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Una imagen alegórica de la esclavitud en la Antigua Roma.

Cultura, Opinión

‘Nexum’, una conexión muy romana

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Imagínese usted a un moroso cualquiera de cualquiera de los países ribereños del mar Mediterráneo… pongamos España. Este señor lleva ya décadas sin poder pagar sus deudas, a pesar de los muchos préstamos que ha recibido de los bancos y de las muchas ayudas del Gobierno que finalmente no sirvieron para nada. Imaginemos, por ejemplo, a un humilde panadero de barrio que no llega nunca a fin de mes y que apenas puede alimentar a su familia de tres hijos y esposa. Yo, desde luego, me lo imagino. Imagino también que puede llegar un momento en el que ya este hombre no pueda pagar nada de nada. Puede incluso que, ya por fin, le hayan embargado sus posesiones. Puede, por tanto, haberlo perdido todo…

Pero podría ser peor. Sí que podría. Podríamos estar viviendo en la España (en la Hispania) de hace veintitantos siglos, en la época de la República Romana. Por aquel entonces no se andaban con chiquitas. Si transcurría el periodo legal de vencimiento de una deuda importante, ya fuera por el Estado o por un particular, se ejecutaba automáticamente la figura jurídica denominada nexum (conexión). Según esta, el deudor pasaba a ser una propiedad más del patrimonio del acreedor. De hecho, el nuevo amo podía alquilarlo, venderlo o incluso torturarlo y matarlo. Y todo ello dentro de la ley. Parece algo absolutamente cruel (que lo es), pero tampoco debemos caer en el presentismo histórico, esto es, analizar los hechos del pasado con los ojos del presente. De hecho, la esclavitud en el mundo antiguo, en general, era considerada algo perfectamente normal, algo natural y sometido a las mismas leyes aplicadas a los objetos.

Marco Terencio Varrón (116-27 a. C.) fue un caballero romano, polígrafo, militar y funcionario, cuya vida fue perdonada por César al término de la Segunda Guerra Civil. Publicó en el año 37 a. C. De re rustica (De las cosas del campo), cuyo título deja a las claras la temática del mismo. Era un tratado totalmente exhaustivo sobre cómo se debían manejar las propiedades agrícolas y, en especial, sobre el trato de los esclavos sometidos. Era necesario que este debiera estar bien regulado y organizado. Por ello, entre otras cosas, Varrón decía que el cultivo de los campos debería hacerse mediante tres clases de herramientas: la clase de las herramientas sin voz (carros), las herramientas semivocales (bueyes) y, por último, las herramientas con voz (esclavos). Si no fuera por la gravedad del asunto, uno casi sonreiría ante el mero pensamiento acerca de estas cosas parlantes que no parecen pertenecer a la especie humana, según Roma.

La punta del iceberg

Aun así, tampoco podemos renegar de nuestro pasado histórico romano, puesto que somos herederos suyos a casi todos los niveles: cultural, lingüístico, político, artístico… No obstante, el nexum y la explotación agrícola inhumanos son solo la punta del iceberg de un fenómeno mayor de barbaridades históricas. Sin embargo, no debemos olvidar que, aunque con otras caras, desde que el hombre es hombre y hasta la mismísima actualidad, la esclavitud ha estado siempre presente a lo largo de la historia: el trabajo en servidumbre, el trabajo forzoso, la explotación sexual, la trata de personas, el trabajo infantil, el matrimonio infantil y forzado, etcétera.

Con lo bien que me caían los romanos


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