Como dice un refrán muy castizo español, nos acordamos de santa Bárbara cuando truena. Pues bien, con la que está cayendo en toda nuestra geografía peninsular, me gustaría recordar y reiterar a todos los ciudadanos la necesidad de mantener siempre en nuestra mente estos consejos:
Desde niño he visto cómo tanto en los bosques, como en los campos de cultivo se han hecho siempre, en momentos puntuales, unas tareas fundamentales para evitar incendios e inundaciones. Se empleaban a miles de personas que vivían de esta labor, fundamental para todos. Parece que actualmente, con centenares de personas en paro que necesitan trabajar, no hay puestos para realizar estas tareas. ¿Por qué? Ahí van una serie de recomendaciones:
- La limpieza anual de bosques, con sus podas correspondientes, cortes de árboles secos y arbustos que proporcionan beneficios para la energía sostenible de biomasa. La construcción de cortafuegos es fundamental para que se detengan los incendios, en caso de producirse. No olvidemos más inversión en tecnología, con sistemas de detectores, alarmas y drones, ante conatos de fuegos.
- Legislación fuerte para evitar compras de maderas, ampliación de campos para pastos y zonas para construcción de urbanizaciones.
- La imprescindible obligación de mantener siempre a nuestros ganados limpiando esa hierba que, seca, es pólvora en un incendio. Hay que ayudar a ganaderos y pastores para que siempre mantengan sus ganados en las sierras y en los campos.
- Limpieza de riberas de los ríos, cauces y pantanos. Plan para que no se construya jamás en los aledaños de arroyos, ríos etcétera. Se evitarían desastres económicos y personales muy importantes.
- Atender a los autóctonos de los pueblos rurales y de sierra: ellos son los sabios de su entorno y son los verdaderos protectores de nuestros ecosistemas.
- Sin ofender a nadie, aconsejo a los técnicos en montes y prevención de incendios que estén menos en sus despachos y más en contacto con el campo y sus gentes, allí se ve in situ lo que puede ocurrir y su prevención.
Por último, hago un llamamiento a toda la población por la necesidad de controlar el gasto del bien más preciado: el agua. Veo cómo se riega en las calles de los pueblos y ciudades, cómo se hace gasto abusivo en llenar piscinas, en vez de mantener su agua durante el año, cómo se consumen cientos de litros en duchas, en cisternas de baño o en un simple lavado de dientes, etcétera. Por favor, hay pantanos que están a menos de un 30% y ya se están haciendo cortes de suministro de agua en muchos pueblos. Si educamos en familia, colegios y por parte de los medios de comunicación de la necesidad de todo lo expuesto, seguro que todos ganaríamos.
Esta imprescindible llamada de atención sobre el cambio climático que nos hace el docente don José Ramón Talero se ha repetido infinidad de veces en todas y cada una de nuestras aulas y, como en el célebre cuento, nadie da crédito a que viene el lobo, aunque sus aullidos no nos dejen dormir.
Los devastadores incendios forestales, las muy frecuentes olas de calor, la pésima gestión del agua, el intensivismo agrícola y ganadero, el consumo descontrolado de recursos,… son evidencias de la relación enfermiza que mantenemos con la naturaleza.
No vamos bien. Y, desgraciadamente, mucho peor nos va a ir. Qué le vamos a hacer. Tanto a la naturaleza como a la humanidad nos tocará, por las malas, aumentar nuestra resiliencia.
Todas esas medidas están sobradamente contrastadas por la sabiduría popular amén de por los ingenieros de montes y demás personal técnico. Creo que habría que plantearse la necesidad de que el personal que está cumpliendo penas privativas de libertad salieran a las 7 de la mañana, ya desayunados y regresaran a las 19,00 horas para tomar una cena frugaz y descansar para poder limpiar mañana *más y mejor*
Muy oportunas tus palabras, José Ramón! Esperemos que vivamos esos consejos.
Así es. Efectivamente. Todos los días asistimos a las lamentaciones correspondientes. Como si los incendios apareciesen por generación espontánea. Pocas o ningunas palabras a las causas y persecución de las mismas ni a tomar las medidas cívicas que sean necesarias a vigilancia alguna. De inmediato, «el cambio climático». Esto no me gusta nada.
Muchas gracias por vuestras opiniones, ojalá el sentido común y el de responsabilidad personal ,aparezca muy pronto y de esta forma cambiar este panorama . Saludos cordiales
Todo eso está muy bien, pero medidas para frenar el cambio climático no ha dicho nada…no sé si usted comparte la misma idea que algunos escritores de EL LIBRE de que el cambio climático es natural y que sucede cada equis tiempo…
Gracias de nuevo por su opinión…lo que señalo en mi escrito son consejos y a la vez medidas para poder encontrar ese equilibrio entre la Naturaleza y el Hombre. Saludos