Las hay de color rojo, aunque no demasiadas. No ves por la calle muchas de color rojo, pero los pocos que las lleváis parece que lo hacéis para llamar la atención. Algo escondéis, en realidad
Las hay de casi todos los colores, azules, amarillas, verdes, que podrían representar tu forma de ver el mundo, pero sobre todo las blancas, no las negras. Esas las lleváis mucha gente; tienen por lo general mala pinta, por eso debes usar las blancas, no las negras. Cuidado, que esas van a por ti, con sus símbolos y correspondencias.
La A es el negro de la noche, la E es el blanco de la pureza, el rojo de la I es la vida, el azul de la O es el cielo, el verde de la U es la marea. Todo ello son vocales y colores, todo concentrado en un cuarto de su cara. Lo tenéis casi todos, ya solo te quedan los ojos para hablar. En el fondo, para qué te vas a engañar si todo es blanco, todo es negro, todo te perturba, las gomillas presionando tus orejas, el insoportable vaho de tus gafas, la presión sobre tu nariz, tu voz quebrada, escurridiza…
Todo tiene sentido, nada tiene sentido, porque qué es una cara que no es una cara completa. Al menos puedes asomarte al mirador de sus ojos, fijarte en ellos, en las caras de las gentes, en los ojos que a veces destapan su cara, en unos ojos inhumanos de tanta belleza, desprendidos de un burka infinito, sublime cuando te quitas el antifaz. Se abren las puertas a un mundo extraño, bello. Aparece, tímida, la nariz, pero da igual porque vas buscando de nuevo sus ojos. Cuánta hermosura perdida detrás de esos instrumentos de tortura, cuánto dolor por no poder besar sus labios. Cuando ya parecía que te ibas a librar de ella, aumentan las cifras. Regresó la Navidad con el mejor regalo posible y te la tuviste que calzar otra vez. Tus ojos volvieron a pasear, tu cara a tres cuartos de piel, tu rostro recreado, una, otra vez, tus besos ahogados, la transpiración en tus palabras y la invención de esos ojos que nunca llegaste a ver…
En boca callada no entran moscas
Sordxs, ciegxs y mudxs.
Nos dejan el Terror
Se llevan la Ternura.
Lo contrario de la palabra
no es el silencio,
sino el ruido.