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Una imagen de la Plaza Mayor de Salamanca. / EFE

Cultura, Opinión

Plazas mayores (IV): Salamanca, ciudad universitaria, y su grandiosa Plaza Mayor, merecedoras de ser visitadas

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Salamanca, situada a orillas del río Tormes, cuenta con una gran antigüedad; parece que sus primeros asentamientos humanos (algo dispersos, sin formar una unidad) se dieron sobre el cerro de San Vicente hace unos 2.700 años; pero, ya como núcleo habitado, su fundación se debe a los vacceos, pueblo celta, en el siglo IV a C. Bastante después, estando los romanos en nuestra Península, la conquistaron y formó parte de la provincia Lusitania y se la conoció con el nombre de Helmántica

Muy pronto fue tomando notoriedad debido a su situación en el recorrido de la Vía de la Plata, que atravesaba el núcleo urbano de norte a sur, llegando a ser importante centro comercial. Como necesidad por el tránsito de personas y mercancías, los romanos construyeron sobre el río un hermoso puente que aún está activo.

El principal núcleo primitivo de la ciudad se formó sobre la loma situada entre los arroyos de los Milagros y de San Pablo; en la parte más elevada había un alcázar dominando el puente romano por el que entraba la calzada de la Vía de la Plata. Estaba amurallada y cerca de la parte posterior de la iglesia de Santa María de la Sede se fue formando una plaza en la que se instaló un mercado estable, por lo que fue denominada Plaza del Zoco o de Azogue Viejo.

Ante el evidente crecimiento expansivo de la ciudad, interesaba buscar un lugar que fuese más centro geográfico donde ubicar el mercado. El sitio elegido fue donde ya existía una plaza, tras la parroquia de San Martín, con las ventajas de facilidad de acceso por estar prácticamente equidistante de las puertas de la muralla y de gran parte de las calles principales, así que esa plaza sustituyó a la del Zoco o Azogue. Por todo ello, la Plaza de San Martín hubo sido el origen de la Plaza Mayor actual.

A ella se había trasladado ya el Concejo, aunque la Casa Consistorial propiamente dicha no se levantó hasta que lo ordenaran los Reyes Católicos en 1485. La plaza no fue solo el lugar del mercado; se había concebido también para la celebración de espectáculos y festejos ciudadanos.

Obras de acondicionamiento

Más adelante, en el mes de mayo de 1729 se iniciaron las obras de acondicionamiento de la nueva Plaza Mayor, según permiso concedido por Felipe V. El Consejo de Castilla era el organismo que dictaba las ordenanzas de urbanismo acerca del trazado de calles y plazas de la ciudad, su alcantarillado, empedrado del suelo, aceras, edificaciones…

El Corregidor encargó el proyecto al arquitecto Alberto de Churriguera. Para el mencionado acondicionamiento se siguieron los modelos de ordenamiento urbano de la Plaza Mayor de Madrid, la del Ochavo de Valladolid y de la Corredera de Córdoba. Como se ha ido viendo en dichas plazas, y en la de Salamanca, pasan de la primitiva idea de simple mercado a ser foros para reuniones y/o celebraciones de actos y espectáculos, por lo que se hacen necesarios no solo soportales para establecer comercios, sino numerosos y amplios balcones para acoger a los espectadores de actos públicos. Ambas necesidades quedan cubiertas por la grandiosidad y belleza de la Plaza Mayor salmantina, que es unánimemente elogiada como una de las mejores de Europa.

Su forma es rectangular, de notable extensión, cuenta con 88 pórticos de medio punto sobre unos fuertes pilares de piedra con medallones.

El edificio del Ayuntamiento fue proyectado en 1745, siendo el artista García de Quiñones quien dirigió la construcción, durante la cual tuvo diversos cambios o retoques. Está situado en el lado del norte; su maravillosa fachada es la de un palacio barroco de tres plantas, la primera o baja es el pórtico de cinco elevados arcos, en la segunda está el amplio balcón presidencial y, culminando el edificio, en el año 1752, se alzó una espadaña que ocupa la parte central de la balaustrada; en sus tres huecos se pusieron campanas, bajo la central se instaló el reloj. A los lados de la espadaña se colocaron cuatro esculturas para representar a la agricultura, el comercio, la industria y la astronomía.

Rarísimo sería no encontrar personas en la plaza cualquier día y a cualquier hora, bien sean autóctonas o visitantes, o grupos de universitarios, casi 32.000 jóvenes que cursan sus carreras matriculados en las diversas facultades de su prestigiosa universidad. Y no es raro encontrarse con la música y la alborotada alegría de alguna tuna. Casi se puede afirmar que esta plaza tiene su vida propia.

La ciudad de Salamanca ofrece además la oportunidad de una serie de interesantísimas visitas: sus dos catedrales, la Universidad, la Casa de las Conchas, La Clerecía o Colegio Real, Convento de San Esteban, palacios, Casa Lis, etcétera. Su Universidad -de prestigio internacional- junto a las de París, Oxford y Bolonia, fue una de las primeras en Europa. Su fundación se remonta al año 1218, en el que el rey Alfonso IX de León creó las Scholas Salamanticae.

Ella fue centro intelectual clave en los siglos XV y XVI, uno de los más prestigiosos del Occidente, tanto, que se llegó a crear la siguiente frase: Quod natura non dat, Salamantica non praestat.

En su historia, siempre contó con sobresaliente profesorado, en el que destacan nombres como Francisco de Vitoria, Fray Luis de León, Francisco de Salinas, Antonio Nebrija, Beatriz Galindo… Hasta llegar a Miguel de Unamuno, que fue su rector en amplio período del primer tercio del siglo XX.

Emociona estar ante su preciosa fachada plateresca y, mucho más, acceder a su fantástico interior. Casi a finales del siglo XX, la parte de Salamanca conocida como ciudad vieja fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

En esta gran ciudad se han ido creando varios centros científicos; por nombrar alguno, lo haremos con el Centro de Investigación del Cáncer.

En la actualidad sostiene vínculos académicos y culturales en diversos países, tales como el Centro Cultural Hispano Japonés, el Centro de Estudios Brasileños y el Instituto de Estudios de Iberoamérica.

Conocer algunos de los pueblos de su provincia es algo digno de realizar cuando se tenga o cree la oportunidad, tales como Alba de Tormes, La Alberca, Béjar, Ciudad Rodrigo, Ledesma u otros, consultando alguna guía. Recuerda siempre: leer y viajar con sentido aumentan tu cultura.


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Un comentario

  1. José Ramón Talero Islán

    Verdaderamente, extraordinario artículo. Buen estudio histórico y gran análisis de la formación y desarrollo de Salamanca. Enhorabuena y saludos cordiales.

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