El Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) publicó ayer que la Consejería de Salud y Consumo ha cesado al jefe de Psiquiatría del Hospital Virgen del Rocío, Benedicto Crespo Facorro, de su cargo de coordinador del Plan Integral de Salud Mental de Andalucía. Antes de ser destituido, Crespo concedió una entrevista a EL LIBRE, en la que desgrana algunas claves que pueden arrojar luz sobre esta sorprendente decisión de la consejería
Partiendo del desarrollo y la experiencia acumulada de los diferentes planes de salud mental, la Consejería de Salud y Consumo publica en BOJA que «está realizando un nuevo plan tras la identificación de los principales problemas de salud mental que presenta la sociedad y a los que se debe hacer frente, para dar respuesta a los proyectos y retos que se deben abordar para la mejora de la salud mental en Andalucía».
El Decreto 198/2024, de 3 de septiembre, por el que se establece la estructura orgánica de la Consejería de Salud y Consumo, en el artículo 6.c) atribuye a la Secretaría General de Planificación Asistencial y Consumo el impulso, dirección, supervisión y control de las políticas de salud mental y adicciones.
«Dada la necesidad de seguir desarrollando el Plan Integral de Salud Mental de Andalucía, se estima conveniente nombrar a la persona que coordine su implementación, agrupe todos los proyectos e impulse su desarrollo», argumentan desde la Secretaría General para destituir tanto a Benedicto Crespo como a Luis Pizarro, adjunto al coordinador del plan.
En esta entrevista, realizada con anterioridad a su cese, Crespo contesta algunas preguntas clave acerca de la eficacia asistencial en la salud mental andaluza.
-Convénzame de que la Consejería de Salud apuesta de verdad por coger el toro por los cuernos en materia de salud mental…
-Se está escribiendo un nuevo documento, que es el Plan Estratégico de Salud Mental y Adicciones. Y está calendarizado para que salga a finales de este año. Saldrá con una serie de acciones financiadas para desarrollar en los próximos cuatro o cinco años. También se están invirtiendo fondos para toda la actualización de la infraestructura, de los centros y de las unidades y para la separación de los circuitos de menores y de adultos; se está trabajando en el Plan de Prevención del Suicidio, del que hay que hacer balance en diciembre. En ese plan, estamos trabajando con los institutos de Medicina Legal para un mapeo a tiempo real de los suicidios consumados en Andalucía, que tiene mucha utilidad a la hora de tomar decisiones clínicas; el plan de respuesta (código suicidio); trabajamos el tema de la posvención; también trabajamos con los medios de comunicación para la correcta divulgación de las noticias de salud mental…
-¿Hay suficiente dinero?
-Quisiéramos tener más dotación de recursos económicos. Nosotros no necesitamos grandes aparatajes, sino personas: terapeutas, psicólogos, psiquiatras y enfermeros. En eso estamos trabajando con las consejerías pertinentes, para poder dotar económicamente de manera digna el Plan de Salud Mental.
-¿Están los sanitarios de salud mental suficientemente formados?
-La calidad y la capacitación de los profesionales de la salud mental es excelente, pero faltan profesionales. Ahora mismo habría que dotar a la plantilla de profesionales de salud mental para llegar a unas cifras equiparables de otras comunidades autónomas, porque ahora mismo estamos muy por debajo.
-Entrevisté el año pasado a una enfermera que me contó que, ante la falta de profesionales que usted ha recalcado, los responsables de la Bolsa del SAS llaman a sanitarios que no tienen la formación específica en salud mental y, si se niegan, les penalizan. ¿Es eso cierto?
-Es un tema laboral complejo. Hay determinadas unidades, como por ejemplo Salud Mental Comunitaria, donde es obligatorio que la enfermera tenga el título de especialista. Pero luego hay otras unidades, como Hospitalización y Unidades Terapéuticas, donde no es obligatorio. Y ahí llevan años con litigios a través de los sindicatos. Entiendo a las dos partes, pero son decisiones que a mí se me escapan. A ver cómo se regula esto… Hay gente que lleva trabajando muchos años en Salud Mental que no tienen el título de especialista, pero están muy cualificados. Se ha intentado que haya una regularización, pero habrá un momento en el que alguien, políticamente, diga hasta aquí y de aquí para allá. Y hay una ventana de determinados profesionales que no se pudieron acreditar porque no habían cumplido el mínimo de años, pero que ahora están dentro del sistema y es muy difícil decirles que no.
-Teniendo en cuenta el carácter especial de una enfermedad mental y el abanico dispar de dolencias y síntomas que existen, ¿cómo se gestiona el número de camas y la compartición de habitaciones?
-Aquí, en el Virgen del Rocío, hace unos años las habitaciones eran triples, pero desde hace dos años y medio son dobles. Hemos reducido el número de camas y eso implica un ajuste a nivel ambulatorio, porque ya sólo son de dos en dos. Ahora tenemos una unidad de adolescentes y ya solamente, de manera excepcional, cuando no hay sitio en el área de adolescentes, éstos ingresan en la de adultos, pero siempre en habitación individual (el adolescente nunca comparte con un adulto). El tema de la humanización es importante y lo estamos afrontando tanto a nivel andaluz, con la separación de circuitos, como a nivel local, donde se entiende que las habitaciones triples no tienen cabida ya. Vamos a tener aquí alguna habitación individual para casos de agitación o de infección, pero te digo que, a nivel nacional, serán muy pocos los que tengan habitaciones individuales. Estamos evolucionando hacia una humanización y hacia una normalización. La planta de Salud Mental del Virgen del Rocío tenía rejas en las ventanas y las estamos remodelando. Lo primero que dijimos fue: «Rejas fuera». Esto no es una cárcel.
-Pero el Virgen Macarena es el único hospital de Andalucía que tiene todavía habitaciones triples…
-El Macarena está también en esa lucha de poder remodelar la planta y ofrecer un modelo de menos masificación. Están intentando buscar los presupuestos para hacer obras y luego, los espacios. La tendencia es que estemos todos ahí, en esa convergencia: habitaciones dobles como máximo y, si puede ser, algunas individuales para casos puntuales.
-¿Cuáles son las dolencias más frecuentes que sufren los enfermos que están aquí ingresados?
-Tentativas de suicidio, descompensaciones psicóticas, cuadros de personalidad y depresiones. En cinco diagnósticos tenemos la mayoría de las hospitalizaciones. La idea es poder separar las plantas por diagnósticos: llevar a una planta la psicogeriatría, depresión, intento de suicidio, que no necesiten gran contención, y a otra, los cuadros agudos, para que una persona de 70 años con un cuadro depresivo no tenga que compartir habitación con un chaval de 20 años que tiene un cuadro psicótico y que está agresivo. Vamos a intentar hacerlo, si podemos, en el futuro.
-¿Cómo se convive con los convictos que acarrean una enfermedad mental y tienen que ser ingresados en un área de Salud Mental?
-Todas las personas que tienen sentencia firme van al módulo de San Lázaro (Sevilla capital).
-¿Cómo están gestionando la hospitalización de larga duración y las pocas plazas existentes en las residencias terapéuticas?
-Para personas con enfermedad mental grave en estadios avanzados de la enfermedad y con algún tipo de disfunción asociada, sí que hay un tapón, porque las plazas de hospitalización de larga estancia están concertadas con un hospital de Málaga y son un número finito, 100 para toda Andalucía. En el tema residencial, las camas están muy ocupadas, saturadas. Se está intentando trabajar con Faisem en hacer una política de sacar pacientes de los centros residenciales del SAS, porque lo habitual es que la persona llegue y de ahí no salga. Pueden llegar allí, se quedan, van mejorando y pueden bajar a otro grado de menor supervisión, pero esa salida no se está produciendo de manera fluida. Si no salen, no pueden entrar otros. Y estamos trabajando con Faisem para intentar desbloquear esta situación. Hay que decirles a las familias que esto no es una residencia de por vida, sino una solución temporal.
-Aparte de los cuidados estrictamente sanitarios, ¿de qué otra forma se puede ayudar a los pacientes mentales?
-A veces, lo que los pacientes necesitan no es tanto sociosanitario sino otro tipo de recurso que el movimiento asociativo puede dar. El movimiento asociativo hace también su papel terapéutico para cubrir las necesidades de pacientes y familiares con talleres ocupacionales, recreativos y clubes deportivos, que ayudan a un determinado perfil de paciente a llevar una vida más plena.
-¿Cómo se equilibran la terapia y los fármacos en la balanza asistencial?
-Depende de la patología y del estadio de la patología. No tiene nada que ver una persona que tenga una descompensación aguda, un trastorno mental grave que tenga que estar hospitalizada por aumentar la restricción, que esa misma persona tres meses después, cuando esté estabilizada y haciendo una vida normal. Dependiendo de la patología y del estadio de la patología, la dimensión medicación va más alta o la dimensión psicoterapia va más alta. Yo le explico a los residentes que esto es una escalera que, dependiendo del momento, tiene unos peldaños de un color o de otro.
-¿Cuántos enfermos suele haber en el área de Salud Mental del Virgen del Rocío al año?
-Nosotros hacemos entre 700 y 800 ingresos en cada unidad al año (sólo unos 18 pacientes por cama al año), por lo que son estancias largas, un índice de rotación corto. La gran mayoría son personas que recuperan su vida.
-¿Qué puede contarme de la terapia electrocompulsiva? ¿Cómo ha avanzado esa técnica?
-Nosotros damos electroshock. Valme da. Y Macarena da. Si alguien de los antitech entra conmigo en esta terapia y ve a una persona que no habla, que está inhibido, que lleva tiempo sin comer y luego lo ve a las tres semanas, dice: «Milagro». Ésa es la psiquiatría y la salud mental. No todo es fracaso, sino personas a las que ayudas a llevar una vida normal. La gran mayoría recupera mucha de su trayectoria vital.
-¿Derivan ustedes a pacientes a áreas de Salud Mental de la sanidad privada?
-Nosotros no, porque somos un hospital de tercer nivel. El único concierto en salud mental que hay ahora mismo en Andalucía es con San Juan de Dios de Málaga para medias estancias (un máximo de seis meses). En el momento en que prevemos que un paciente no va a resolverse en un plazo de 30 o 40 días aquí, intentamos que coja una plaza allí, pero hay pocas.
-Por último, ¿cómo se va a solucionar la falta de recursos humanos en la salud mental?
-Tenemos que pedir más fondos, pero luego ser muy responsables a la hora de la gestión de los fondos. Hay que hacer un análisis de las necesidades de Andalucía: ¿qué tiene y dónde lo tiene? Y, a partir de ahí, empezar a diseñar crecimiento de los recursos a nivel de espacios y de profesionales. Eso sí, tampoco se puede crecer sin inversión. Si no tenemos recursos, cómo vamos a tratar a personas con riesgo de suicidio si no se contrata (que se está contratando). En los últimos tres años, Andalucía ha contratado 212 profesionales, una cosa inédita. Y ahora estamos pendientes de la contratación de otros 106, que espero que suceda a principios de 2025. Pedimos más, pero también vamos a optimizar lo que tenemos.
La Salud Mental son palabras mayores, todo es poco para tratar a la diversidad de enfermos. Espero que el «Jefe de Psiquiatría» siga ejerciendo en su hospital. Excelente entrevista.