran elecciones parlamentarias, pero el voto es delegado (indirecto).

Patadas al sentido común y a la normativa covid

Volviendo al idilio de la RFEF con el rey Salmán bin Abdulaziz, la decisión desesperada de Rubiales por sacar pasta con la organización de la Supercopa en este país con visos dictatoriales le ha llevado a enfrentarse frontalmente con Amnistía Internacional y ha tenido detractores de peso. Sin ir más lejos, la anterior secretaria de Estado para el Deporte, Irene Lozano, llegó a decir: «No es una decisión del Gobierno, pero Arabia Saudí no es el lugar donde yo organizaría la Supercopa. No tenemos que normalizar este tipo de espectáculos en países que vulneran los derechos humanos».

Asimismo, Arabia Saudí no aplicó su requisito de que los visitantes que entren al país cuenten con la pauta completa de vacunación contra la COVID-19 para que los jugadores españoles pudiesen competir en la Supercopa de España. «El deporte genera excepciones«, defendió el bueno de Luis Rubiales en una entrevista el pasado viernes.

Privar a los españoles de verlo en vivo

Otro aspecto negativo de esta boutade de Rubiales, que se cree por momentos el Adam Silver del fútbol español al llevar el maravilloso espectáculo del fútbol patrio -ya sin los grandes cracs- al lejano Oriente, es que los pacos y los pepes de la taberna no han podido desplazarse a verlo en vivo. Pero tampoco han podido aquellos aficionados de esos cuatro equipos (Real Madrid, Atlético de Madrid, Athletic Club de Bilbao y FC Barcelona) que son de clase media. ¿Quién puede costearse, en plena crisis sanitaria, social y económica, un billete de ida y vuelta a Riad más tres noches de hotel? Pues eso, con mi pelota solo juega quien yo quiera.

Habrá que reírse, a partir de ahora, cuando los dirigentes de la RFEF y los presidentes de esos cuatro clubes digan esa frase manida de «el fútbol es de los socios» o «el fútbol es de los aficionados» o «el público es soberano«… Soberana ha sido la guantá sin mano que les han dado a todos esos amantes del balompié que han tenido que verlo todo por la tele.

El exilio se llama 40 millones de euros para las arcas de la Federación que, eso sí, dará una parte al fútbol base. Pero es dinero que proviene de un país que pisotea continuamente los derechos humanos y donde las desigualdades son flagrantes. Por cierto, ganó el Madrid, el Real Modric fue el MVP y nadie le vio el poco pelo que le queda al Rey Emérito que, recordemos, sigue allí en su exilio dorado entre bailes del vientre, petrodólares y jaimas de seda. ¿Podrá el otrora salvador de la democracia en España instaurarla allí? Lo sabremos en el próximo capítulo de Enredo.