Sería una fantasía que la farmacéutica que creó la Viagra fuera la que sacase la primera vacuna eficaz contra el coronavirus. Subir el ánimo es fundamental en estos tiempos endebles, poco sólidos. Hay algunos sueños que deberían hacerse materiales. Y en esto llega Pfizer y dice que su vacuna tiene un 90 por ciento de eficacia. Después de un tiempo tan duro, está bien que la cosa se destense y llegue la ilusión más placentera
En estos tiempos donde la química sexual se busca a través de una pantalla. Donde nuestras carcasas están a prueba del resbalón más libidinoso de nuestros dedos. Yemas demasiado sensibles. En definitiva, utilizar Tinder para tener con quien tender nuestros cuerpos.
La química la podemos buscar fuera, pero también dentro de nosotros. No hay sustancia que más enganche que lo virtual. Uno cree ver, pero está viendo lo que sabe que no es. Pero mentirse a uno mismo es lo único que nos hace soportable la realidad. La verdad no existe, es una justificación a nuestras frustraciones. La serie Expediente X decía que “la verdad está ahí afuera”. Lo que está claro es que ninguno la tenemos.
No es nada interesante la verdad de las cosas, pero eso no significa que tengamos que engañarnos. Si una mujer viste con ropa escotada y muestra una voluptuosidad evidente, y cuando se desnuda, ésta desaparece bajo un sujetador con relleno, o tenía el truco de una operación estética, no pasa nada. Embellecer la realidad es una de las obligaciones que tendríamos que tener todos los seres humanos. En la libertad de esa mujer nadie debe meterse.
Lo mismo debe pensarse de la erección masculina. Si la salud no permite la natural reacción ante un estímulo sexual, está bien utilizar los recursos a nuestro alcance. Que la verdad del cuerpo no te estropee una sensación extracorpórea. En la película Martín H, uno de los personajes decía que había que follarse a las mentes. Yo le añadiría un matiz: hay que follar con la mente. Es más, es lo que hacemos a los que no nos falla la imaginación.
Y esta noticia de la vacuna de Pfizer no hace otra cosa que eso. Follarse a nuestra mente. Un placer momentáneo que, mientras dure, será eterno. Esperemos que la realidad pueda confundirse con ella. Una cura para salvarnos a todos. Una orgía universal.
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