Menos trabajo, más tiempo libre, ver menos a tu jefe o a ese compañero de trabajo que te cae gordo… Suena genial, es genial, vende que te cagas, así nos votan todos, hasta aquellos a los que les caemos mal
Modificando la frase de Unamuno podríamos decir: «¡Que produzcan ellos!». A mí dejadme tranquilo y los problemas los dejamos para nuestros hijos, nuestros nietos o para Rita la cantaora. Siguiendo con las frases célebres, a Winston Churchill se le atribuye la frase: «Muchos miran al empresario como el lobo que hay que abatir, otros lo miran como la vaca que hay que ordeñar y muy pocos lo miran como el caballo que tira del carro». Pues eso, ¿alguien está pensando en quién tira del carro?
Vayamos a un caso práctico: un camarero que cobra 8 euros a la hora, si trabaja 40 horas a la semana, cobrará 320 euros a la semana, 1.280 € al mes. Pero si ustedes piensan que el mayor problema de España es que tenemos demasiados camareros, pues pensemos en alguien que trabaja en la industria 40 horas a la semana a 18 € la hora, cobrará 720 € a la semana y 2.880 € al mes. Si tampoco les gusta la industria, pues pongamos el ejemplo de un programador informático que cobra 20 € a la hora. Si su jornada laboral son 40 horas semanales cobrará 800 € a la semana y 3.200 € al mes. Con estos ejemplos, el lector ya habrá captado que trato de transmitir dos ideas fundamentales:
- Cuanto mayor es la capacitación de un trabajador y el nivel de maquinaria y tecnología que es capaz de emplear, mayor es su salario. Por tanto, si alguien quiere progresar en su carrera laboral, adquirir nuevas habilidades relacionadas con el manejo de maquinaria más productiva y con el empleo de nuevas tecnologías, debería ser su principal preocupación.
- Si cualquiera de estos trabajadores pasa a una jornada laboral de 32 horas a la semana, sus salarios se verían reducidos aproximadamente un 20 % pasando a ganar 1.024 €, 2.304 € y 2.560 € al mes para el camarero, el trabajador de la industria y el programador informático respectivamente. En resumen, esos trabajadores serían más pobres y, en su conjunto, el país también será más pobre.
¿Es posible que se redujese la jornada laboral sin que los trabajadores fuesen más pobres o sin que se empobrezca el país en líneas generales? Si posible es, pero ni es rápido ni se va a producir porque lo diga tal o cual político. A fin de cuentas, el camarero, el trabajador de la industria y el programador informático trabajan las mismas horas, pero el tercero cobra 2,5 veces lo que el primero. ¿Por qué? ¿Hay un complot mundial en contra de los camareros? No, sólo que la productividad laboral real del camarero, del trabajador de la industria y del programador informático son diferentes. Es decir, un trabajador de la industria o un programador informático producen más riqueza en 1 hora de trabajo que un camarero, aunque también necesitan más inversión en maquinaria, ordenadores y programas informáticos que un camarero. Entonces, esto de la productividad laboral real ¿qué es? así que, recordando la canción de Melendi:
…Y si el trabajo dignifica o deja de dignificar / Si no sé lo que esto significa / ¿Qué c*** más me da?…
Por si no sabemos qué significa eso de la productividad laboral real, vamos a explicar qué significa. Este valor indica de forma agregada (una media ponderada para todos los trabajadores de un país, de un sector o de una empresa) la cantidad de dinero que se produce por trabajador y año o por hora trabajada. Señores no se engañen, los salarios no se fijan en el BOE por el gobierno de turno ni se suben a base de decretazos. Si a un gobierno se le ocurriese subir los salarios por ley por encima de lo que producen esos trabajadores (y descontando el coste de los demás factores de la producción como la energía, equipos y maquinaria, software…), lo que ocurrirá es que las empresas cuyos trabajadores produjeran menos de lo que en teoría deben cobrar, sólo tienen dos caminos:
- Cerrar y echar todos los trabajadores al paro y, en ocasiones, irse a otro lugar en el que se sientan más valorados.
- Pasarse a la economía sumergida y demás ilegalidades que permitan seguir trabajando sin cerrar y despedir a los trabajadores, pero ya los hemos sacado del sistema y volverlos a integrar sería muy difícil.
Y ya que sabemos lo que es eso de la productividad laboral real. ¿Cómo esta España en comparación con los países de nuestro entorno? ¿Vamos bien? Pues depende de qué aspiraciones tengamos. Si miramos la progresión desde 2009 a 2019, estamos por debajo de la media de la Unión Europea y de la Eurozona tanto en productividad anual por empleado (Figura 1) como en productividad horaria (Figura 2). Por no llegar, no llegamos ni a la mitad de los 33 datos mostrados (estamos en el puesto 18), así que no hace falta ser muy ambicioso para querer algo mejor y poder equipararnos a países de nuestro entorno como Alemania, Austria, Países Bajos o Francia.
Si ustedes tienen un poco más de ambición (que dicho sea de paso no es malo siempre que sea sana), igual están lo suficientemente motivados para creer que podemos aspirar al pódium y hablar de tú a tú con Noruega, Irlanda o Suiza. Nuestros colegas irlandeses lo creyeron en 2009. En 2010 yo estuve estudiando allí y la situación a simple vista era relativamente mala para nuestros estándares de vida, con mucho comercio cerrado e incluso algunas personas jóvenes pidiendo en la calle. Sin embargo, ellos han llevado una política de incentivos fiscales a la actividad empresarial derivada de la inversión nacional y extranjera para generar un ecosistema tecnológico muy competitivo, llegando a estar casi a la par de Noruega en productividad.
Si el lector aún sigue aquí sin pensar que soy un desalmado empresario cuyo único objetivo es explotar trabajadores para enriquecerse y fumar puros a pares, sepa que, cuando aumenta la productividad laboral real de un país, lo que ocurre es que también aumentan los salarios, y si no me creen, sigamos con el ejemplo de Irlanda y España. En Irlanda, en 2019, los ingresos medios por unidad familiar oscilaban entre 35.000 €/año y 75.000 €/año, mientras que en España esos mismos ingresos oscilaban entre 20.000 y 45.000 €/año (Eurostat, 2020b). Si se fijan en la Figura 3, en cuanto al crecimiento de la productividad, no vamos muy bien en los últimos tiempos, sobe todo si descontamos el rebote tras la caída durante pandemia.
Si ustedes tienen hijos en edad universitaria y/o de incorporación al mercado laboral, sabrán de sobra que una parte del talento que se forma en España se ha ido y se sigue yendo a empresas europeas donde, literalmente, se dan tortas por nuestros mejores trabajadores universitarios y no universitarios. Si piensan que es que nuestros trabajadores son peores que los de cualquier otro país, descarten esa idea inmediatamente. En primera persona he tenido la ocasión de estar con estudiantes y trabajadores de otros países europeos y no europeos y no tenemos nada que envidiarles. Lo que sí podemos envidiar y deberíamos pelear por tener es un tejido empresarial productivo con capacidad de atraer, contratar y mantener a trabajadores con talento que cobran altos sueldos y que hacen que mejoremos nuestro desempeño económico como país. Igual así, eso de pagar las pensiones o la ingente deuda que hemos adquirido y continuamos adquiriendo para mantener un gasto público en ocasiones sin control no se haría tan cuesta arriba.
En fin, ese tipo de cosas que nos importan a los españoles de a pie y que a nuestros políticos y a la mayoría de medios de comunicación parece que les da bastante igual. Sin embargo, con una deuda pública de 1,6 billones de euros y creciendo, lo que supone el 110,38 % del PIB y para ser más claros, que cada español incluidos ancianos, niños, bebés, discapacitados y cualquiera con DNI español que se crucen por la calle debe 32.226 € (Expansión, 2023). Ya se pueden imaginar que si no lo hacemos bien (y si lo hacemos bien puede que también) las probabilidades de que esto acabe como una mala pesadilla empiezan a ser considerablemente altas.
Resumiendo, si reducimos la jornada laboral semanal a 32 horas, puede sonar muy guay, genial ¿no? Y esto ¿tiene algún efecto secundario? Pues vuelvan a la figura 2. Si trabajamos menos horas en conjunto, generamos menos riqueza dentro del país y por lo tanto seremos más pobres. Para llegar a esta conclusión, multipliquen el número de horas que se trabaja en total en el país por la productividad en €/h, si la productividad no crece, y en los últimos años ha crecido poco (Figura 3), y las horas trabajadas bajan, seremos más pobres, no nos engañemos. Si además seguimos sin intentar ser punteros en la adopción, diseño, creación y fabricación de tecnología, nos iremos quedando atrás poco a poco y empezaremos a parecernos más a Bulgaria o Macedonia que a Noruega o Irlanda.
Por favor, piensen más como sus padres y sus abuelos, si hemos llegado hasta aquí y tenemos un buen nivel de vida actual, en buena parte se lo debemos a ellos, a su trabajo y al incremento de la productividad laboral que se ha producido en las últimas décadas en nuestro país. Sin embargo, si lo que queremos es pulirnos la herencia que nos han dejado ellos o, mejor dicho, repartir la riqueza que ellos han generado entre todos sin ser capaces de generar riqueza por nosotros mismos, entonces debemos ser conscientes de que el futuro que nos espera no es nada esperanzador y que la responsabilidad de lo que ocurra será exclusivamente nuestra.
Sin dejar atrás que al reducir la jornada laboral y teniendo en cuenta la limitación de las horas extras, la empresa se ve obligada a contratar a más personal. Es un coste añadido para la empresa pero medallita para el gobierno que baja el paro y aumenta los ingresos fiscales con un solo tiro. Pero también es un arma de doble filo.
Si, en vez de generar riqueza, intentan repartir lo que hay, y si somos más pobres, pues a joderse toca.