En la mañana de ayer, representantes de los barrios obreros de Sevilla se volvieron a concentrar en la Plaza Nueva, a las puertas del ayuntamiento, para reivindicar su derecho a tener energía eléctrica en sus hogares. La plataforma apunta que la Junta de Andalucía (Jorge Paradela es el consejero de Industria, Energía y Minas) tiene «un papel ilegítimo de defensa de los intereses privados de un monopolio»
«Endesa sigue en una actitud incalificable, condenando a miles de familias a vivir en la precariedad total, mientras se enriquece con miles de millones de euros a nuestra costa, faltando a las necesarias inversiones en unas infraestructuras absolutamente obsoletas», comentan desde la Plataforma Barrios Hartos.
Los vecinos, que llevan soportando cortes de luz desde hace años, denuncian que la Consejería de Industria, Energía y Minas no mueve un dedo para solucionar el problema: «Somos conscientes de que esta lucha nos enfrenta a un Goliath dispuesto a todo, a sabiendas de que cuenta con el apoyo de la principal institución, que está obligada por ley a garantizar los suministros básicos a la población. Desde Barrios Hartos señalamos a la Junta de Andalucía en un papel ilegítimo de defensa de los intereses privados de un monopolio del cual los usuarios no podemos escapar. De igual manera, la corporación municipal se muestra indiferente al sinvivir que esta situación genera, lavándose las manos ante un problema que achaca a las propias condiciones sociales de los barrios obreros. Denunciamos esto como un acto de cinismo, pues la degradación paulatina que vemos extenderse en los barrios es una consecuencia de su propia política de abandono, desde la cual se atacan los servicios públicos y se generan el paro y precariedad que sufrimos la clase trabajadora. Los barrios obreros somos víctimas de sus decisiones, no lo culpables».
Las consecuencias de la privatización total del sector eléctrico
Tanto la posición de la Junta como la de la actual corporación municipal no les sorprenden, porque «fue su partido (PP) el principal defensor hace más de dos décadas de las bonanzas de la privatización total del sector eléctrico, poniéndolo a merced de los intereses capitalistas privados y subordinando el mantenimiento de las infraestructuras a éstos. Ahora tenemos las consecuencias».
«Denunciamos que mientras el Ayuntamiento de Sevilla nos vuelve la espalda, se gasta verdaderas fortunas en alumbrados decorativos en las distintas fiestas, en cambiar las farolas de los barrios turísticos, pero mantiene las calles de los barrios obreros a oscuras. En nuestros barrios el alumbrado público se apaga día sí y día también. Un problema que estamos comprobando que no solamente ocurre en Sevilla, sino en numerosos pueblos y ciudades. Siempre donde vivimos trabajadores se están dando este tipo de problemas», agregan.
La anunciada auditoría por parte de la Junta de Andalucía para final de año, encaminada supuestamente a verificar el estado de las infraestructuras de distribución eléctrica, sigue retrasada. Este hecho en sí mismo demuestra la dificultad para firmar técnicamente un veredicto previamente establecido por el consejero Jorge Paradela en línea con su insistente argumento «basado en la criminalización de los barrios obreros«. Para Barrios Hartos, este hecho demuestra que la propia operación técnica «está levantando incidencias indefendibles». «Estamos presenciando la ejecución de verdaderas chapuzas durante la propia auditoría con el fin de tapar los aspectos más evidentes que apuntalan las tesis defendidas por los vecinos en cuanto al estado de los transformadores y el tendido eléctrico«, denuncian.
El abandono de las infraestructuras no responde más que a la política de la empresa «de obtener los máximos beneficios a costa de las familias trabajadoras«. Esto aplica, tanto a los trabajadores que emplea directa o indirectamente a través de subcontratas, como a los usuarios.
«Estamos ante una aberración que exigimos se solucione. No puede ser que padezcamos la consecuencias de las decisiones de un monopolio privado del cual no tenemos escapatoria. Endesa detenta el 98% de la distribución en toda Andalucía, y es sólo ella la que decide dónde invertir y dónde no, en función de sus ganancias privadas. Exigimos soluciones inmediatas y no lavados de cara ante una auditoría que están retrasando porque es indefendible lo que se están encontrando», sentencian.
Los representantes de Barrios Hartos hablan alto y claro: «Las chapuzas que están haciendo no las habíamos visto antes, sin que además solucionen los continuos cortes que sufrimos. Mientras tanto, el alcalde y la Junta de Andalucía siguen defendiendo a la empresa que el PP terminó de privatizar completamente a cambio de un precio de saldo que recuperaron con creces a través de facturas abusivas».
«Exigimos que el Gobierno Central tome cartas en el asunto en base a las responsabilidades compartidas en cuanto a infraestructuras básicas que otorga. Ya van muy tarde», apostillan.
Artículo da una información que no se ajusta a la realidad. La máxima de cualquier periodista que se precie de serlo, es la » OBJETIVIDAD «.
Sí que se ajusta a la realidad, puesto que los vecinos no se manifiestan por gusto: llevan años padeciendo los cortes de luz por la falta de inversión de Endesa, una empresa que tiene beneficios multimillonarios a costa del sudor del obrero, abusando siempre en el precio del kilovatio/hora. Lo de la marihuana es verdad, pero no pueden pagar justos por pecadores.
Y la versión tanto de la Junta como de Endesa la hemos dado en artículos anteriores (lea los hipervínculos). Un saludo.
PD: Debe usted saber, señor que no da su nombre al poner el comentario, que la objetividad en periodismo NO EXISTE. Hay que tender a ella, pero lograrla al cien por cien es una quimera, porque todos escribimos desde un punto de vista, con el foco puesto en un colectivo, persona, asociación, equipo o institución. Y el periodista, en el uso de los vocablos y las expresiones, tiende a decantarse siempre hacia el lado de la injusticia y del dato más llamativo desde su formación (para eso existe una carrera universitaria), su sentido común y su experiencia vital.